p.o.v.HueningKai
Me desperté de golpe, mi cabeza me dio un par de vueltas antes de situarme en la estancia en la que me hallaba esa tarde de un treinta de diciembre. Levanté la cabeza del hombro de mi padre que también se había quedado dormido, echando la cabeza hacia atrás y con la boca medio abierta.
Estábamos solos en la habitación de HyunJin esperando a que se despertara, los demás estaban en casa descansando para la misión de esta noche. Todos habíamos rotado para dejar a los demás descansar, pero en realidad era una excusa poco creíble y a la vez egoísta. Solo queríamos compartir el mismo aire que HyunJin, asegurarnos de que descansaba y se recuperaba favorablemente de aquel episodio.
Miré de nuevo a mi padre, dormido como un tronco. Y me reí.
-Jefe de la mafia y el padre del actual y marido de la antigua capo – reí levantándome de la silla – y unos mierdas para vigilar.
Me froté los ojos un par de veces antes de mirar a HyunJin, las constantes las tenía bien, el suero caía perfectamente por la vía y su respiración era normal. Se le notaba cansado, incluso habiendo dormido más de nueve horas seguidas seguía pareciendo cansado. Lo sabía por ese ceño fruncido, y esa tensión en la que estaban sus larguiruchos y finos dedos. Los cuales toqué con los míos hasta que enredé su mano con la mía.
Lo miré pasando saliva. Había pasado por mucho, solo y sin nadie, el tormento que había en su cabeza era enorme según su psicólogo, y todo eso lo había pasado aislado de su realidad, de nosotros. Lo único que deseaba ahora mismo era que se despertara, que viera que estábamos todos con él, que se podía enfrentar a sus demonios con nosotros en la retaguarda.
Quería que despertara, me mirara, me abrazar y besara los labios. Quería que todo fuera como antes.
Volví la cabeza hacia la ventana cuando escuché un ruido de unas cuerdas, algo deslizándose por ellas. Entrecerré los ojos intentando escuchar mejor, agudizando el oído.
Lo único que veía era el sol poniéndose en el horizonte detrás de los grandes rascacielos de la ciudad de Seúl. La nieve caí blanca y pura en los tejados y la brisa se llevaba los copos fríos.
Solo cuando vi un pie en la repisa de la ventana saqué la pistola de mi cinturón.
-Papá – lo llamé y él se despertó de golpe. Lo oí estabilizarse en la silla, la cual había tambaleado por el movimiento brusco del cuerpo de mi padre, se puso en pie como pudo, cargando la pistola de inmediato.
Yo miré las balas en la pistola y le quité el seguro mientras veía a esa persona bajar del todo por la pared, hasta quedar de cuclillas en la repisa de la ventana. Sus ojos se encontraron con los míos, y supe perfectamente quien era.
Sana me miró durante más o menos un minuto seguido, no iba armada, vestía todo de negro, encapuchada y con arneses sujetándola desde arriba. Se quitó la mascarilla que solo le dejaba ver los ojos y luego el gorro negro de lana junto a su capucha.
Sus ojos estaban rojos, cristalizados. Y por primera vez, desde que se fue, me parecieron desesperados y con miedo. Jamás me miraba con miedo, sabía que era buena y estaba segura de sus decisiones. Pero ahora, estando allí, mirándome desde detrás de una ventana con los copos de nieve alrededor de sus mechones rubios, se me hizo parecido a cuando me vino con miedo a contarme que estaba embarazada de BeomGyu.
Su mirada calló en HyunJin unos segundos, y después pronunció "por favor, voy desarmada".
No dije nada, no podía matarla allí, era inútil, pero tampoco quería que viera a su hermano, si lo hubiera querido ver jamás se hubiera ido.

ESTÁS LEYENDO
UTOPIA; 2
FanfictionTres años después de las pruebas de la Yakuza, todo parece seguir su curso natural, o por lo menos casi todo. HueningKai sigue al mando de la mafia de BlackPink, todos esta tranquilo, demasiado. Hasta que SooJin, ex miembro de la mafia de Fire, lleg...