››› Dos Sobres en un Día (ɪɪɪ)

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Estaba anocheciendo cuando Katerina subió al carruaje sin decir nada y fue el silencio lo que nos llenó hasta que me dejo en mi hogar y me despedí de ella

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Estaba anocheciendo cuando Katerina subió al carruaje sin decir nada y fue el silencio lo que nos llenó hasta que me dejo en mi hogar y me despedí de ella.

Mary ya se había ido a su hogar, así que estaba sola, como cuando llegue.

Me quite la ropa y me coloque la que uso para dormir, pero no pude hacerlo. No pude cerrar los ojos sin imaginar que colocaba su mentón entre mi hombro y mi cuello y sus brazos me rodeaban como una planta a un tronco. Los mismos recuerdos con los que había alimentado aquella ilusión infantil desde el día que me largue.

No hablamos desde que nos largamos pero por alguna razón seguía allí, en mi cabeza como si nada hubiera pasado, como si siguiéramos en nuestros lugares secretos hablando de nuestros futuros separados aunque en realidad los deseabamos juntos, o al menos yo lo deseaba.

Era peor que el sentimiento que tuve cuando me di cuenta que no era conmigo con quien se imaginaba. Ese sentimiento era aún peor que cuando Amy grito que se iría a Europa y Jo creia que seria ella. Era peor que el dolor que Meg sentia al ser pobre o la impotencia de Beth al ver a la familia que no tenían los suficientes recursos para comer. Era peor que todo aquello.

Era peor que todo en el mundo porque había estado frente a mí todo este tiempo, porque podía haberlo evitado, porque podría haberlo visto.

Pero de la nada solo éramos Beth y yo en la casa con nuestros padres y Hannah.

Llore por la noche, y la noche siguiente deseando poder volver a cuando éramos inocentes y pequeños, a cuando el amor era tan utópico que no dolía, a cuando éramos los seis a pesar de las discusiones, y luego éramos solo él y yo en nuestro árbol. Pero más que nada... Quería que dejara de doler como aquella tarde.

―Señorita March―se presentó Mary corriendo desde la puerta de entrada hasta donde estaba yo haciendo el desayuno―. ¡Señorita March!―llego con entusiasmo y un poco agitada. Mary es una mujer adulta, tiene tres niños en casa a los cuales le ofrecí traer cuando quisiera, es tímida y alegre, bastante cohibida y temerosa ya que sus últimas amas para las que trabajaba era mujeres adultas llenas de odio y rencor por los demás. Según lo que Dorian me contó antes de contratarla por consejo suyo, la mujer para la que antes Mary trabajaba le golpeó la mano con un cinturón de cuero de esos que son lo bastante gruesos como para la montura de un caballo tras haberle llevado un pastel con naranja rallada en vez de mandarina.

―Señorita March, el cartero dejo esto para usted y el señor Plummer paso rápido diciendo que ya envió su poemario a la editorial―al escuchar lo ultimo no pude evitar levantarme con emoción y abrazarla.

Lorelai March ⸻ LITTLE WOMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora