››› Propuesta (xxx)

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Acoplamos todo un salón del instituto para las reuniones del club de lectura mixto llamado "March". Corrimos la voz y vimos diferentes reacciones. En el fondo sabíamos lo que hacíamos, pero la emoción nos tomaba de las manos para sacarnos a bailar un vals eterno lleno de euforia y alegría. 

Serian reuniones aptas tanto para hombres como para mujeres y analizaríamos diferentes obras. Sería un apoyo para quienes leen a solas y sienten el eco de su voz en su cabeza. Sería la oportunidad de mostrarle a muchas mujeres de lo que eran capaces y de lo que merecían, un espacio en el mundo donde puedan ser mujeres, donde puedan ser hombres, donde puedan ser personas sin etiquetas. 

Dorian hizo un viaje hacia la universidad de Concord y continuó corriendo la voz incluso allí, pero las noticias no fueron del todo buenas. Volvió decepcionado a la hora del almuerzo al instituto, entró a la sala donde todos almorzábamos y en cuanto lo vimos todos mostramos nuestro asombro.

―Demonios, Dorian―exclamé levantándome de un salto y caminando hacía él. Sus nudillos estaban rojos y podía ver un poco de sangre refregada en sus manos. El señor Brooke trajo el botiquín.

―¿Qué sucedió?―preguntó Jo lo que todos nos cuestionábamos.

―No pensaban que todo el mundo estaría de acuerdo ¿Verdad?―contestó mientras limpiaba la sangre y revisaba sus manos. ―Un par de hombres se me acercaron. Nada del otro mundo en uno que no quiere asumir los derechos de las mujeres.

―¿Que dijeron?―preguntó Amy.

―Muchas cosas, nada que quieran escuchar...

―Dorian―insistí.

―Cuestionaron el hecho de que haya mujeres liderando el club y asistiendo al mismo. Dijeron que no era justo que compartan su espacio y que si apoyaba todo esto era porque no era suficientemente hombre. Nada que no esperaba escuchar. Nada a lo que no tengamos que enfrentarnos si queremos un club mixto―explico.

―¿Y los golpeaste?―preguntó el señor Bhaer con gracia señalando sus manos.

―Debiste ver como quedaron los otros.

―Ahora entiendo porque son amigos―rio Jo y baje la mirada divertida terminando de revisar las manos de Dorian.

Este tipo de situaciones parecían lejanas, pero sabía que estaban cerca. No iban a permitirnos tener un club de lectura mixto con tanta facilidad. Jo me comentó cuán difícil siquiera era tener una institución mixta y como la juzgaban por haber publicado su novela tambien. Lo más difícil eran los pueblos chicos, los que estaba alejados de las grandes ciudades y las movilizaciones silenciosas. Aquí no sucedía nada. Las mujeres seguían lavando, trapeando y callando. Y sabía que si quería cambiar eso, tendría que enfrentarme al salvajismo de la realidad, a la crudeza de la sociedad.

Mientras acomodaba los libros donados en el estante del salón donde comenzaríamos a reunirnos, me preguntaba silenciosamente si en realidad era una locura pedir el mismo respeto que los hombres. Si tanto escándalo era hacerlo, quizás si era una locura, algo inimaginable. Y es que el hecho de que parezca tan lejano un mundo donde una mujer pueda pararse frente a una universidad y dar clases, o tener un puesto de trabajo superior al que se les otorga, es la razón por la cual aquella idea revolucionaria parece una descabellada locura irreal. Me preguntaba si estaba bien realmente alterar el curso de la historia, porque llevábamos años como sociedad de esta forma, cumpliendo una norma de puestos, de supremacías, de rangos. Parecía tan lejana la simple idea de que una mujer pueda tener siquiera el mismo trato cotidiano que un hombre, el mismo respeto. Y ni hablar del lugar al voto. 

Todo me parecia una locura por lo que causaba. Algunas personas rompían los panfletos que notificaban el inicio de las reuniones, y otras ya ni siquiera nos miraban. Reconocí un par de viejos rostros en la calle de chicas con las que solía ir a clases, cada una de ellas llevaba un carrito de bebe con sus respectivos hijos dentro y por un momento me pregunté si su vida era buena llevando el transcurso que llevaba, sin quejarse, sin cuestionarse, sin dudar, sin exigir. Simplemente existir como la sociedad manda. 

Lorelai March ⸻ LITTLE WOMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora