››› Lory, Lo Lamento (xxɪɪ)

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El prometido de Jo y el señor Brooke se encargaron de buscar más sillas y todos nos sentamos alrededor de la mesa en el jardín

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El prometido de Jo y el señor Brooke se encargaron de buscar más sillas y todos nos sentamos alrededor de la mesa en el jardín. 

―Son demasiados recuerdos ¿No?―comentó Amy quien le había pasado a Laurie su bebé para sostenerla entre sus brazos mientras se sentaba junto a mi―. No tienes una idea de lo que extrañe verte, Lorelai―tomo mi mano sobre la mesa con un cristal honesto cubriendo sus ojos claros. Un brillo externo a sus lágrimas iluminaban su mirada y no podía pensar en cuán enojada me encontraba. No podía enojarme ahora. No con ella.

―Todo fue consecuencia de los encantos europeos―bromeo apretando su mano.

―Cuando Laurie y yo volvimos de Europa juntos para el funeral de Beth, no te vi y pensé en lo peor. Y me dolio muchisimo porque no podía perderte a ti tambien. Te necesitábamos―sus ojos me miraban pero la terrible sensación de sentirme culpable apuntaba a mi pecho―. Pero después Meg dijo algo que me dejó helada porque tenía razón―mi mano comenzó a sudar sabiendo que las palabras de Meg para mi eran sumamente importantes, no por lo que puedas aprender de ellas, sino por el secreto que me resguardaba entre las mismas―. Meg tenía su casa, sus hijos. Yo estaba en Europa y tenía a Laurie. Jo después encontró a su esposo, pero tenía su trabajo en Nueva York y su escritura. Todas teníamos algo...

―No lo hagas, Amy. No tu―le solté la mano desviando mi mirada.

―¿Hacer que?

―No sientas pena por mi. 

―¿Te arrepientes por haberte ido?―preguntó un poco cambiando de tema, un poco siguiendo en lo mismo. Me impresionaba la forma en la que lo había formulado, porque la Amy que había dejado en Concord era fascinantemente infantil y nunca volvería.

No sabía si responderle desde el sentimiento que me llenaba en mi soledad sentada en el comedor de mi casa en Londres, o desde el sentimiento que me provocaba ver cómo todo había cambiado ahora.

―No lo sé―conteste.

―Tranquila. No quiero amargarte―sonrió y ambas hicimos una pausa. 

―¿Puedo preguntar como lo tomo Jo?―pregunte viendo a Jo a unos metros de nosotras intercambiar un par de palabras con Dorian y su prometido.

―¿Tomar que?

―Tu y Theodore.

―No lo llames de esa forma―río―. Pareciera que no lo conocieras.

"No lo hago" tuve el impulso de decir.

―Ella...―suspiro tambien observandola―. Jo lo entendió. Fue un alivio porque era la última persona a la que quería decepcionar. Se que era demasiado después de irme a Europa tal como ella lo quería. Pero lo entendió. De hecho me felicito. Ahí entendí cuánto tiempo habíamos pasado por nuestra cuenta.

El hecho de que estemos hablando de esto como si fuera algo cotidiano pesaba en mi pecho y simultáneamente desviaba la mirada a los árboles y el cielo para no sentirme agobiada en una realidad que estaba muy lejos de lo que me había aferrado.

Lorelai March ⸻ LITTLE WOMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora