››› Enfrentar el Pasado (xxᴠɪɪ)

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―¿Quien era?―Laurie no pudo aguantar preguntar.

―¡Teddy!―lo regaño esta vez Jo, aunque tambien moría de ganas de saber. 

Baje mi mirada avergonzada y me senté junto a Meg que respiraba ansiosa. Amy apoyó su mentón sobre su mano fijando toda su atención en mi al igual que todo el resto.

―Lorelai March no grita, salta y sonríe con emoción por cualquier cosa―canturreo Amy con una sonrisa pícara y cuando la mire a los ojos ella jugó levantando sus cejas.

―Se los contare cuando encuentre una forma para hacerlo.

―¡Lorelai!―exclamaron todos.

―Lo haré lo prometo.

―Siempre te contamos todo―bufo Amy y baje mi mirada guardando la carta en su respectivo sobre.

―¿De verdad?―pregunté en un murmullo. ―¿Nos contamos todo?

La sala quedó en silencio y me levanté antes de que algo más surja.

―De todas formas si quiero hablar con ustedes tres―dije con respecto a mis hermanas. ―Tengo noticias con relación al club. Me gustaría que veamos un lugar después de clases. 

Las clases continuaron con normalidad, pero no pude dejar de pensar en el señor Loughty con seriedad. Mi cuerpo y alma no eran compatibles con la idea de que él llegara a venir a Concord y ambos podamos hablar sobre la literatura femenina y lo importante que era en el mundo. Simplemente no podía dejar de pensar en eso. Y claro... por un momento no pude dejar de pensar en la manera tan autoritaria en la que Laurie me exigió saber de quién era la carta. Y estaba lo suficiente molesta al respecto como para generar más indiferencia hacia él por el resto del día como se me había hecho costumbre. Lo esquivaba, casi no hablábamos porque cuando lo hacíamos eran tajantes encuentros de subestimarnos y lastimarnos tácitamente y tan despacio que no era capaz de soportarlo. ¿Cómo es posible que alguien que solía construirme el corazón, ahora simplemente lo rasguña?

Amy sugirió que nos juntemos en su casa antes de ir a ver el lugar así íbamos todas juntas al pueblo. No había pensado en que ahora cuando hablaba de su casa, se refería a la mansión Laurence, se refería a la casa de Laurie, la de su esposo. Ahora se refería a su casa a aquella mansión donde iba a tocar las ventanas para llamar a Laurie y que ambos escapáramos hacia nuestro árbol. Aquel era otro lugar al cual todavía no me atrevía a ir, el árbol y la caja postal en el bosque cruzando el arrolló.

Eran lugares importantes, y ahora intentaba lidiar con el piano, el ático y la habitación. Probablemente con toda la casa tambien, pero poco a poco miraba nuestro hogar con otros ojos, porque no era el mismo que había dejado al huir de Concord. Su estructura me recordaba a mi infancia, pero su aura... Su aura se había perdido por completo estando simplemente Marmee, padre, Dorian y yo.

Cuando las clases del instituto terminaron, volví a casa con Marmee y padre, mientras mis hermanas se iban con sus esposos. La imagen de todos despidiéndonos en la puerta era realmente significativa, cada una de ellas se iba con su esposo tomados de las manos, o abrazados hablando. Marmee noto lo que observaba de aquella imagen.

―¿Te encuentras bien, hija?―preguntó. Yo volví mi mirada hacia el camino a casa y asentí intentando no preocuparla, pero Marmee no lo dejo pasar, ella lo vio, ella me conocía. Ella era mi madre a pesar de todo.

Suspire.

―No lo sé realmente―confesé. ―Siempre creí que volver iba a ser un momento único en mi vida. Pero... Creo que hasta me siento incluso peor de cuando me fui. Pensé que sería la decepción de cierta idealización que deje crecer todos estos años lejos de casa y que me tomó por sorpresa cuando llegue. Pero es mucho más que eso.

Lorelai March ⸻ LITTLE WOMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora