››› Cobarde Pesadilla (xʟᴠ)

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Dorian no pudo evitar hacer un gesto de decepción notable cerrando sus ojos al verme y bufando. El general le dijo algo a Dorian y este no parecia convencido. No podía creer que todos estuvieran allí, pero era cierto. Meg y Jo reaccionaron y tuvieron el impulso de acercarse a mi pero un par de oficiales las detuvieron.

―¿La conoce?―le preguntó el general a Dorian y él me miró directamente a los ojos. Dorian asintió y le dijo algo que no pude escuchar. Parecía intentar hacer un acuerdo, pero el general se negó rotundamente. 

No pude sostener todas las miradas, así simplemente observe a Margaret, o lo que quedaba de ella frente a mi.

―Llevenselas―ordenó el general al terminar de hablar con Dorian y este parecia enojado al respecto. Toda mi familia me observaba como si no me reconocieran. El señor Brooke abrazaba a Meg al igual que el señor Bhaer a Jo y Laurie a Amy quien parecia paralizada por la imagen frente a ella. Mi padre intentó hablar con el general mientras Marmee me observaba con una mirada que nunca antes había visto en ella. Una mirada que podía atravesar mi cuerpo entero.

Un par de oficiales me levantaron del suelo y dejaron ver mi figura completa como el retrato más impactante para mi familia. Lo que antes era un notable vestido de Amy, ahora era un conjunto de tela de alta costura con los bordes rasgados, manchas de sangre por todos lados y suciedad en cada rincón. No quedaban rastros de la dama en la que mis hermanas me habían convertido al salir de casa, no quedaban rastros de lo que era antes de esta situación. Mire el cuerpo de Margaret una vez más y baje la mirada antes de salir para que el llanto de Amy sea lo último que pudiera escuchar de mi familia por días.

A mi y a un grupo más de mujeres nos llevaron en un carruaje en medio de la noche hacia la prisión más cercana y disponible. Algunas a mi alrededor, tanto como yo, temblaban de frío, pero no teníamos siquiera permitido rozarnos los brazos. Era una noche estrellada que mientras más nos alejabamos de la ciudad más fría y silenciosa se volvía. 

Nos bajaron de los carruajes con brutalidad y nos llevaron directo a una celda. Todas estábamos separadas y así fue por dos o tres días. Quizás cuatro.

El dolor interno es una cosa... pero el vencimiento de la totalidad de tu cuerpo, el estado putrefacto en el que me encontraba no solo físicamente en una celda con migajas de pan durmiendo en una esquina abrazándome a mí misma, eso era otra cosa totalmente diferente. No podía pensar siquiera en escribir porque no podíamos hacer huelga de hambre como protesta, directamente no nos alimentaban.

Supe que los días pasaban lento cuando dormía más de lo debido y era despertada para salir a un patio sin siquiera una flor moribunda en una esquina. Todas las mujeres eran obligadas a circular como perros en la calle con trajes desgastados que nos habían forzado a usar antes de encerrarnos. Los guardias custodiaban nuestras actitudes y luego volvíamos a nuestras celdas después de unos minutos bajo el sol.

Me preguntaba si así sería el resto de mi vida. Si debía vivir de baños fríos y salvajes como castigo. De movimientos bruscos cuando venían a buscarme o de juntar las sobras del almuerzo para la cena en el suelo. La comida no duró mucho para mi, después del primer almuerzo se me quito el hambre, y las emociones, y el frío, y la ira, y la tristeza, y ni hablar de la felicidad. Se me quito la humanidad y ni siquiera recuerdo si los días fueron dos, tres, cuatro o siete. 

Tengo recuerdos borrosos o fijos, pero no puedo conectarlos entre ellos. Una vez entraron a la celda mientras dormía y me sacudieron pensando que había muerto. Otra vez, luego de notar que no comía lo poco que te lanzaban, un grupo de guardias disfrutaron de entrar a la celda y agredirme verbalmente preguntando si esta prisión no era lo suficientemente aristócrata para mi, si quería pedir un cambio a alguna prisión donde hubieran buenas cenas. Comenzaron a burlarse de mí y un par de mujeres en la celda de enfrente les gritaron que me dejasen, pero fue peor. Las tres fuimos llevadas esa noche a un lugar apartado donde nos obligaron a comer comida líquida por la nariz. 

Lorelai March ⸻ LITTLE WOMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora