››› ¿Qué Deseas? (ᴠ)

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Empezaba la segunda semana en el barco y solo podía pensar en dormir y escribir para pasar el rato

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Empezaba la segunda semana en el barco y solo podía pensar en dormir y escribir para pasar el rato. El aburrimiento nos carcomía por dentro como un bicho en nuestro tronco. Valoras la vida y te preguntas si algún día llegarás a destino con dramatismo.

Compartíamos el barco con un par de italianos, una mujer con sus dos hijos y otras personas que aún no había tenido la oportunidad de cruzarme, además del grupo de hombres con notable acento inglés. Salía y visitaba el comedor a la hora del desayuno, el almuerzo y la cena. Dorian hablaba de lo ahogado que se sentía en la escasez de cosas que había para hacer en el barco, pues había ofrecido su ayuda para otras tareas en él, pero en todas fue rechazado.

Por mi parte, o pasaba el tiempo en mi recamara durmiendo o escribiendo, o transitaba los pasillos del barco observando los cuadros que colgaban de las paredes.

Leía un par de libros en el salón mientras el grupo de hombres del comedor discutían con firmeza lo que parecian ser temas de estado y superioridad que apenas comprendía. El más joven siempre se notaba distraído pero serio, como si estuviera allí más por deber que por voluntad. Y es que a veces el deber se disfraza de voluntad y nos lleva tan lejos que no tienes tiempo de preguntarte porque. 

En el salon recuria un italiano, nacido en la costa, que tocaba el piano de maravilla. El sonido de aquel instrumento me recordaba a las tardes que Beth pasaba tocando de fondo y yo escribía. Recuerdo ir usualmente a la casa del señor Laurence a acompañar a Beth. Mientras ella tocaba en el salón con un eco hermoso, yo me sentaba en las escaleras y escribía lo que se me ocurría. 

En uno de mis cumpleaños que acompañe a Beth a la casa del señor Laurence, él mismo me citó en su biblioteca mientras mi hermana tocaba. Jo leía allí un par de veces, a Amy le encantaba ver sus pinturas y Laurie era quien estudiaba allí. Estuvo en ese momento, junto a su abuelo.

El señor Laurence le hizo un gesto cordial a Laurie y esté extendió sus manos pasándolas de detrás al frente con un libro entre ellas.

―Feliz cumpleaños, Lorelai―sonrió satisfecho enseñándome un ejemplar de "Emma" por Jane Austen. Allí iba otra sencilla demostración de cariño que hacia mi corazón latir intensamente. 

Tome el libro con una mirada esperanzada y roce nuestros dedos en el acto. Mire al señor Laurence con timidez y volví a bajar mi mirada.

―No... No tenía porqué, señor Laurence―suspire.

―Es un presente, señorita March. Siempre hay porque.

―En ese caso, en serio se lo agradezco―sonreí con los labios apretados y el mayor observó a Laurie un segundo antes de retirarse con las manos en su espalda y con una sonrisa.

En cuanto notamos que el señor Laurence se había ido, Laurie y yo nos lanzamos al sofá de la biblioteca y revisamos el libro juntos, con curiosidad por la nueva adquisición. 

Lorelai March ⸻ LITTLE WOMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora