››› El Tren de Medianoche (xᴠɪ)

953 104 9
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pero hay recuerdos que ocupan más espacio en mi pecho y me siento cansada de solo pensarlos asomándose en mi cabeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Pero hay recuerdos que ocupan más espacio en mi pecho y me siento cansada de solo pensarlos asomándose en mi cabeza. Recuerdos que te marcan por el resto de tu vida, que se convierten en fantasmas aterradores por algunas noches y te atraviesan el cuerpo generándote duras secuelas con escalofríos. Recuerdos que se vuelven pesadillas sacadas de un cuento fantástico y de terror. Recuerdos dolorosos que marcan límites en tu personalidad y en tu historia. Recuerdos de vida y de muerte, de amor y desamor, de amigos y hermanas. Recuerdos duros como rocas que te golpean la cabeza hasta quebrar la piel y luego el cráneo.

Nunca compararía mis sentimientos cuando estaba con Teddy con cómo me sentía estando con mis propias hermanas. De todas formas, había algo superior a la sensación de ser escuchada que Teddy me otorgaba. Todas las noches me aferraba a la idea de que al día siguiente podría seguir disfrutando de la calidez de su cien en mi hombro mientras jugaba con el anillo que Jo le habia dado escuchando con atención cada capítulo de alguna novela que me encontrara leyendo. Pero no sabía hasta cuando aquello podría durarnos. Teddy se había graduado y junto con el señor Laurence planeaban un viaje a Europa para expandir los conocimientos del más joven.  Eso significaba la chance de perder a Laurie para siempre, de dejar ir a un ave que no se encontraba en una jaula junto a mi, pero que me visitaba todos los días y apoyaba sus finas patas en mi hombro haciéndome sentir importante.

En Europa nada le impediría desposar a una joven con ojos de cristal, cabellos finos como plumas y una piel fresca y pálida como un copo de nieve. Nada le impediría casarse y quedarse allí criando una familia de niños con acentos confundidos. Y para aquel entonces la idea de irme a Europa era demasiado trastornada para una simple poeta.

Quería disfrutar a Teddy lo más que pudiera. Quería visitarlo todos los días hasta que se vaya. Quería tatuar su nombre en mi memoria y el mío en la suya adjuntando todas estas aventuras para que algún día vuelva por mi, para terminar lo que empezamos y que dejó un gusto tan dulce en su interior. Una parte muy infantil de mi quería que conozca a esa joven europea de ojos claros, tez fresca y suaves cabellos, que se enamore pero la deje sin razón aparente porque hay algo que no se siente bien en él, que intente buscar al amor de su vida en toda Europa pero que inconscientemente haya una voz en él que le diga: Nadie es como Lorelai. Y que vuelva.

Lorelai March ⸻ LITTLE WOMENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora