¿Alguna vez te haz topado con alguien que entienda todo tu sufrimiento?
Alguien que entiende tus penas y tus peores momentos , que los sana y los convierte en tu motor para seguir.
Ella definitivamente era eso para mí.
Ojalá hubiera sabido eso an...
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— Te juro que si vuelvo a escuchar una trompeta me meto un escopetazo en la sien.
— Estoy segura que ese alcohol tenía algo, hasta Erwin tiene resaca.
Estábamos desayunando en el comedor, Nanaba me paso una pequeña licorera pero la rechace negando con la mano.
— Si huelo si quiera algo con alcohol no aguantaré más y voy a explotar.
— Como quieras, yo en cambio necesito algo que estabilice mi estómago.
Se acercó Mike con unas tazas de té negro y dejó una frente a mí.
— Vaya ______, te ves de la mierda.
— Me siento igual, gracias por el té — le dedique una sonrisa.
— No es lo mejor para la resaca pero al menos toma algo. Erwin nos dio el día, supongo que es la primera vez que lo veo así de ebrio. — suertudo pensé.
—Debe tener un humor de los mil demonios justo ahora, le llevaré un poco de sopa de repollo más tarde.
— Lo cuidas como a si fuera tu marido— puse los ojos en blanco— Por cierto ______, ¿Quién fue el afortunado? ayer simplemente te esfumaste. ¿Acaso fue otra vez el hijo de la dueña?— dijo Nanaba mientras ponía un chorrito de licor en su té.
— ¿De que hablas? ayer no salí con nadie, desperté en mi cama.
— Pero ______ , cuando llegue al dormitorio tú no estabas ahí, de hecho nunca escuché cuando llegaste.
— Te desapareciste de la nada, así que nosotros nos fuimos y ya no quedaba nadie en el bar— dijo Mike.
— Basta , ya paren que esto no es divertido— ¿acaso estaban bromeando? estaba empezando a alterarme.
— ¿De que están hablando?— dijo Anna mientras se sentaba dejando una charola de comida en la mesa. — Wow ______, te ves de la mierda.
—¿Tú escuchaste cuando entró al dormitorio? — le pregunto Nanaba mientras me señalaba.
— Sí, el enano la dejo inconsciente en su cama, supongo que fue una noche intensa ¿no? Te traía en brazos como si fueras un bebé— dijo mientras daba mordidas a su hogaza de pan. Me atragante con el sorbo de té y empecé a toser.
—¡¿Que mierda?! ¡¿Cómo que Leví me cargó hasta el dormitorio?!— grite de golpe haciendo que todos se quedarán callados y voltearan a nuestra dirección. Sentí mi cara ardiendo de la vergüenza.
—¿Estas segura de eso? Puede que hayas visto mal— le dijo la rubia entrecerrando los ojos. Yo solo coloque las puntas de mis dedos en la sien dando masajes, mi cabeza no lograba procesar esa noticia.
Si bien es mejor que alguien que conozco se hiciera cargo de mi en mi vida cruzaría la idea de que fuera Levi. No creo que sea la clase de persona que va por ahí cuidando de los demás.
