¿Alguna vez te haz topado con alguien que entienda todo tu sufrimiento?
Alguien que entiende tus penas y tus peores momentos , que los sana y los convierte en tu motor para seguir.
Ella definitivamente era eso para mí.
Ojalá hubiera sabido eso an...
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Año 850 56ª expedición fuera del muro
—Escuche una mejor que esa.
—Lo dudo, cuando estamos en la capital la gente se pone en serio creativa y sacan unas cosas que me dejan el ojo cuadrado.
—Fue justo esta mañana. ¿Recuerdas al tipo de ayer en el bar? ¿el que insistía que bailará con el?— Mike asintió en respuesta mientras comía una barrita nutricional —Cuando estábamos preparando los caballos se acerco convenientemente a algunos oficiales de las tropas estacionarias que había por ahí y comenzó a soltar estupideces sobre todos nosotros. Primero se refirió a Erwin como un fantoche que solo intentaba imponerse con el merito de sus subordinados como si fueran perros de exhibición.
—Eso no tiene nada de sentido ¿estás de acuerdo?— dijo entrecerrando los ojos.
—Lo se probablemente el tipo seguía ebrio, como sea después dijo que tú eras como su sabueso ya sabes el que rastrea cosas y así, dijo que Levi era como su perro de defensa y que saltaba a la menor provocación.
—Eso último si es verdad— solté una risa irónica ante su comentario.
—Y después dijo que yo era como el caniche faldero que estaba solo ahí para hacerle compañía y dar buena cara ante el consejo para que siguieran financiando sus misiones suicidas. Nunca me habían llamado así pero supongo que no esta tan mal— soltó un bufido con ironía.
—Vaya que le pegaste en su ego como para provocar que dijera algo tan rebuscado.
—Lo se, estaba desesperado el pobre por un poco de atención.
Mike y yo estábamos sobre una torre vigilando el perímetro del pueblo en el que dejaríamos suministros mientras que el escuadrón de Levi derribaba algunos enemigos. Gracias a la determinación de Erwin y también un poco de mi ayuda la Legión se levantó de ese duro bache y resurgió más fuerte que nunca. Teníamos apoyo de parte del consejo y de los mercaderes que a regañadientes contribuían con recursos. La gente por primera vez mostraba un poco de esperanza en las misiones y habíamos llegado al grandioso número de 120 soldados, algo poco impensable hace unos años ya que después del ataque al muro María éramos menos de 20.
—Por cierto, creo que tengo una pista de su paradero— le dije al castaño en tono más serio— me pareció verlo entre la multitud por la mañana.
—¿Estas segura?— su mirada denotaba lástima, había presenciado múltiples veces mi insistencia por seguir indicios que no me llevaban a ninguna parte y siempre terminaba decepcionada.
—Te prometo que está vez es diferente. Verás hace algún tiempo mi hermano estuvo investigando en los campos de trabajo y unos tipos le dijeron que si había un niño con ese apellido pero que hace varios años no sabían nada de él; yo supuse que se había enlistado así que fui a ver a Shadis.
