Capítulo#4

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Allecra:

Hoy es el día de conocer al famoso  Dante Morello Massino al que padre tanto quiere contentar, espero que no sea como padre que le guste golpear, porque sí es así me temo voy a cometer una locura, como suicidarme y dejar sola a Isabella, sacudo con fuerza mi cabeza para despejar esas ideas tontas.

¡Qué te pasa Allecra, no los dejes ganar está no eres tú!

Me puse el vestido que madre me dejó sobre la cama, no me gusta como me queda en lo absoluto me hace parecer como una niña grande y mimada, estoy más que segura que lo hizo a propósito, por negarme a reconocerla en el despacho de padre ayer.

Viéndolo bien es algo bonito aunque no creo que sea mi estilo, me refiero que no es el adecuado como para ir a conocer a tu prometido…¡Argh!, que enojada me siento, el color es rosa pálido, de un material fresco y bien ajustado al cuerpo, en el pecho no hay un escote ¡Gracias al señor!, en la espalda pues madre si que se lució es muy bajo tanto que me preocupa que se vean la cinturilla de mis bragas de encaje.

Como si eso no hubiera sido suficiente la falda del vestido está muy alta, estoy preocupada en caso de que tenga que subir escaleras, de seguro que sus guardaespaldas se darán un espectáculo al verme desde abajo, la parte de arriba es de chiffon de seda y la falda de tull es algo acampanada, al verme debe de pensar que me creo una niñata aún, no sé si quieren que lo convenza de que se casé conmigo o que él se decepcione más rápido y así no haya boda.

No me malinterpreten me encantaría que él no aceptara este disparate, pero la trsite realidad es otra.

Tomo un profundo respiro antes de terminar de maquillarme, me duele mucho el labio cuando lo toco por accidente, aplicarme el labial fue muy difícil no creo que esté logre disimular como padre me dejo, pero la base y el corrector si logran tapar mis ojeras y el moretón en mi mejilla y uno pequeño que tengo cerca del labio inferior, decido dejar mi cabello suelto está muy bien alisado, me pongo una pulsera sencilla, tomo mi cartera de mano, reviso que tenga lo esencial prefiero estar preparada a que estar a merced de ambos hombres.

Rafaelo y Luciano vienen con nosotros, el pensar en Rafaelo hace que mi corazón duela,  no puedo dejar de sentir lo que siento por él de la noche a la mañana, tenía tantas ilusiones de estar con él, fui una tonta al pensar que él sentía algo por mí, parpadeo con fuerza para calmarme no quiero dañar mi maquillaje.

Escucho que tocan mi puerta y me apresuro a guardar mi celular, acabo de recordar que me olvide por completo que ayer era la reunión con los compañeros de la Universidad, si hubiera querido asistir no iba a poder hacerlo ya que padre me dejó muy mal, siento como algo algo pesado se aloja en mi garganta al pensar en ello y lo que me espera ahora una vez que abra esa puerta, todo lo que soñé quedara atrás.

Con resignación voy y abro la puerta, nuevamente es Camilo le doy una falsa sonrisa a modo de saludo, es gentil aunque no se me olvida que es leal a mi padre no a mí, me hace un gesto de que debemos bajar y cierro la puerta de mi habitación, no le pongo llave por si mi pequeña hermana quiere venir a pasar el rato aquí.

Nos dirigimos hasta donde me están esperando padre, Luciano y Rafaelo, ¡Estúpido corazón!, no puede evitar palpitar fuerte cada vez que lo veo, les doy una sonrisa olvidando por un momento frente a quienes estoy, corrijo mi error con rapidez,  bajando mi mirada al suelo y adoptando mi papel de sumisa lo mejor que puedo—Estoy lista padre, Rafaelo buenas tardes un gusto verte, hermano igualmente—mordiendo mi labio inferior espero hasta que me dé su aprobación y que no tenga ese deseo de golpearme, aunque creo que no lo haga frente a Rafelo y también porque debemos ir en este momento a esa reunión.

Me Compraste pero jamás seré tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora