Capítulo #37

1.6K 81 3
                                    

Dante

Veo todo rojo siento estás ganas intensas de hacerle mucho daño, de hacerla sufrir, ella saca lo peor de mí, yo vengo a querer tener una especie de tregua con ella, pero ella lo tira por la borda en segundos siempre.

La culpa la tengo yo por querer tener algo más que solo un arreglo de conveniencia como quedamos desde un principio, aunque los niños no fueron planeados, pensé que iba a sentir un total rechazo hacia ellos cuando me enteré de su embarazo, al principio sí le dije cosas feas y me arrepiento tanto ahora, que nunca me va a alcanzar la vida para poder pedirle perdón por haber hecho eso, al pasar los meses asimile la idea que iba a ser papá y se sintió tan bien.

Estoy agradecido de no haber insistido en el tema de interrumpir su embarazo, me hubiera arrepentido toda la vida.

¡Cierra la boca por un momento o no respondo de mis actos!, siempre dices cosas como esas— la suelto algo brusco.

—Déjame sola quiero descansar, quizás cuando dejes de ser un imbécil puedas venir a verme o ver cómo están los niños — se acuesta  de lado dándome la espalda.

¿Quién se cree que es para tratarme así, como si fuera su sirviente?

Sus últimas palabras no hacen nada para calmarme, al contrario me dan el empujón que necesitaba para que la ponga en su lugar.

Me acerco a ella y agarró la delicada tela entre mis manos, para darle un tirón la parto por la mitad

Ella grita y trata muy tarde de evitarlo inútilmente,  fracasa ahora la tela ya no sirve para tapar nada.

—¡De rodillas ahora y no me colmes la paciencia!, no seré gentil si no me obedeces y no te va a gustar— la veo agrandar sus ojos con algo de incredulidad y después fruncir el ceño con enojo.

—¿ Acaso te volviste loco? ¿Para que rayos me voy a poner de rodillas?, Además debes de parar con eso de dañar la ropa, pensé que ya lo habías superado, me voy a quedar sin nada que poder ponerme por eso que haces— como no se mueve, la agarró de sus brazos y la hago que se arrodille sobre la cama.

Comienzo a sacarme la chaqueta, luego la camisa y por la mirada que le da a mí cuerpo, se que le gusta lo que le ve, se muerde el labio inferior y su respiración se vuelve más rápida.

—Voy hacer lo último que me faltaba para que tengas todo tu cuerpo explorado por mí, así que cada vez que beses a tu maldito amante, recordarás que tuviste mi polla hasta el fondo de tu garganta— me quito los pantalones y la ropa interior, me subo a la cama frente a ella.

¡Dante no estoy de humor para hacer esto!, ignoraré las cosas sin sentido que acabas de decir y puedes volver a vestirte e irte, no tengo ganas ahora — agarra con ambas manos la parte de adelante de la bata que olvide de quitar, quito sus manos y sacó de su cuerpo lo que faltaba de tela, así está mucho mejor.

Es jodidamente hermosa, su piel se ve exquisita, sus pechos están más hinchados y lo que me excita más es ver a mis hijos creciendo dentro de ella, quizás una vez que nazcan, unos meses después volveré a dejarla embarazada.

¡Silencio ven aquí, abre la boca!, hazlo de buena gana —estoy de rodillas frente a ella, aunque ella diga que quiere que me vaya, su cuerpo no piensa igual lo conozco muy bien

—¿Si hago lo que me pides, después me dejarás sola? —tiene la osadía de querer negociar conmigo, es una pena porque nada ni nadie me alejara de dormir pegado a su cuerpo.

—¡No!, así que obedece Allecra, abre esa linda boquita para mí— tocó suavemente sus labios instándole a qué los abra para mí.

No me decepciona y lo hace, agarró su cabello guiándola para que haga lo que le ordene.

Me Compraste pero jamás seré tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora