Dante
Me voy dos por días y ella ya quiere huir de mí, debí esperarme eso de ella.
Estoy aún un poco borracho, pero apenas se me nota, ella se percató solo por el aliento a alcohol, me fui a perderme en mis chicas y no pude follarme a ninguna, eso me puso de un humor mucho peor.
Ninguna lograba excitarme como lo hace ella, como pelea conmigo pero su cuerpo me acoge gustoso, como me mira con odio mientras soy yo quién le arranca esos gemidos de placer, es mi nombre el que grita y son mis labios y mis caricias las que busca.
No el de Gabriel Riina, maldito escurridizo sé que él era con quién estaba en el baño de la clínica y si hubiera llegado unos minutos más tarde, de seguro la hubiera perdido para siempre.
Tengo muy claro que esto no es amor esto se trata de posesión, ella es mía y solo mía, no dejaré que nadie más la tenga.
Aunque fuera de la cama nos tratamos como unos completos desconocidos, eso no me importa, porque al final del día debe dormir conmigo, completamente desnuda pegada a mi cuerpo y con mi mano plantada firmemente sobre su vientre.
Pero no debo dejarle ver nunca qué ella es mi debilidad, si lo hago ella querrá más y más, sacará provecho, me va a destruir.
Ahora debo controlarme, no la puedo lastimar, no quiero hacer nada que pueda lastimar a los bebés, sí lo hago ella jamás me lo va a perdonar.
Voy a ser padre...mierda ni siquiera sé cómo ser un esposo, de seguro que seré terrible como padre también.
Llegamos a la mansión, abro la puerta de Allecra y la tomo del brazo de mala manera, su hermana se enoja conmigo diciéndome que no la lastime, le hago un gesto con la mano que entre a la casa y no se meta donde no la llaman, ella es mi esposa y nadie me va a decir que puedo y qué no hacer con ella.
Allecra le hace un gesto a Isabella de que todo está bien y que no pasa nada, que vaya a la casa.
—¿Qué me vas hacer Dante?—está muy asustada puedo oírlo en su voz y mentiría si dijera que eso no me excita, pero también estoy muy enojado por lo que iba a hacer hoy, abandonarme.
Está vez hay cambio de planes, la llevaré a mi habitación, no a la de ella.
—Dante piensa en los niños, no hagas nada que pueda lastimarlos, si les pasa algo no te lo perdonaré jamás, me estás escuchando— lo dice está vez con algo de enojo al final.
Me gusta eso de que ella está dispuesta a rogar y sacrificarse por los que quiere y le importan, no puedo evitar preguntarme. ¿Lo hará alguna vez por mí?
De dónde diablos salió esa pregunta ridícula. ¿Qué mierda?, solo falta que me ponga a llorar y le jure amor eterno.
Es por eso que es mejor solo follarlas y dejarlas, hacer algo más con ellas significa tener problemas en tu vida.
Ya estamos subiendo las escaleras, Isabella se quedó en la sala porque su hermana le dijo que lo haga, ella se queja un poco por mi agarre fuerte en su brazo.
Tengo que prometerme que desde ahora no le quitaré la vista de encima, soy paciente y espero que vaya subiendo suavemente las escaleras, para que no se pueda lastimar.
Ella quiere caminar en dirección a su habitación, pero no la dejo que vaya le indico que debe entrar en mi habitación le abro la puerta y que entre antes de que pierda la paciencia.
Su rostro está lleno de miedo y sorpresa, debería de tenerlos porque sobrio soy un dolor en el trasero y ahora que aún tengo alcohol en mi sistema voy a ser mucho peor.
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Me Compraste pero jamás seré tuya
RomanceAllecra Cavour Castagna de 19 años es usada por su padre para poder calmar a un enemigo que lo quiere muerto, ella aprenderá a las malas que todo lo que planeo para ella nunca sucederá. Pero una idea se forma en su cabeza y esa es luchar por su tan...