Capítulo #19

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Allecra

Mi caminar es de una mujer muy segura pero en realidad estoy muerta de los nervios y tengo miedo de que descubran lo que hice, voy caminando y finjo que estoy enviando mensajes a alguien hasta le estoy sonriendo a la pantalla de mi celular, como si me hubieran escrito algo muy chistoso.

Me acerco a recepción y le hablo a la chica que está ahí de turno—Hola querida, el Sr. Rafaelo, me pidió que les dijera que por favor nadie lo molestará está muy exhausto, acabamos de pasar un delicioso momento juntos, si sabes a lo que me refiero, entonces entenderás el porqué está muy canasado—bajo un poco mis gafas y le doy un guiño de ojo y pongo una cara de estar saciada sexualmente, como si al contarle a ella me viene a la mente el supuesto buen momento que le di a él.

Ella se sonroja y se pone muy nerviosa—¡Sí, sí claro no hay problema!, nadie lo molestara— responde ella muerta de la vergüenza.

¡Bien Allecra!, lo estás haciendo bien, es hora de irse ya.

—Cuídate mucho guapa, ojalá me salgan más clientes así como él, así vuelvo de nuevo por acá, los baños son increíbles y las cosas que se pueden hacer ahí, sabes lo que quiero decir. ¿No?—digo fingiendo ser una prostituta y que no sé, que en este tipo de hoteles no sirven para hacer ese tipo de cosas, por lo menos no abiertamente como son usados los moteles de mala muerte.

Se queda sin palabras  y me mira con cara de indignación, le lanzo un beso y tomo esa como mi oportunidad para irme, me voy de ahí sin que ella quiera averiguar más sobre el asunto.

¡Dios, estoy temblando!, cada paso que doy toma todo de mí, para no desmayarme.

Ya afuera del hotel puedo ver la SUV que me dijo Gabriel y controlo mis pasos como si no tuviera prisa alguna, cuando en realidad todo lo que quiero hacer es correr y subirme a ese auto para irme lo más lejos que pueda de este horrible lugar, pero lo mejor que puedo hacer es seguir manteniendo baja mi cabeza y seguir caminando en completa calma.

Llegó hasta donde me esperaba el conductor, me quito las gafas y él me reconoció de inmediato, asiente  y me abre la puerta para que pueda subir.

Tapo mi rostro con mi cabello lo mejor que puedo, no sé si algún fotógrafo me pueda reconocer o alguna cámara de seguridad en los alrededores, no lo sé, tampoco es que sea una experta o una asesina entrenada, me guio en lo poco que sé de las películas.

Me subo a los asientos de atrás y suelto el aliento que estaba conteniendo, los vidrios son ahumados eso es algo a mi favor me quito las gafas horrendas que usaba y las lanzo, me desplomó en el asiento y hago lo único que se me da bien en está vida y eso es llorar.

Estoy hiperventilando, las lágrimas no dejan de caer por más que trato, no puedo calmarme por nada del mundo, esto es horrible, se siente muy horrible.

¡Lo maté, lo maté!... se lo merecía, él se lo merecía, me digo una y otra vez, además si no lo paraba, él de seguro iba a lastimar a Isabella, seguiría lastimándome a mí, nunca se iba a detener y cuando hubiera conseguido lo que en realidad quería, que era quedarse con todo.

¿Quién iba a asegurar que no se iba a deshacer de mí también?

Me estoy ahogando siento que me está faltando el aire, agarró mi pecho con desesperación, me voy...me voy a desmayar, todo se está volviendo negro.

Solo recuerdo que cuando me estaba sintiendo muy  débil y algo somnolienta me deje caer en el asiento con fuerza, hasta que la oscuridad me lleva del todo perdiendo el conocimiento.

Dante

¡Zorra infiel!, es una jodida puta como todas, más te vale que no te agarre a ti y a tu amante porque hago una promesa de que cumpliré mis amenazas, nadie juega con un Morello, nadie.

Me Compraste pero jamás seré tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora