Dante
Ella está muy diferente de la última vez que la vi, más fría y distante, como si no estuviera aquí y fuera solo un cascarón vacío.
¿Será qué algo grave le pasó?, Tonto ese no es tu problema así que deja que ella lidie con su propia mierda.
Lo que sí es mi problema es la presencia de Vanna aquí, le dije a Leonardo específicamente que no quería verla aquí hoy, aunque si fuera nunca más sería mucho mejor, ella recién volvió de su viaje fue a París, me molesta que apenas llega a la ciudad corre a verme como un cachorrito extrañando a su dueño.
Ahora le estoy mostrando el camino a nuestra habitación a mi esposa, que raro se siente pensarlo y más raro se siente al decirlo.
Avanzamos a la segunda planta alta de la casa, la guío dos puertas más adelante de dónde está mi propia habitación, nos detenemos y le hago un gesto que ese es el nuestro, sin dudarlo ella abre la puerta y entra, le digo a su hermana que espere aquí que ya le indico cual es el suyo, ella me dice que está bien que ahí se estará esperando.
Entro en la habitación para observar a Allecra cómo iba directo a sus maletas, las mismas que hice subir apenas llegaron hoy en la mañana con el camión de la mudanza, aunque son muy pocas cosas, quizás solo se quiso traer lo necesario.
Al principio me pareció todo eso un poco extraño, imaginé que traería muchas cosas más, es casi como si no hubiera tenido muchas pertenencias en casa de sus padres.
Puede ser que tenga algo en mente, creo que tendré que tener un ojo sobre ella solo para estar precavido por si es algún plan raro que tenga con su padre, para poder llegar a mí más fácil.
—¿Bueno qué te parece nuestro lecho nupcial querida?—ella solo observa todo a su alrededor, yo estoy esperando su respuesta.
El dormitorio consiste en una cama de 3 plazas con sábanas de seda negras, almohadas y cojines a juego, mesitas de noche en tonos caoba rojizo y una lámpara delicada en cada una, alfombra en tono borgoña, el cuarto está decorado y pintado en tonos oscuros, no me gusta nada de colores pasteles, lo odio me causa un tremendo dolor de cabeza, el armario es lo suficientemente amplio dónde puede poner todas las cosas que quiera.
—Me da igual que decoración tenga, pero tengo una duda. ¿Dónde están tus cosas Dante? —Entonces eso era lo que buscaba con tanta atención, saber donde estaban mis cosas.
—En mi cuarto privado al que nunca tendrás acceso, cuando necesite un respiro de ti dormiré allá y es todo lo que necesitas saber, no hagas más preguntas de ese tipo—le dejo bien claro, no quiero que piense después que esté matrimonio le da derecho a algo.
Pero la reacción que veo en ella me deja un poco confuso. ¿Es alivio lo qué acabo de ver en su rostro?
—Está bien, no me importa en lo más mínimo puedes hacer lo que desees, hasta puedes dormir con una de tus chicas en tu habitación, quiero saber si estamos claros con eso. ¿O no?— Escuchar que ella me dice eso no sé porque hace enojar tanto, es la primera vez que una mujer no me quiere cerca de ella ni me está rogando que la folle.
Y más me enoja con la tranquilidad que me lo acaba de decir, no cabe duda que ella no está fingiendo en lo absoluto.
—¡Voy a regresar en 30 minutos!,tengo que ir a despedir a tu familia y después de eso regresaré aquí para que podamos tener nuestra tan ansiada noche de bodas esposa—le espetó muy irónico, la verdad es que prefiero estar con Alessandra que aquí con este témpano de hielo, pero ella debe saber cuál es su lugar y que su opinión no es importante para mí.
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Me Compraste pero jamás seré tuya
RomansaAllecra Cavour Castagna de 19 años es usada por su padre para poder calmar a un enemigo que lo quiere muerto, ella aprenderá a las malas que todo lo que planeo para ella nunca sucederá. Pero una idea se forma en su cabeza y esa es luchar por su tan...