Capítulo #17

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Allecra

He perdido tiempo en su despacho, tiempo valioso que podía haber aprovechado en idear algo más concreto con Gabriel y mi  encargo que le dije  ayer que necesitaba con mucha urgencia el día de hoy.

Después de tener sexo con Dante subí y me cambié por algo más deportivo, me puse unas zapatillas blancas de deporte, unos leggins negros y un top pequeño del mismo color, junto con una chaqueta jean negra encima, esto servira.

Me puse unas gafas, agarré un bolso y salí rápido de la mansión con rumbo a casa de padre.

Media hora después y de haber podido perder a los fotógrafos que me acosaban más que nunca, me estaciono afuera de mi antigua casa.

Me dejan entrar y no pierdo tiempo en bajarme del auto y entregar mis llaves para caminar el pequeño espacio que falta para llegar a la entrada.

Entro muy nerviosa, pero con mi cabeza en alto, camino hasta el despacho de padre, aunque quisiera jamás podría olvidarme las veces que tuve que estar aquí y ser golpeada solo porque él lo disfrutaba o por qué aseguraba que me lo merecía por haber hecho las cosas mal.

Toco suavemente la puerta y escucho que me gritan que pase.

Entro lo más relajada que puedo, pero esta vez con la diferencia de que ya no agachó  más mí cabeza ni tampoco adoptando una pose sumisa frente a él.

Miro a la cara a mi Padre y este solo se recuesta en su silla y levanta una ceja con diversión en mi dirección.

— Veo que al fin obtuviste algo de valentía y dejaste de ser una cobarde, Allecra— se burla como si no fuera gran cosa lo que estoy haciendo.

—¿Qué es lo qué deseas padre, para que me mandaste a llamar?— pregunto directa al grano, no veo cual es la necesidad de seguir fingiendo.

Luciano solo levanta una ceja en mi dirección como si le hubiera causado un poco de sorpresa mi actitud, pero sigue sentado como si no hubiera entrado nadie, ni siquiera su hermana.

Alejo todo tipo de reproches de mi mente, me concentro en el aquí y el ahora y cómo van a ser las cosas ahora entre nosotros.

—¡Quiero que le digas al imbécil de tu esposo que me dé 3 de sus mejores burdeles!, las chicas que él trafica son mejores que las mías, me gustan mucho, son más hermosas que las que tengo yo y hasta su cuerpo es perfecto, no sé de dónde las saca pero quiero eso que te acabo de pedir lo más rápido posible—dice sin más, como si me estuviera pidiendo que le regale manzanas.

—¿Por qué mejor no me pides que te baje las estrellas, Padre?, Quizás eso sea más sencillo de hacer, que la locura que me estás pidiendo ahora—digo cruzándome de brazos, es que no deja de  sorprender hasta donde llega la forma de pensar de él.

Golpea fuerte su puño contra el escritorio, haciendo que tiemblen los portarretratos de mi madre y mis hermanos, su vaso con whisky también tiembla, pero parece no importarle.

— ¿Acaso te pregunté qué opinas tú maldita idiota?, dime si debo hacer que entiendas por la fuerza lo que acabo de decir en ese tonto cerebro tuyo lo que te estoy ordenando que hagas—espeta furioso, él es el tonto que no entiende lo que le estoy diciendo, pero decido morderme la lengua.

—No, no lo hizo padre, pero mi esposo no me trata ni ve mejor que usted, así que dudo que quiera darme lo que usted me está exigiendo que le pida, es lo que le estoy tratando de explicar pero no me entiende por lo visto— digo apretando los puños para que me ayude a contener mi rabia, si la dejo salir padre puede ponerme en mi lugar a golpes, de eso no hay duda.

Me Compraste pero jamás seré tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora