Allecra
Me duele mucho el cuerpo, producto de haber tenido una noche larga de sexo, este hombre es insaciable con razón tiene tantas fulanas disponibles para saciarse.
No sé por qué tiene la necesidad de arrancarme la ropa, cuando tranquilamente puedo quitármela, es un cavernícola en todo el sentido de la palabra.
Me ducho y me visto rápidamente, quiero ver a Isabella antes de que tenga que irse a la escuela.
Una vez que estoy vestida corro a su habitación, golpeó la puerta y esperó a que me abra la puerta, escucho ruido del otro lado de la y unos pasos que están acercándose, una vez que abre la puerta puedo ver al fin a mi dulce hermana.
— Buon giorno, Alle—me regala una sonrisa genuina,ella es mi persona favorita en este mundo.
—Hermana te extrañe mucho. ¿Por qué no has ido a verme a mi habitación?— le reprochó.
Agacha la mirada y todo su rostro enrojece, eso es raro en ella nunca lo hace.
—Es que ayer me desperté bien tarde y camine a tu habitación hermana, pero está vez ya no te escuchaba solo a ti con ese tono suplicante, escuché a tu esposo también, no sé qué pasaba, así que corrí de regreso a mi habitación, tenía tanto miedo— con lágrimas en sus ojos me confiesa.
Quiero morir de vergüenza, mi rostro debe estar del color de la remolacha.
— Cla...claro que no hermana, no me lastimo, por lo no de la manera que estás pensando — entro con ella a su habitación y cierro la puerta.
Nos sentamos en su cama, mientras yo secaba sus lágrimas, siento unas ganas locas de querer reírme pero sé muy bien que si lo hago se ofenderá, tomó una bocanada de aire y me armo de valor, para lo que voy esto ya a punto de decirle.
—Cuando tú seas adulta Isabella, quizás te sientas algo curiosa por experimentar cosas con los chicos, pueden ser besos, caricias e incluso, puedes sentir la necesidad de querer tener relaciones sexuales— me detengo y me preparo para dejarle bien claro lo siguiente.
—Isabella escuchame bien lo que te voy a decir, nadie, pero nunca nadie puede obligarte a hacer algo que tú no quieras, ¡Si tú dices no, es no!— le dejó bien en claro esa parte, porque nadie debe obligarla como lo hicieron conmigo.
—Si él no lo entiende debes golpearlo fuerte en sus partes de hombre y correr lejos, ¡Entendido!, luego debes decirme quién es que yo me encargo de él, soy tú hermana siempre te protegeré, no lo dudes jamás. ¡Yo moriría y mataría a quién sea por ti!, no tengas duda de eso— le hago saber mirándola fijamente a los ojos, así no le queda duda alguna de lo tan serio que estoy hablando.
—Ahora, sabes que soy una mujer casada. ¿Verdad?—Ella me dice un pequeño sí, entonces yo me armo de valor para lo siguiente que tengo que decir—Pu...pues los esposos se acarician y se aman en ciertas ocasiones no es nada malo y cuando hacen eso suelen hacer esos sonidos que tú escuchaste ayer en la noche, discúlpame por asustarte, hablaré con Dante respecto a eso, no debes tener nada que temer Isabella estás a salvo— la apaciguó.
— Está bien hermana, confío en ti— me abraza fuertemente, yo aprovecho para peinar su cabello con mis manos.
—Isabella ahora debo pedirte un favor, mírame—agarro su cabeza en mis manos para que entienda que lo que le voy a decir es muy serio.
—Si ves a Rafaelo en cualquier lado en el que te encuentres, no te acerques a él por nada del mundo. ¡Entendido!, él ahora es como padre, es malo y nos quiere lastimar, prométeme que si lo ves pedirás ayuda a quién sea o correrás lejos de él—le exijo
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Me Compraste pero jamás seré tuya
RomanceAllecra Cavour Castagna de 19 años es usada por su padre para poder calmar a un enemigo que lo quiere muerto, ella aprenderá a las malas que todo lo que planeo para ella nunca sucederá. Pero una idea se forma en su cabeza y esa es luchar por su tan...