Prólogo

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En este momento puedo escuchar a los lejos como ladran intensa y furiosamente nuestros perros guardianes, también se puede escuchar los gritos intensos pertenecientes a nuestros hombres de seguridad, bueno una parte corresponde a ellos y la otra, pues provienen de la banda contraria que nos están atacando en este momento lo más seguro es que esos hombres fueron enviados por él, en sus gritos se pueden escuchar como luchan con todas sus fuerzas con los integrantes de la banda rival para que no logren ingresar a la mansión, para ser más específica contra quienes ellos luchan son Los Gambino, me arrepiento el día que no luché más contra ellos para no tener nada que ver con esa familia, pero mi Padre el ser más despreciable de esté mundo amenazo la vida de mi pequeña hermana Isabella y no pude oponerme por más que hubiese querido a sus horribles deseos, siento como se estremece con fuerza la mansión dejando todo alrededor en silencio por unos pocos segundos para que después se escuche nuevamente como se reanuda la batalla otra vez el cruce de balas, los ladridos fuertes, los gritos, todo.

Los niños empiezan a llorar con más fuerza, yo agarro a Niccolò mientras mi hermana Isabella toma en brazos a Gianna, escucho que se abre de golpe la puerta y apunto sin dudar o que me tiemble la mano a quien sea que haya ingresado a la habitación, pero con alivio veo que es Gabriel, bajo el arma y le pongo el seguro acomodándola en la parte de atrás de mi pantalón en donde estuvo escondida todo este tiempo como precaución por si alguien venía por nosotros.

Sonrió algo tensa—No me asustes así nunca más, casi meto una bala en tu frente, ¿Bellarosa dónde está?—tomo de la mano a Isabella pegándola más a mi y espero a que Gabriel me diga que vamos hacer ahora para salir ilesos de aquí.

Principessa, sabes que ella está a salvo y esperando por nosotros, así que pongámonos en marcha sino tendré que soportar sus gritos y las quejas que me va a dar cada 5 minutos, ¿Quieres qué te ayude llevando a Niccolò?—extiende las manos para que le dé a mi bebé, pero ese gesto solo hace que apreté a mi bebé más en mi pecho y me niegue a aceptar su ayuda.

—No, déjalo, no te preocupes lo voy a seguir llevando yo, indícame el camino antes de que esos cerdos lleguen a nosotros y no solo nos llenen de balas, sino que también se lleven a mis bebés con ese porco mujeriego—lo digo tratando de que la ola de rabia e indignación que me embarga no sea tan obvia.

Avanzamos con cautela por la parte de atrás de la mansión hasta que finalmente llegamos con éxito hasta donde están  dos SUV esperándonos, refuerzo mi agarre en la mano de Isabella y la insto a que camine conmigo más rápido, detrás de ella están dos hombres más integrantes del Clan de los Riina, mis aliados en este momento, ellos están cuidando nuestras espaldas.

En el momento que terminamos de subir a los autos, de repente se escucha una fuerte explosión seguido de más disparos, eso solo significa lo que más temía, ellos finalmente lograron penetrar en la mansión, los conductores toman eso como una señal para ponerse en movimiento sin perder más tiempo, ya en la seguridad del auto un poco más aliviada acuno a mi bebé tratando de calmarlo ya que nunca dejó de llorar desde que lo tomé en mis brazos cuando estábamos en la habitación, observo a Isabella que tiene abrazada con fuerza a Gianna y el pánico grabado en todo su rostro, me calma saber que ella está a salvo junto a mí.

Una vez que me cercioro que ambas están cómodas, me giro hacia la ventana y observo horrorizada como las llamas van tomando vida en la parte del frente de la mansión, espero  que la mayoría de los hombres hayan podido escapar necesito tener más gente de mi lado si quiero recuperar lo que por ley es mío y pelear por mis hijos.

¡Dante Morello me las pagarás!, una por una todas las malas experiencias  que me has hecho pasar,nadie se mete con una Cavour y vive para contarlo, por como me usaste y jugaste conmigo sin piedad…Te doy mi palabra que te haré pagar.


Me Compraste pero jamás seré tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora