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Todo era dolor y oscuridad.
Podía escuchar a los lejos la voz de Valt gritarle algo, pero no entendía que, por más que se esforzara.
Intentó ponerse de pie, pero no lo logró al estar sujeto, de nuevo repitió la acción y nada, una nueva idea, usar su poder, pero le inquieto el hecho de no sentir fluir esa energía por sus venas.
Logró abrir los ojos, las cadenas gruesas y pesadas le impedían el flujo de su poder, seguro eran especiales para negar el uso de los kosei.
—Despertaste antes –Vlad estaba fascinado —Kyousuke es... testarudo. Cree que no se la verdad –río —y tú... crees que solo podrías liberar a todos de un destino ya puesto en escena. Que ridiculo.
—No soy el único –desafío Shu, aún no se daría por vencido.
—Muy animado, no esperaba menos –le sujeto el rostro a la fuerza —creen en una falsa esperanza.
El albino frunció el ceño, detectaba inestabilidad en el otro, un poder caótico pero reversible. Al menos sabía algo, AfO no estaba solo, y Shigaraki no era su único medio.
Los había estado analizando, no era tonto, aún en la distancia de los acontecimientos, Shu entendía que las cosas perecerían, pero al menos el por su propia mano intentaría arreglar las cosas, o terminar con ellas.
Vlad le sonrío y soltó —no durarás mucho, y te ovacionó de pie, aún inconsciente, AfO no logró obtener tu poder.
Ahora el río, no lo había hecho con tanta necesidad —claro que no podría, pero eso lo sabes perfecto, al vivir con un cardinal.
Y era cierto, Vlad sabía eso. A diferencia del resto, el poder de ellos era imposible de ser robado o eliminado, no tenían razones exactas y tal vez nunca lo sabrían, pero estaban a salvo de ello.
—Tienes razón... y por ello mismo, es mejor eliminarlos de raíz –aquellas palabras no le gustaron a Shu, menos si iban acompañadas de una risa malévola y una sonrisa desquiciada.
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La batalla había sido rápida y entre todo el ajetreo y por ello Bakugou no se dio cuenta cuando Kyousuke lo había noqueado y llevado con ellos.
Gruño y solo se alejó de todos, no tenía cabeza ni paciencia para todo el desastre que de nueva cuenta estaba viviendo, sin entender lo real y que no.
Tal vez solo estaba dormido, soñando profundamente como todos los científicos dicen, que un sueño que uno piensa es largo, pero realmente solo fueron unos minutos, pero aquello ya marcaba más de unos minutos.
Tomó aire al momento de sentirse mareado por la falta del mismo, Shigeo se acercó —lo viste también...
Más extraño que esas palabras y esa manera de ser del chico que, de algún modo le recuerda al débil de Deku, era esa sensación de verdad, de saber lo que dice, como verlo desde esos ojos.
—¿Qué mierdas dices?
—Se que... conociste a uno del pasado...
—¿Y si fue así que? Toda esta mierda me tiene del carajo, solo quiero patearle el culo al responsable de esto y...
—No terminará, no al menos que se pierda algo, lo sabes y por eso la historia sigue. Por ti... esto no tendrá fin.
—¿Que mierda...?