138 19 0
                                        

Aizawa le había sujetado con sus cintas al tiempo que Sero, haciéndole caer de golpe contra el suelo.

—¿Que fue todo eso, Kaminari? –interrogó el profesor en una habitación solo ellos dos.

Después de atraparlo, pidió que los dejaran y fueron a la habitación, los otros estaban preocupados por su amigo, como el resto de la clase, pero no pudieron decir nada ante la mirada aterrador del profesor que les impidió siquiera decir algo.

Denki seguía con la vista baja, con la rabia dentro de su ser golpeándolo por querer salir.

Aizawa relajo los músculos, este grupo en verdad le hacían ser un monstruo y una mamá al mismo tiempo —debes disculparte con el chico. También harás un escrito cada día sobre lo que se realizó y tendrás toque de queda, no podrás salir con los demás y tampoco tendrás entrenamiento.

Un castigo justo. Pensaba.

Si tan solo en ello no estuviera tener que disculparse, no quería verlo, no esperaba verlo jamás.

Aizawa le dejó solo en la habitación, y entrando unos minutos en silencio, logró sacar aquella rabia en un grito que alteró a los vecinos.

Despertó en la madrugada con el cuerpo sudado y un dolor de cabeza y zumbar de oídos irritante.

Recordaba muy poco de lo que pasó después de abordar el avión, tener las pesadillas y ser abrazado por Midnight.

Un par de ojos le veía a la distancia en una silla, una chica de cabello púrpura con orbes azules como el mar.

Ambos alzaron la ceja al tiempo, fruncieron el entrecejo hasta que la chica suspiro y se levanto —Haku vendrá en un momento –hablo ganándole la palabra al chico quien ni ganas de enojarse tenía de por qué estaba ahí.

Poco a poco las cosas se fueron ajustando en su cabeza aún con el terrible dolor, y con esa distracción de no escuchar a la chica...

Una mano en la nuca, hacer que la mire a los ojos y...

El frasco en sus labios dejó caer en su garganta el líquido algo espeso de color desconocido pero sabor amargo y fresco a menta al final.

Tosió un par de veces mirando a la chica con una victoria en sus ojos. La explotaría, le explotaría la cara.

La puerta se abrió dejando ver al bicolor entrar y cerrar tras de sí —hasta que llegas –camino a él la chica.

—Solo fue menos de una hora. Gracias, Lalaya.

—Lo que sea, dale el frasco cuando halla comido mañana –dicho esto se fue.

Hakuryuu acercó la silla y acomodó en esta para quedar a lado de un confundido y molesto Bakugou —¿recuerdas algo de cuando llegaste? ¿Cuando bajaste del avión?

—¡No diré una mierda a quien no conozco!

—Eso quiere decir que no.

—¡No eh dicho eso, bastardo!

—Si sigues gritando empeorarás tú estado, ya perdiste un día, ya es media noche desde que llegaste. Parece que los viajes no te sientan bien.

La bestia estaba despertando.

—Eres el numero uno de la Yuei ¿no? Katsuki Bakugou, kosei explosivo como tu carácter –suspiro —hubiese preferido cuide niños de kinder...

—¡¿Que muerda crees que...?! —un minuto quedó cegado por una incandescente luz y el aire le faltó —q...

—Soy Hakuryuu Bai Long, kosei dual y el número uno del instituto God Edén, y tu mentor.

Yo contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora