八十一

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Para Tamaki no era difícil de detener los golpes de aquellos que alguna vez fueron sus amigos.

Los conocía bien que incluso se había aburrido.

Quería que abrieran los ojos, que se dieran cuenta que era tarde ya, tarde para volver, tarde para recuperar lo que ya estaba perdido.

Por qué el par no lucha del todo por defender a aquellas indefensas personas, por salvar la poco infraestructura que quedaba de pie.

Nada de eso.

Para Nejire y Mirio lo que les inquietaba y buscaban rescatar era a su amigo, aquel tembloroso, tímido y nada sociable Amajiki Tamaki.

Golpe tras golpe.

Palabras.

El chico no se detenía, ni retenía la fuerza con la cual golpeaba a quienes alguna vez fueron sus compañeros.

«Soy una bestia... no merezco la amistad de nadie »el mismo sabía lo que era.

Un asqueroso ser con un futuro que nada bueno le esperaba, cuando mucho una muerte rápida en soledad, sin que nadie lo extrañe.

Pero entonces en un momento de distracción, los brazos de Mirio le sujetaron por fuerza impidiéndole mover los brazos, y con la fuerza de las ondas de Hadou, dieron de lleno dentro de una oficina vacía.

Amajiki se removía con fuerza, azotando los tentáculos de un lado a otro destruyendo todo a su pasó, las alas aleteaban de igual manera con fuerza, pero la increíble fuerza de Mirio era mayor, eso y su espíritu, el noble corazón que aún resguarda la esperanza de traer de vuelta a su amigo.

Al costo que fuese necesario.


Hawks de alguna manera dio con el par sujetando a tiempo al hijo del héroe número uno, quien ya había caído rendido.

Con Dabi no hacía falta tener que atraparlo, cayó de píe perfecto al suelo.

Ambas miradas se encontraron, pero sólo eso. Dabi se retiró sin decir nada.


Regresando con las ondas de intenso calor, aquellas siguiente bestia que parecía salir de las puertas del infierno dio un gran rugido terminando por derribar todo aquello que ya solo se sostenía por poco.

De igual tamaño que el dragón de Deku, el cual aún no podía ser parado o incluso dañado. Un fuerte caparazón con púas, patas anchas y de pezuñas gruesas, piel igual de gruesa y dura.

Kid había abandonado su humanidad para ser poder total.

Pronto el sentir de una fuerza de igual comparación hizo reaccionar a ambas bestias y buscarse para luchar.

No podía haber una fuerza mayor que la otra, una de las dos debía de caer.


Yuka cubierta con un oscura capa era llevada por Goenji devuelta al mundo por la última pelea que debía terminar, una que había quedó pendiente.

Yo contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora