十七

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Como algo tan sencillo podría ser tan estresante. Era como un grano en el culo, o en el rostro, que estaba ahí, riéndose de ti.

Hakuryuu Bailong. Catorce años de edad. Número uno de su clase y parte del top diez de los mejores de aquella institución.

¡Parte del top diez! No que era el número uno, era un top diez.

Con eso en claro...

¡¿Como cojones podían decir que ese era su tutor y más aún que fuera mejor que él?!

Lo reconocía, era un tonto si no lo hacía, Bakugou Katsuki sabía reconocer a los fuertes, por qué debía superarlos, por eso les tenía y prestaba suma atención.

—¡Carajo! –exclamó pateando lo que sea que fuera que pateo.

Hace dos noches habían salido de emergencia por la alerta de una compañía de químicos que pasó después a un laboratorio.

Pasaron unas horas hasta que por petición de Kidou de que Hakuryuu observará desde las alturas, lograron notar al responsable de aquello.

Los primeros eran solamente distracción, y vaya que lo eran, unos tipos peor que diarrea en verano estropeando su camino.

El chico a palabras de Hakuryuu poseía el kosei de sombra. Había escuchado uno igual por parte de la clase B, y por su compañero Tokoyami, pero no era solo eso, sino que también parecía tener un segundo, atravesar cosas, que este era como el poder de Mirio, lo que supo después por parte de Kirishima.

Hasta ahí todo bien dentro de lo que cabe, si incluimos a los heridos y los desastres en el camino.

Pero lo que prendió por completo la mecha en Bakugou, que lo hizo explotar y lanzarse al acecho como una bestia cazando a su presa fue que ese chico, menor que él en edad pero superior en escolaridad le ordenara.

¡Ordenarle! ¡A él!

Una cosa era comportarse en la escuela, seguir uno que otro consejo tal vez, pero en el campo de guerra, las cosas se hacían cuando se debían y no esperar órdenes.

O bueno, esa es la aún mentalidad de Katsuki Bakugou, por lo cual recibió esa paliza sin ver de quién venía y despertar en una camilla con el cuerpo pesado y un dolor de cabeza.

Golpeó ahora el suelo y se levanto de un salto con el aura mas macabra que pudiera tener.

Abrió la puerta y aquella aura de se fue de golpe al suelo tal como vino. Frunció el ceño y gruño internamente.

—¿Crees que es un juego? –Reina intervino en la salida del chico y ahora parecía acorralarlo. Ella era una superior, la número uno del top de alumnos —¿te crees muy listo para desobedecer una orden?

Desvió la mirada. Respondería pero la palabra se la ganó un conjunto de chicos, los conocía.

—Por favor, no fue realmente su intención, fue más el impulso, recuerde –comenzó Taiyou. Amemiya Taiyou con el kosei de fuego, no era muy inteligente pero su poder era abrumador, le recuerda una parte de Todoroki, pero también al cabello de mierda de Kirishima en su personalidad tan alegre.

—Es un idiota aún, por haber tenido algunos acontecimientos con la liga de villanos no quiere decir nada –siguió Hyuga. ¿Se burlaba de él acaso? Ese chico era la contra parte de Taiyou, frío, otro quien le recordaba a Todoroki no solo en su kosei de hielo, sino en su estoico manera de ser. Ladeo la cabeza —simplemente hace lo que cree bueno para él mismo.

—¡No sean tan duros! –una copia de Denki y Kirishima —¡Katsuki es inocente!

—Basta –riño. Minaho era quien se mantenía callado —esto no es asunto suyo, no se entrometan y vayan a sus clases.

—Yo sepa, no es ilegal defender a otro, y hay reunión de maestros –atacó Minaho.

Debieron pensarlo tres veces antes de ponerse delante de la chica quien los mando lejos de ahí.

Yo contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora