Abrió los ojos.
El bullicio de todos los días a la distancia, los gritos de su madre desde la cocina, el despertador sonando.
No
No de nuevo.
Se sujeto con ambas manos la cabeza y rio bajo hasta elevar el tono.
Debía ser una broma. Una maldita y perra broma de mal gusto, una maldita pesadilla que se volvió su infierno.
Lágrimas resbalando de sus orbes carmines agotados por todo, agotado por nada. Cansados por realidades falsas o por hechos sin saber si fueron en verdad o solo una fiebre, una que le hizo incluso perderse de si mismo.
No
No quiero.
Se removió inquieto, sin sentir el calor por la fiebre y el ardor en su piel.
Una broma.
Una puta broma.
Era un juego. Una maldita broma por alguien que quería verle perder la cabeza. Un alguien capas de ser tan cruel y lunático que sin impórtale que fuera solo un adolescente, le torturaba a tal grado de querer morir.
Mitsuki y Masaru subieron rápido los escalones, este ultimo marcando a Aizawa, el cual era conocedor del estado del joven.
Después del secuestro de Bakugou por Shigaraki y la Liga, este había empezado a tener síntomas de fiebre, vomito, nauseas y perdida de la memoria, desmayos y frecuentes dolores de cabeza que le hacían perderse en su mente.
Algo que Recovery Girl u otros médicos o héroes con poderes curativos no lograban tener avance con el cenizo.
En el hogar de la familia Todoroki, el menor se encontraba hecho un desastre, y es que podría verse como un chico frío que empezaba a socializar mas con su grupo, pero la realidad era que le quemaba por dentro aun su debilidad por no haber hecho algo por Bakugou.
Aquel explosivo desde su inicio en Yuei se había plantado en su cabeza, y es que Katsuki fue el primero de entre todos, su poder abrumador, ese carácter de demonio pero mente estratégica, esa fuerza y esa tenacidad le hacían querer derrotarle, pero más que ello, querer domarlo, y eso era algo que no quería.
Aquella parte era una que sabía, provenía por ser hijo de Enji, el querer doblegar a todos.
Quería ayudar a Bakugou, pero siquiera podía acercarse por el peligro que anuncio Aizawa que sería. Apretó los puños y golpeo la pared.