Capítulo 18

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Selina

Había pasado ya la noche buena y la navidad, y con ella se llevaba dos días de completa tormenta en mi y en mi familia.

La primera pelea fue porque Rodrigo nos invitó a pasar las vacaciones con su familia en canadá, mis padres aceptaron de inmediato pero el problema era yo, no estaba de acuerdo, ya tenía planes y ellos pensaron que dejaría a mis primos y amigos solos con nuestros planes solo por un viaje tonto con una persona tonta.

Y la otra pelea era la que más me mataba, y tenía nombre. Damián.

No lo he visto desde ese día en que nos peleamos, y no puedo dejar de sentir que es mi culpa por no saber darle su lugar el lugar de mi novio el cual tiene que estar presente en estas estúpidas fiestas familiares.

Mi pecho sentía una presión horrible cada vez que pienso en él, no quería pelear, de hecho odiaba pelear y al parecer es lo que más hago y busco.

—Selina, deja de pensar, el no se comportará cómo un imbécil— Sofía me miro de soslayo. Mientras metía un par de calcetas en su maleta.— si lo hace le parto la cara no te preocupes.

—Es que, siempre que hay una pelea acostumbro a sentirme la culpable de lo que provoco la pelea, sabes es como cargar el doble peso de una pelea— hable mientras me tendía en su cama y metía mi cabeza en su almohada lila.

—Y por eso siempre eres la primera en pedir perdón o buscar la manera de arreglar las cosas— escuche como bajaba si maleta al piso— siento que Damián es diferente a los demás, el te pedirá perdón primero antes que tú.

—Eso no es cierto, ya me hubiera buscado, incluso lo espere en noche buena, y navidad tenía la sensación de que tocaría mi puerta y me diría algo— alce la cabeza— y no lo hizo, creo que es porque sigue molesto conmigo— y baje la cabeza con brusquedad nuevamente hacia la almohada.

—Vamos Selina, no es el fin del mundo, tener ese tipo de peleas es algo normal en una relación— me dio una palmada en la espalda— pero arreglen sus diferencias y aprendan de esta pelea para que algo como eso no se repita— y su palmada bajo hacia mi trasero pegándome con más fuerza.

—¡Oye!— exclame molesta

—Arriba niña, Dante ya nos esta esperando— hablo tomando de mi mano y jalando de ella hacia la salida de su casa.

—Solo ruego a dios que no sea incomodo pasar 5 días con él.— tome mi maleta qué descansaba en puerta principal.

Ambas salimos con gorros blancos y chamarras rosas con pantalones a juego de los gorros. Si Sofía me regalo en navidad un conjunto de ropa y ella también se había comprado uno igual para estar combinadas en este día.

—Pero miren quienes vienen por aquí, las gemelas locas— Dante grito bajando las ventanas deñ coche.

Mi corazón latió nuevamente cuando vi a Damián sentado en el asiento del copiloto.

El giro su rostro hacia nosotras y sus ojos se iluminaron dejándome ver una risa entre sus labios.

Dos días, solo pasaron dos días y lo veía incluso más guapo de lo que ya era. En su cuello portaba una bufanda gris y una chamarra negra, haciendo que esos colores lucieran en su tono de piel y en esos ojos miel.

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