Capítulo 28

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—Solo respira y trata de pujar lo bastante fuerte— escuche al doctor decir a lo lejos. 

Todo se miraba distorsionado, había lucen blancas al rededor del lugar, personas con trajes azules, solo podía sentir que el dolor en mi parte baja me rompía en dos pedazos.

Estaba dando a luz, los meses pasaron, después de mi boda todo fue pasando demasiado rápido. Rodrigo era el esposo más cariñoso del mundo, me cuido en estos meses de embarazo, consentía todos mis antojos y me abrazaba cuando lloraba del dolor.

Realmente estaba comenzando a quererlo, me sentís cómoda a su lado. Justo en estos momentos el tomaba de mi mano mientras yo gritaba del dolor.

Dolía, dolía lo bastante para volver a querer tener otro bebé. Sentía que una parte de mi se desprendida con cada grito qué daba. Todo me daba vueltas y escuchaba el «ya falta poco» del doctor me hacia querer matarlo por estarme engañando. Podía ver como algunas enfermeras se reían de mí por algún motivo que desconocía en estos momentos. Solo quería que sacaran al pequeño humano dentro de mi de una vez por todas.

—¿Todo bien doctor?— escuche lejana la voz de Rodrigo

—Hay hemorragia— su voz ya no me daba ánimos, ahora era un tono más serio.— Necesito que preparen más anestesia, cuando el niño salga por completo necesitará una operación de emergencia— escuche desde lejos sus palabras.

—¿Mi bebé estará bien?— dije entre lágrimas y sudor.— di un grito con más fuerza y todo se volvió más borroso

—Él está sano y salvo— escuche como el doctor sonreía entre palabras y un pequeño llanto comenzaba a llenar el lugar.— es un niño, muchas felicidades.

Sentí como la sangre trataba de bombear mi corazón pero por alguna razón se sentía imposible. Mi vista estaba perdida hasta que sentí como un pequeño peso estaba a mi lado derecho. Había un olor extraño pero un pequeño gemido hizo que girará mi vista hacia él.

Ahí estaba mi pequeño hijo, uno que había sido creado por el amor de mi vida. Fue abriendo poco a poco sus pequeños ojos y ahí me di cuenta que parecía que lo estaba mirando a Damián. El se había ido de mi lado pero me había dejado un pedazo de él en mi vida. Nuestro hijo.

—Te pareces tanto a tu papá— llore mientras acariciaba su pequeña mejilla aun manchada de rojo— Jacob ese será tu nombre.

Dije, para después sentir que mi vista se ponía negra, después de eso todo fue oscuridad.

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Desperté por los latidos de mi corazón, nuevamente los escuchaba, sentía que había terminado de ir a una gran batalla y terminaba de perder mis extremidades. Me dolía todo el cuerpo y al parecer la anestesia ya se había pasado. Gire mi vista y vi un cuarto totalmente blanco una ventana y cortinas blancas.

—Despertaste— Rodrigo apareció en la puerta que se suponía era del baño de la habitación— Pensé que lo harías hasta mañana..

—¿Cuanto tiempo paso?— le pregunté mientras trataba de incorporarme— ¿y mi bebé?— su sonrisa se borro.

—No debes de tener movimientos bruscos, tienes nueve horas de salir de una operación— ignoro mi otra pregunta— al parecer el parto se complicó cuando se dieron cuenta que había una hemorragia.

—¿Tuve una hemorragia?— Me asuste por unos segundos al pensar que pude haber perdido a mi hijo.— ¿ya puedo ver a mi bebé?— lo mire y su rostro se oscureció por completo, parecía como si todo tipo de sentimientos hubiese desaparecido en él.

—Parece que ya despertó la nueva mamá— el doctor entró a la habitación y me sonrió de forma cálida.

—¿Donde esta mi bebé?— fue lo primero que dije, comenzaba a entrar en pánico por no saber nada de él.

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