Capítulo 15

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Damián

Sonreí al ver bajar del autobús a Selina y a su prima Sofía.

Me encontraba vendiendo un poco de maíz en las polvosas calles de mi pequeño pueblo y justamente en la calle principal el autobús se paro y pude ver a esa chica linda bajar algo mareada junto con su prima.

¿Nunca se habían subido a un autobús?

Su mirada pasaba por toda la calle reconociendo una parte del lugar, hasta que del otro lado de la calle me encontro, sorprendida camino hacia mi jalando del brazo a su prima.

—¡Mira primero antes de cruzar la calle! — exclame alarmado al ver que no había tomado ningún cuidado al caminar en medio de la calle.

Ella solamente asintió y corrió más rápido, lo cual me hizo sentir más preocupado por ambas chicas. Cuando por fin estaban a mi lado ella soltó el brazo de su prima y me saludo con un abrazo el cual correspondi al instante.

—Dios, voy a vomitar— Sofía se sentó en la banqueta y se tapo su boca con ambas manos

—Estas bien— Selina se separo rápidamente de nuestro abrazo rompiendo nuestro momento.

—Me siento mareada— alzó su mirada y podíamos notar que el color de su piel se habia ido, haciéndola ver demasiada pálida

—¿Quieres vomitar?— pregunte alarmado.

No soy bueno viendo a las personas vomitar, porque las ganas de hacerlo me llegan, y es algo que no estaría orgulloso de que mi casi novia me viera vomitar junto con su prima.

—Algo así— volvió a bajar su cabeza, Selina se puso a su lado y se inclinó hacia ella dándole pequeñas palmadas en su espalda— No me vuelvo a subir jamás en un monstruo de esos— demandó con voz cortada.

—Perdoname, no pensé que te mareabas tan fácil— podía notar la mirada de preocupación de Selina.

Haciendo de lado mi preocupación por si fuera vomitar, me acerque a ella.

—Quieres un poco de agua, ¿o algo más para que se te pase el asco?— pregunte mientras trataba de mirar sus ojos

—Te acepto el agua— me miro finalmente— fue horrible, tuve que ir todo el camino parada y agarrada de un tuvo, se siente horrible es como si fueras en un juego mecánico parada y solo rezas para que llegues con vida— se quejo como una pequeña niña asustada.

—Sof, perdoname, yo también me sentía mal pero no la sufrí tanto como tu— Selina la abrazo de la espalda.

Mire a mi alrededor y note a ese chico que portaba siempre una gorra verde y que portaba su delantal de la carnicería en donde trabajaba.

—¡Ián!— le grite para llamar la atención del distraído chico.

El volteo de inmediato a mi llamado, le hice señas que viniera con nosotros rápidamente

—Hola Damián— saludo animadamente, pero su risa se borro al ver a la chica sentada y pálida a mi lado— ¿Que paso aquí?.

—Necesito que me consigas una botella de agua de inmediato, por favor amigo— el asintió rápidamente

—No me tardo, tengo un par de ellas en la carnicería— nos señaló el lugar y se fue corriendo hacia el.

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