Capítulo 20

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Selina

La presión en mi pecho era algo horrible, no sabía porque lo sentía. En muchas ocasiones en mi vida no tenía idea de que me encontraba haciendo, pero al analizarlo encontraba el rumbo correcto y la seguridad de las cosas. Ahora no sabía ni que rumbo tomaría mi decisión al presentar a Damián como mi novio a mis padres.

Estaba consciente de que ellos no querían a Damián, es claro ver que no le he dicho a Damián sobre la situación de ellos buscándome una pareja para casarme. —Así que esto saldrá mal muy mal—. horas atrás el alcohol me hizo abrir la boca y decirle eso a Damián, pero no era esa la maldita sorpresa.

La gran sorpresa que tenia era dos boletos para ir a un concierto y pasar un rato juntos. — ¿como diablos se me ocurrió decirle que iríamos a casa de mis padres para hablar de lo nuestro!—. Suspire y cubrí más mi rostro con mi gorro para que nadie se diera cuenta que seguía despierta en el auto. Escuchaba las voces de todos en el auto y sus planes, incluso planearon un poco la fiesta de Dante qué se llevaría a cabo este 6 de enero, nos pidió que fuéramos con la ropa más llamativa y colorida qué encontráramos en nuestro closet.

Pensaban que yo estaba dormida, pero lo cierto era que no quería ni prununciar una sola palabra ya qué el miedo era más fuerte, sus voces se fueron y las preguntas llegaron a mi mente ¿estaría dispuesta a luchar contra mis padres? ¿Damián seguirá a mi lado al ver como son mis padres en su territorio?. Y la pregunta que hizo que mi cuerpo se hiciera pequeño a causa del escalofrío ¿valía la pena luchar por Damián y el por mí?.

—Llegamos— Damián me movió lentamente ya qué yo estaba recargada en su hombro

Simule qué me iba despertando y le di una media sonrisa débil. Mi corazón se estaba rompiendo y no sabía porque lo sentía así.

—Bueno jóvenes, aquí se bajan ustedes, Sofía y yo tenemos que llevar Moisés a su casa— Dante nos miró por el retrovisor.

Damián seguía de lo más feliz y se despido de mis dos primos y de Moisés, Ián fue el primero que dejamos en su casa, así que solo éramos los 5. Sofía nos miró con preocupación y nos dio una mirada de «estaré al pendiente por cualquier cosa».

Bajamos del auto y Damián se encaminó para sacar mi maleta. Solté un suspiro pesado y camine a su lado una vez el auto se había alejado de nosotros. No quería que eso pasara, pensaba que mientras más se tardará el auto en irse, nosotros tardaríamos en entrar a casa, pero no fue así, mi desgracia fue que Dante aceleró y todo paso más rápido.

—¿Estas nerviosa?— pregunto con una sonrisa de lado y paso sus cabello ya largo por sus manos y lo alejo de su frente.

Era el hombre más guapo que mis ojos habían visto, y con el cabello qué le llegaba por los hombros y con ese tono chocolate qué tenía era simplemente maravilloso a vista de cualquier persona.

—Un poco, si— confesé mientras tomaba mis llaves, estaba haciendo tiempo, quería que Damián dijera qué no estaba listo y que sería en otra ocasión, pero no paso eso.

Pensé que sería mejor decirle que no me encontraba aun preparada para hacer esto y que me sentía cansada, lo pensé unos segundos mientras trataba de meter la llave en la cerradura, pero cuando me di cuenta que la manija había girado sin yo darle la vuelta mis piernas flaquearon y el pánico llego a los según dos al ver a una señora con un conjunto verde seco y su cabello rubio corto bien peinado, cruzar la puerta con una cara de pocos amigos. Mi madre.

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