capítulo 29.

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Felix terminó de revisar el último libro que había en la gran mesa

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Felix terminó de revisar el último libro que había en la gran mesa. Con un suspiro cansado revisó la hora en su celular y confirmó que eran más de las 6:30 de la tarde. Elevó sus cejas en sorpresa, jamás había estado tanto tiempo en una biblioteca.

Recogió su cuaderno, algunas hojas y sus lapiceros para meterlos en su mochila, acomodó cada libro en su estante respectivo y salió de la universidad.

El gélido frío de la ventisca en Seúl acarició sus marcadas facciones, haciendo que metiera las manos en los bolsillos y recordara traer una bufanda en su mochila en caso de emergencia. Un leve estrujo y sonido en su estómago le indicaba que necesitaba comer algo más antes de llegar a casa y no morir en el camino. Sí, así de dramático era Felix.

Decidió ir a una cafetería cercana, para no gastar pasaje y no tener que soportar la horrible sensación de hambre, no podría aguantar algo como eso.

El camino no era extenso, por lo que rápidamente entró al local y la calidez y olor a café del lugar lo hizo sentir muy cómodo. El lugar no estaba lleno de comensales, había un par de personas dispersas en diferentes mesas. Su celular vibró en su chaqueta por lo que contestó la llamada entrante.

— Hey Seungmin. — sonrió por inercia, a pesar de saber que él no lo vería.

— Hola Lix. ¿Sigues en la biblioteca?

— Ah, ya no, terminé hace media hora, ahora mismo estoy en una cafetería.

— Bien, entonces no demores que tienes que terminar el informe.

— Sí, no te preocupes — dijo buscando con la mirada alguna mesa vacía. Quería descansar unos instantes primero.

—"¡Seungmin Hyung, ven aquí, quiero abrazarlo!"

Lix soltó risitas — Mejor cuelga y no dejes esperando a Minho. — dijo con diversión, con la seguridad de que Seungmin ya estaría sonrojado.

— Hasta luego, Seung. Nos ve- ¡Ah!

Soltó su celular haciendo que se apagara al instante por tal bruta caída. Felix sintió el ardor recorrer todo su pecho. Lástima que su chaqueta estaba abierta y aquel líquido marrón podía sentirse a través de su delgada camisa blanca.

Ahogó un grito aún más fuerte y alzó su mirada que reflejaba enojo puro, yendo a parar a aquel chico alto y de cabello color azabache, quien al verlo expandió sus ojos en total sorpresa. Ambos quedaron callados por lo que sintieron horas, pero que apenas eran un par de segundos.

— ¿Fe-Felix? — habló con incredulidad.

El nombrado frunció su boca, aún con la quemazón de aquella bebida. El chico pareció entender aquel gesto, por lo que llevó a Felix inmediatamente hacia la oficina del personal de trabajo.

— Lo siento mucho, Felix, en serio lo lamento, estab-

— ¿Quién eres tú? ¿Cómo sabes mi nombre?

mi mejor amigo ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora