26. El juego

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Habían pasado aproximadamente 40 minutos desde que habíamos llegado a la fiesta. Me preguntaba si esto en general estaba muy aburrido o nosotros éramos los aburridos.

Los chicos y yo estábamos sentados en un rincón de la sala comiendo una de una gran bolsa de frituras que robó Cristina.

—¡Joder que calor hace!— Cristina agarró su camisa y comenzó a moverla de arriba a abajo para así tomar un poco de aire —Yo digo que debemos meternos a la piscina—

—Cristina estamos en pleno otoño, no seas tarada— Mer golpeó la pierna de Mer

—Yo digo que deberíamos alcoholizarnos y luego bailar hasta que caigamos de cabeza al suelo— Murmuró Alex

—Nunca había oído que dijeras algo tan inteligente. Estoy muy feliz por ti— Cristina se levantó y lo abrazó

Alex la observó con una mirada fulminate y luego se lanzó a ella para atacarla. En eso, volteo a ambos lados y me doy cuenta que Arizona y Angelina habían desaparecido.

—¿Y Arizona?—

—Fue a la cocina— Respondió Mer

Asentí y me levanté de donde estaba. Caminé por la casa tratando de esquivar la multitud. Al llegar veo que Arizona estaba recostada de espaldas en el mesón de la cocina. Alzo mis cejas y camino a pasos lentos hacia ella.

—¿Que rayos haces?— Me detengo a su lado y comienzo a reír

Arizona me mira de reojo y luego vuelve a fijar su mirada al techo.

—¿Estás bien?—

—Ajá— Respondió fríamente

Obvio no estaba todo bien

—Estás mintiéndome— Demandé y me crucé de brazos

—Sólo tengo calor—

Miente

—Arizona, dime la verdad— Insistí

—No es nada—

—Arizona— Volví a insistir

—Agh— Bufó, para luego levantarse y sentarse frente a mi —Es que, siento que estoy sobrando— Murmuró en voz baja

—¿Sobrando?—

—Si, ya sabes, tú y Angelina...—

—Ohhh— Volteé los ojos y rasqué mi barbilla —Entonces estás celosa—

—¡No!— Chilló. Me acomodé en mi lugar y la observé incrédula —No estoy celosa, sólo que quizás estás siendo un poco indiferente conmigo— Remojé mis labios y reí hacia adentro —¡Oye!— Arizona golpeó mi brazo ligeramente

—¡Auch!— Me sobé el lado afectado —Ari...— Me acerqué más a ella y tomé sus manos —Nunca te voy a dejar de lado, ni por nada ni por nadie, ¿Okey?— Ella asintió —Angelina sólo se volvió una de mis amigas más queridas, solo es eso. Sinceramente no hay necesidad de sentirse celosa— Acaricié su mano con mi pulgar y le di media sonrisa —¿Vamos?—

—Vamos— Sonrió y se bajó del mesón

Juntas salimos de la cocina y volvimos donde los chicos. Al llegar noté que Angelina había regresado y que los vagabundos aburridos estaban más felices que nunca mientras giraban una ruletita repleta de vasos con una sustancia transparente.

—¿Y eso?— Preguntó Arizona

—¡Cal, ven siéntate!— Angelina golpeó el lugar a su lado —Estamos jugando al verdad o reto. Con esta ruleta se decide si es verdad o reto. De este plato sacamos el nombre de la persona que responderá o hará el reto. Y con este elegimos el reto— Habló mientras indicaba cada objeto nombrado —¿Quieren jugar?— Preguntó ansiosa

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