40. Segundo día

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—¡A levantarse!—

Bárbara abrió la tienda por completo, por lo que ahora el sol chocaba con nuestras caras

—¡Prepárense porque ya casi es momento de que empiecen sus actividades!—

Joder, es cierto.

Refregué mis ojos y estiré mis brazos y piernas. Dormir en un saco es un poco incómodo, pero no tengo incómodo como ver que Arizona sigue ignorándome.

Feliz comienzo de día.

Salí de la carpa y saqué ropa de mi mochila. Corrí al baño y tomé una ducha de agua caliente. Me metí a los camerinos y me vestí.

Al salir veo un montón de personas aglomeradas en un círculo, mientras que una mujer de cabello blanco le hacía señas a un chico pelirrojo.

Cuando me iba a ir, la mujer me toma del brazo

—Disculpa, ¿Tú eres Callie?—

—S,sí, y usted es?— Fruncí el ceño mientras esperaba su respuesta

—Soy Antonella, la instructora de las actividades. Estamos esperándote para poder irnos—

Oh.

—Tu amiga tiene tus bolsos, así que ponte en fila— La mujer sonrió alegremente y luego se voleó. Pero antes de que se fuera la detuve

—Disculpe, ¿cómo que mis maletas?—

—Cuando lleguemos a nuestro destino les explicaremos todo— La mujer se zafa de mi agarre y vuelve con el grupo de gente.

Yo trato de hacer lo mismo, pero en realidad estaba buscando a Arizona. Según la mujer, ella tenía mis cosas.

Me coloco de puntillas y trato de buscarla entre toda la multitud.

—¡Mierda!—

Grité cuando alguien me empujó fuertemente contra otra persona por lo que caí al suelo.

—¡Mierda, lo siento mucho!—

Me volteo y veo a una pelirroja extendiendo su mano.

—Déjame ayudarte— Dijo

Tomé su mano y me levanté con cuidado.

—Soy Nancy— La chica sonrió

—Callie— Repetí su gesto

—Mucho gusto, y disculpa por el empujón. Estaba jugando con mis amigos y resbalé—

—No te preocu...—

Mis palabras fueron cortadas al sentir un brazo rodear mi espalda.

—Callie, por fin te encuentro—

¿Arizona? ¿Está hablándome?

—Oh, hola. Soy Arizona, tú eres?— La rubia estrechó su mano.

—Soy Nancy— Sonrió —Tienes un nombre muy peculiar—

—Lo sé, larga historia— Arizona le dio una media sonrisa y luego me volteó.

—¿Qué...—

Antes de poder decir algo, ella me lanza mis cosas y luego vuelve a desaparecer.

¿Que demonios?

—¡Bueno chicos, comencemos con la aventura!—El pelirrojo de hace un rato hizo flamear una bandera y luego todos empezaron a seguirlo.

Esto es raro.

Después de caminar unos minutos llegamos al puente que habíamos visto la primera vez. Resulta que para poder pasar debían movernos en lanchas. El otro lado era un tipo de campo privado.

taking care of you from a better placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora