48.

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—¿Está despierta?—

—No lo creo—

—Pero le tirita el párpado—

—¿Callie?—

—Creo que no puede escucharnos—

Eso es todo lo que podía escuchar.

Con mucha dificultad abrí mis ojos, parpadeé un par de veces y miré a mi al rededor. Allí estaban Mark, mi padre, Arizona y Meredith.

Mi padre estaba sentado en la silla del escritorio, él sostenía su cabeza con sus manos y la meneaba de un lado a otro.

Mark estaba de pie y caminaba de lado a lado mientras se mordía las uñas.

Meredith estaba mojando unos trapos blancos en un tazón con agua.

Arizona, oh, mi Arizona. Ella estaba sentada a un lado de mi cama con su cabeza apoyada en el colchón y su mano agarrando la mía.

Traté de hablar pero me costaba más de lo normal. Sentía la boca seca y la garganta sellada, y sed, mucha sed.

No sabía que hacer, por lo tanto, hice el intento de mover mi mano. Hice un poco de fuerza y logré mover un par de dedos.

La cabeza de Arizona se movió y al instante me miró. Su cara de tristeza cambió rápidamente cuando me vió despierta.

—¡Callie!— Ella se levantó y me agarró la cara para besar mis mejillas.

—Auch— Me quejé al sentir su cuerpo aplastar mi pecho.

—Mierda, lo siento— Arizona se separó y sostuvo mi mano con firmeza. Cuando se alejó pude ver una sonrisa en si rostro, sonrisa que repetí. Es inevitable sonreír cuando ves esos hermosos hoyuelos marcarse en sus mejillas.

—¡Callie, que bueno que despiertas!— Mark se acercó a mi y besó mi frente.

Así mismo sucedió con Mer, todos estaban viéndome sonrientes, menos uno, mi padre.

Él seguía en su antigua posición, es entonces cuando volteó levemente y pude ver su rostro y ojos enrojecidos. Está llorando.

—¿Papá?—

Mi padre volvió a voltearse y me observó.

—¿Por qué lloras?— Pregunté

Él no dijo nada, sólo tomó una hoja de papel, me la enseñó a lo lejos y la volvió a dejar sobre el escritorio.

—¿Que es eso?—

—Nada— Dijo Mark.

—¿Cómo que nada?—

—No es nada, hija. No te preocupes— Está vez fue mi padre

—Arizona, sé que tú no me vas a mentir, ¿Qué es ese papel?— La miré y sus ojos se agrandaron.

—Este...— Arizona volteó la cabeza y miró a mi familia.

—Hey, ojos aquí— Chasqueé los dedos y ella volvió a mirarme —Ari, dime—

Arizona relamió sus labios y comenzó a tartamudear.

—Arizona— Dijo Mark, con un todo demandante.

—Hey, shh— Con mi dedo índice lo hice callar.

—Es una...—

—Arizona— El pesado de Mark volvió a interrumpirla.

—¡Agh!, ¿sabes qué? Váyanse todos y déjenme sola con Arizona— Grité

Mis familiares me miraron indignados y luego comenzaron a caminar hacia la puerta. Antes de que mi padre pudiera levantarse, lo ví tomando la jodida hoja.

taking care of you from a better placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora