52. Enamorada de tí

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Los dos días en el lago fueron increíbles. Jamás la había pasado tan bien.

El lunes por la mañana, nos levantamos y tomamos un baño juntas. Desayunamos y salimos a recorrer el lugar. Habían juegos infantiles, una cancha de vóley, de basquetbol y de fútbol.

Había una piscina para aquellos que no querían meterse al lago.

Habían fuentes de agua muy lindas, unas muy rústicas.

Todo era antigüo, pero por alguna razón todo se veía bien.

Por la noche, tomamos un baño en el lago y luego entramos para ver una película acostadas.

El martes nos levantamos muy temprano, pues papá venía por nosotras.

Llegamos a la ciudad y cada una se fue a su casa.

Papá y Claudia me escucharon muy entusiasmados mientras les contaba todo lo que hicimos con Arizona. Le mostré fotos del lugar y de las actividades que hicimos.

Ahora me encontraba sentada en mi escritorio un vestido para la fiesta de graduación. Quedan diez días y yo aún no tengo nada.

Mañana es nuestra graduación, nos darán los diplomas y nos harán una despedida más formal con todos nuestros familiares.

Busqué unos minutos más en el computador y luego me fuí a dormir.

A la mañana siguiente, me levanté, me duché, me arreglé y bajé para desayunar.

Al bajar veo a mi padre arreglándose la corbata en el espejo del comedor.

—Ulalá, que galán—

Noté como sonrió y lo abracé.

—Buenos días mi amor, ¿ya estás lista?— Asentí —¿Nerviosa?—

—Un poco, pero estoy más feliz—

Me dedicó una sonrisa y luego se volteó.

—¡Mark, apúrate!— Gritó hacia la escalera.

—Ya voy— Mark apareció por la escalera con los zapatos en las manos, la camisa desabrochada y el saco en el hombro.

—¡¿Aún no estás listo?!— Mi padre se paró de brazos cruzados y yo aproveché de reírme de Mark.

—Ya casi, me quedé dormido— Confesó

Papá rodó los ojos y se sentó a desayunar conmigo.

Unos minutos nos tomó para devorarnos todo.

Nos cepillamos los dientes y luego nos subimos al auto.

En el camino me iba texteando con Arizona, ella se había ido unos minutos antes que nosotros. Me decía que estaba emocionada de terminar una etapa de su vida conmigo a su lado. Que la escuela y mudarse a Wisconsin la habían hecho la mujer más feliz del mundo.

No pude evitar sonreír.

—Te dará un calambre en la cara si sigues sonriendo así de grande— Mark aún estando de copiloto me observó.

Papá rió.

—¿Ah si? Así mismo te pasará con tu noviecita— Me defendí.

Y así seguimos peleando hasta que llegamos.

Papá estacionó el auto y luego entramos juntos al lugar.

La entrada estaba adornada con unos globos blancos y lazos blancos colgados en el techo.

A lo lejos podía ver a algunos de mis compañeros junto con sus padres.

Entre la multitud busqué a mis amigos pero no veía a ninguno.

taking care of you from a better placeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora