Capítulo 25: Renata.

528 56 7
                                    


Arturo había planeado la velada perfecta para, por fin, revelarle a Victoria los sentimientos que estaba sintiendo por ella. Quería que ella supiera que él estaba loca y completamente enamorado de ella.

Así que él había planeado una salida al cine y después una agradable cena a la luz de las velas en uno de los restaurantes más afamados de la Ciudad de México... Pero nada había salido como había esperado.

Al salir del cine, él y Victoria se dirigían hacia el auto para ir rumbo al restaurante cuando Victoria recibió la llamada de Esteban.

—Qué extraño —espetó Victoria mientras sacaba el celular y veía que quien llamaba era Esteban.

—¿Pasa algo? —inquirió Arturo.

Ella se encogió de hombros.

—No lo sé —respondió y enseguida contestó la llamada—. Hola Esteban ¿Qué pasa?

—María te necesita —fue lo único que dijo Esteban con voz seca.

Victoria se detuvo en seco al escuchar el tono de voz de Esteban, como si estuviese enfadado.

—Voy para allá —respondió Victoria de inmediato y le colgó. Miró a Arturo—. Arturo, por favor llévame al departamento —pidió ansiosa.

Arturo frunció el ceño.

—¿Qué pasó? ¿Está todo bien?

Ella negó con la cabeza.

—No lo sé, Esteban no me lo dijo —espetó—. Pero por su tono de voz creo que acaba de pasar algo malo.

Arturo asintió y le abrió la puerta del copiloto a Victoria.

—Sube.

—Gracias —respondió ella y subió.

Él suspiró, cerró la puerta detrás de Victoria y de inmediato rodeó el vehículo. Sus planes de la cena romántica se habían ido al olvido.

Arturo condujo rápidamente por las calles de la enorme ciudad y en cuanto llegaron al departamento no tardó en estacionar el vehículo.

Ambos descendieron del auto y se dirigieron con rapidez hacia el edificio donde se encontraba el departamento de María.

Victoria fue la primera en entrar al vestíbulo y encontró ahí a un ansioso Esteban que caminaba de un lado a otro. Victoria de inmediato se acercó a él y se percató de la expresión enfadada de él.

—¿Dónde está? —preguntó Victoria con preocupación, ignorando la expresión de Esteban.

Él se giró y la miró con cierto alivio. Arturo llegó detrás de Victoria.

—Arriba —respondió Esteban con sequedad.

—¿Qué sucedió? —preguntó Arturo.

La mirada de Esteban se endureció.

—Tuvimos una gran discusión —respondió y miró a Victoria—. Te contaré más tarde, pero ahora ve con ella por favor —suplicó y se pasó la mano por el cabello—. Yo me voy de aquí.

A Victoria le preocupó el tono de voz de su amigo, pero asintió y se dirigió de inmediato a los elevadores.

—Yo me voy contigo —respondió Arturo y siguió a Esteban.

Esteban negó con la cabeza y su mirada brilló.

—No, Arturo —respondió—. Necesito estar solo, por favor.

Arturo dudó.

—Pero...

—¡Por favor! —gritó Esteban y dio media vuelta para marcharse.

Más Allá De La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora