Prologo: La Escudera Del Rey Hechicero

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Sus pasos eran animados, quizás en un pasado cercano. Un par de semanas antes, sus movimientos habrían sido algo lentos y desanimados.

Pero ahora era todo diferente, una sonrisa pequeña se veía en su rostro, su cabello dorado corto, sus nuevo equipo para la batalla y todo esto sumado a sus ojos.

Daba la imagen de una bella joven soldado que disfrutaba felizmente de su mañana, aún que eso sería lo que unos pocos verían ya que para la mayoría.

Esta joven parecía tener un plan malvado y sádico escondido bajo esos ojos que asustaban a muchos.

La gente dentro de la posada que estaba siendo reconstruida parecía tratar de no cruzar miradas con ella, el miedo los hizo evitarla y lo noto.

Neia Baraja, una escudera de la orden paladina y miembro del ejército de liberación del Reino Santo.

Se mostraba feliz a medida que susurros surgieron a su alrededor pero los ignoraba.

- ¿Es ella?

Pregunto una mujer ayudando a un hombre que cargaba una pesada alfombra.

- Apenas es una niña, dijiste que quiere ser una paladin. Sin dudas morirá antes.

Respondio un soldado ante las palabras de su compañero en la entrada destruida de la posada.

- Dicen que sobrevivió a la batalla por la ciudad.

Argumento uno de los paladines sentado en una caja de suministros, junto a el sus otros 7 compañeros y su sargento no parecian felices al verla llegar.

- Aquí viene.

El que hablo rápidamente fue callado de un golpe en la espalda por su amigo, el sargento que no volteó escuchó las quejas de sus hombres.

- Supongo que otro día estaremos en la posada esperando.

Varios asintieron con gruñidos y quejas que la joven escuchó sin dudas.

Ante el sargento paladín que guardó silencio y miro de forma fría a la arquera, esta se mantuvo tranquila y feliz a la ves que dio la misma respuesta que los otros 6 días.

-Neia: Su majestad informa que no necesita escoltas o guardias para su protección, iré yo en su lugar.

Sus palabras causaron rabia en los paladines cansados de esperarlos en la posada, debido a sus ordenes y su deber.

No dejarían la posada debido a que la capitana no quería que los No-Muertos del Rey Hechicero dejaran el edificio.

Un total de 4 seres esqueléticos enormes protegían el último piso de la posada, donde el ejército de liberación hospedó al señor de los muertos.

Este actuaba como su celda y su lugar de residencia en la ciudad, este grupo de 8 paladines había sido apostado en el lugar para "Proteger" al Rey Hechicero y garantizar su "Seguridad".

Algo que les estaba siendo muy difícil dado que el no se quedaba mucho en la posada y le gustaba explorar las cercanías.

El hombre de ojos marrones y cabello negro carbón miro a la escudera, esta entendió lo que pregunto y dio su respuesta habitual.

-Neia: Nos dirigiremos a la aldea de Darguiss a investigar un campo.

Nunca dejaba saber los detalles, quizás no los sabía o era manipulada mentalmente por algún hechizo.

El sargento paladín no lo sabía y dado que no podía echarle la culpa si era el caso, trato de sacar más información.

- Puedo saber ¿A que se debe?

Pregunto de forma amable a medida que la joven sonrió mientras se mantenía firme delante de el, una burla quizás dada la falta de respeto que era sonreírle a tu superior.

El no mostró su ira ante esta respuesta ya rutinaria y solo escuchó lo mismo.

-Neia: Su majestad no me a informado nada más.

Los ojos de ella parecían dejar salir sus pensamientos, se burlaba y disfrutaba que el se rompiera la cabeza pensando.

El sargento apretó los dientes a medida que sus hombres notaron la tormenta que estaba cerca, por lo que uno de ellos que era cercano a el habló.

- Magnus...

Ante su nombre, el paladín se calmó un poco antes de dejar salir un suspiro largo y cansado.

- Escudera Neia Baraja....¿Usted cumple con su deber?

Pregunto de la nada a ella, que ante la duda de su compromiso a su deber.

No sé molesto y al contrario, parecía más feliz a medida que respondió algo sonrojada.

-Neia: Si señor, mi deber es servir al Rey Hechicero con todo mi ser.

Esto dejó congelados a los 8 paladines que ante sus palabras, algunos dudaban si era una traidora o quizás estaba actuando para acercarse al Rey No-Muerto.

En cualquiera de los casos, el sargento Magnus ya no podía aguantarlo y finalizó la charla de forma cortante dándose la vuelta para irse.

- Entiendo, espero que tengan un viaje seguro y no dude en solicitar nuestra ayuda.

El se retiró junto a sus hermanos de armas a sus habitantes en la posada, ubicadas estrategia en las escaleras que daban al último piso y donde esos No-Muertos vigilaban.

En su camino cuando piso el primer escalón, la vos de ella lo detuvo a la ves que el hombre volteó a verla.

-Neia: Le informaré a su majestad de sus amables palabras.

La sonrisa de la joven arquera sólo aumenro a medida que dijo esto y dio media vuelta para irse.

Dejando al sargento que abrió los ojos mientras sus hombres lo veían y pensaban lo mismo que él.

- "¿Nos acaba de amenazar....?"

El rostro de algunos de ellos se torni pálido mientras que otros apretaban sus puños con ira, pero en general todos compartían una emoción.

Miedo a ese ser No-Muerto que ahora, tenía como su perra a esa niña traidora del reino.

A las afueras de la posada de 6 pisos en reconstrucción, los obreros y constructores parecían hormigas a medida que se esforzaron por restaurar a su antigua gloria la posada.

Carretas llenas de materiales llegaban de los bosques cercanos, por orden del príncipe Caspond.

Se había dado inicio a la reconstrucción de esta ciudad para hospedar en el futuro, a los cientos o miles de refugiados y milicianos del reino.

Que pronto serian liberados por el ejército en los ataques a los campos y aldeas fortificadas por los Demi-Humanos de jaldabaot.

La capa roja se sacudía detrás de ella mientras que su armadura verde llamaba la atención de muchos y su figura se acercaba de forma tranquila a el.

Sus túnicas se movieron por el viento de la mañana y siendo visto por casi todos en este distrito de la ciudad.

Hablo de forma tranquila a ella que se sonrojo feliz al escuchar su vos.

-Ainz: ¿Lista?

Pregunto la vos profunda de un hombre el cual ya estaba sobre su caballo esperándola a ella, la cual sonrió al ver al hombre que más respetaba.

-Neia: Si su majestad.

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Overlord: La Arquera De Ojos AsesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora