VII

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 PRECAUCIONES QUE DEBEN TOMARSE ALCONDENAR


La historia y la filosofía tienen deberes eternos que son, al mismo tiempo, deberes simples; combatir a Caifás, pontífice; a Dracon, juez; a Trimalción, legislador; a Tiberio, emperador. Esto es claro, directo, explícito, y no ofrece ninguna oscuridad. Pero el derecho de vivir aparte, aun con sus inconvenientes y sus abusos, debe ser reconocido y respetado. El cenobitismo es un problema humano.

Cuando se habla de los conventos, de esos lugares de error pero de inocencia, de extravío pero de buena voluntad, de ignorancia pero de devoción, de suplicio pero de martirio, es preciso casi siempre decir sí y no.

Un convento es una contradicción. Por objeto, la salvación; por medio, el sacrificio; es el supremo egoísmo que da por resultado la suprema abnegación.

La divisa del monaquismo parece ser: abdicar para reinar.

En el claustro se padece para gozar. Se gira una letra de cambio sobre la muerte. Se descuenta en la noche terrestre la luz celeste; se acepta el infierno de antemano, esperando la herencia del paraíso.

La toma del velo o del hábito es un suicidio que se paga con la eternidad.

Nos parece, pues, que esto no es cosa de burla. Todo en ello es serio, así el bien como el mal.

El hombre justo frunce las cejas, pero no sonríe con maligna sonrisa. Comprendemos la cólera, no la malignidad.

Los Miserables II: CosetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora