LIBRO SÉPTIMO. Paréntesis

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I

 EL CONVENTO COMO IDEA ABSTRACTA


Este libro es un drama cuyo primer personaje es el infinito.

El hombre es el segundo.

En este supuesto, habiendo encontrado un convento en nuestro camino, hemos debido penetrar en él. ¿Por qué? Porque el convento, tan propio del oriente como del occidente, de la antigüedad como de la época moderna, del paganismo, del budismo, del mahometismo como del cristianismo, es uno de los aparatos de óptica que el hombre dirige al infinito.

No es éste el lugar oportuno para desarrollar extensamente ciertas ideas; sin embargo, aun conservando nuestra reserva, nuestras restricciones, y hasta nuestra indignación, diremos, porque debemos decirlo, que siempre que encontramos en el hombre el infinito, bien o mal comprendido, nos sentimos poseídos del respeto. Hay en la sinagoga y en la mezquita, en la pagoda y el wigwam, un lado horrible que execramos y un lado sublime que adoramos. ¡Qué contemplación para el espíritu! ¡Qué meditación sin fin! El reflejo de Dios sobre la pared humana.

Los Miserables II: CosetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora