Capítulo 1- La Estrella

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Holam, aquí su escritora, les dejo el primer capítulo ya revisado, pero de todos modos, si llega a tener alguna falla, será revisado. Gracias a los que estén apoyando la historia con votos y sus lindos comentarios, si pudieran recomendar la historia, estaría mejor, disfrútenlo.

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Capítulo 1.

La noche corría, el viento grueso y frío azotaba en todas partes, los autos no dejan de avanzar y los árboles no dejan de moverse sin parar, chocando las hojas contra ellas mismas, la brisa empieza a tocar en las ventanas y yo solo intento dormir...

Lo sé, suena muy exagerado, pero las noches parecen cortas cuando cierras los ojos, pero cuando no puedes dormir y te detienes a observar todo el cielo, este es espectacular. Mi mamá solía decir que la estrella más brillante de todo el cielo era la persona que más marcó en la vida de uno y que por alguna razón ya no está con nosotros en vida y que por eso la estrella era lo suficientemente especial para cada persona. Yo era de ese tipo de personas que solían subir al techo en las noches a observar el cielo, hacer eso es realmente tranquilizante, es... como hablar con esa persona, es una sensación única, en la que... sientes que está a tu lado, escuchándote y probablemente abrazándote; en mi caso... esa persona era mi hermano mayor, él siempre estaba conmigo, apoyándome en todo, él solía hacerme reír en mis momentos malos y me hacía razonar sobre mis errores, él siempre subía al techo a ver el cielo, pensaba que era motivador y esperanzador. Todos me decían que dejara de pesar en él, porque solo me lastimaba a mí misma, y sí, quizá tengan razón, me han mandado a 5 psicólogos diferentes y ninguno me ha ayudado en lo más mínimo, pero ellos nunca han sentido la sensación de perder a un hermano, no saben el dolor que es... que es saber que nunca volverá a escucharte o que no volverá a ser como antes.

Esta es una de tantas noches desde que murió en la que intento dormir, sabía que él las adoraba, así que me ponían sentimental.

- ¡NO PUEDO!- grité bajo mi almohada.

Y solo con eso, me solté en un llanto incontrolable. Mis padres dejaban en mi habitación rollo, pañuelos, comida, etc... Sabían que no saldría de mi habitación tan fácilmente sabiendo que mi hermano tenía su habitación frente a la mía.

Cuando nos mudamos hace unos años y yo escogí mi habitación, él había escogido la que estaba frente a la mía para que cuando lo necesitara, él estuviera aquí tan rápido como pudiera.

Mi llanto era imparable y la lluvia de fondo no era como para alegrarme en lo más mínimo. Así que seguí y seguí llorando por al menos unas 3 horas, hasta quedar totalmente dormida.

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Odio las mañanas, despertarse es agotador, pero tengo que hacerlo, quiera o no quiera, hoy regreso a la escuela; desde que murió mi hermano, bueno... eh faltado mucho y la directora dijo que si volvía a faltar, me expulsarían definitivamente, la directora le tenía mucha prioridad a que todos asistieran, así que hoy tenía que ir si o si, me acosté de nuevo en mi cama y cerré mis ojos por un momento, ¿han sentido alguna vez que solo parpadean y en realidad dormiste un tiempecito?, pues así me pasó, cuando abrí mis ojos ya era tarde, me levanté y corrí a mi armario a ponerme el uniforme,- sí, usamos un uniforme específico- a veces quisiera ir en escuela particular, pero... tampoco me quejo, realmente me da igual; cuando al fin me arreglé por completo, salí de casa y corrí hasta la escuela, realmente no vivía lejos pero ir en el turno matutino... bueno, es complicado levantarse. Corrí a más no poder hasta mi salón. Por suerte aún no llegaba el profesor, así que me senté en mi lugar de siempre,- ósea al fondo- por un momento creí que alguien ya lo hubiese ocupado en mi ausencia, pero al parecer no era así.

Acomodé mi mochila y saqué un libro el cual siempre llevo, lo eh releído como 10 veces, me gustaba mucho porque fue el primer libro que me compré, a los 12 años.

- ¡Por fin vienes!- la voz de Gerardo hizo que me sobresaltara.

Gerardo es un gran amigo mío, realmente es como mi mejor amigo, él siempre está apoyándome en todo y hasta me hace reír, es un chico bastante alto y muy delgado, sus ojos son de un tono café oscuro y su piel poco morena.

- Hola- le dije.

- Oye..., sé que es difícil lo de tu hermano, pero... si me necesitas aquí estoy.

- Sí, claro, gracias.

Siendo sincera, no quería seguir hablando del tema.

- ¡Por cierto, Emma!, te tengo que poner al tanto de los apuntes, no quiero que te atrases más de lo que ya estás.

- Ah, claro, ¿puedes ir a mi casa después de clases?, es que ahorita quiero prestar atención y entender aunque sea lo mínimo de las clases.

- Si, no te preocupes.

En eso, llegó el profesor Castillo, se sentó y empezó a hablar sin parar sobre un tema que no entiendo; no recordaba que su voz fuera bastante grave, pero era obvio, no había ido en bastante tiempo. Gerardo se sentaba al lado mío, por lo que me giré para ver si él entendía, pero por su expresión de ¿Qué?, supe que no lo hacía, así que me devolví.

- Bien jóvenes, pasaré lista y después empezamos con el trabajo- nos dijo el profesor.

Y así, el profe empezó a pasar lista, no soy de las primeras, pero tampoco de las últimas, o eso que yo recordara, claro. Pasaron a Gerardo y a una chica que ni siquiera conocía, pero tenía cara de ser buena persona.

- ¿Emma Prain?- preguntó

- Eh..., Presente- alcé mi mano como todos, cuando mencionaron sus nombres, fue una sensación incómoda, pues todos voltearon a verme con cara de hasta que viene, ¿Quién es ella?, Pero me hice la que no ví nada.

- Señorita Prain, necesito hablar con usted después de la clase.

Yo asentí con la cabeza. Sabía de lo que quería hablar, era bastante obvio. De ahí en adelante, la clase corrió aburrida y casi me duermo, pero al final, terminé la clase despierta. Me levanté de mi asiento para ir a alguna otra clase.

- Señorita Prain- se adelantó el profe Castillo.

- ¿Si?

- Disculpe, ¿Se podría saber, por qué no había venido?

- Lo siento profesor, fueron unos problemas personales, pero ya se resolvieron.

- ¿Está todo bien?

- Sí, profe, le repito, ya se resolvió.

- Bien, solo necesito que se ponga al corriente en la materia, para poder designarle una calificación como al resto de sus compañeros.

Asentí con la cabeza.

- Tiene de plazo una semana- terminó de decir y se marchó.

¡OJALA Y ESTO SE ACABE YA!

No quiero más preguntas y respuestas con los demás profesores y eso que acabamos de empezar las clases.

La Estrella Que Nunca Se Apagó- TERMINADA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora