Capítulo 26- Estrella Fugaz

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Capítulo 26- penúltimo.

<☆><☆><☆>Thiago<☆><☆><☆>

10 de Junio de 2022.

Estamos a poco tiempo de terminar el año, de que yo termine la preparatoria y Emma pase de año, obviamente nos distanciaremos un poco porque hasta donde yo sé, la universidad te mantiene muy ocupado, pero haré lo posible por estar con ella en todo momento.

Somos tan jóvenes, tan solitarios, tan inexpertos. Pero somos felices y somos el uno para el otro, de eso no hay duda.

Justo ahora, estoy en la última clase antes de que termine el día y regresé a ver a Emma. La profesora Stony no se callaba, hablaba de no sé qué libro que le gustaba y que quería que todos leyéramos, si me gusta leer, pero no el tipo de libros que ella nos pone.

- Bueno, gracias por su atención, lean el libro y nos vemos la otra semana- dijo la profesora al escuchar la campana sonar.

Salimos del salón todos juntos y emprendí camino a mi apartamento para cambiarme la ropa.

- ¡Hey, tigre!, me dejas solo- dijo Tulio alcanzándome.

- No te tengo que llevar- dije.

- Bueno, ahora acompáñame a mi casa, te chingas.

Giré los ojos.

- ¿Qué no tienes a nadie a quien ligar?- pregunté intentando hacer que se fuera.

- No, Lisa no se deja.

Por idiota.

Maldije con el pensamiento.

- ¿Por qué será?- ironicé.

- Se hace la difícil.

- Quizá no se hace la difícil, a lo mejor y de verdad ama a Gerardo, que tú no eres nadie para ella.

- No, yo creo que se hace la difícil.

Le di un zape por despistado y baboso.

Lo dejé en su casa y me seguí a mi apartamento.

Al entrar, dejé mi mochila para vestirme. Vi una pequeña luz fuera de la ventana y me acerqué para ver que había.

Ya era de noche, así que no se veía con mucha claridad, pero si no estaba mal, era Emma sentada bajo ese árbol tan especial, ese árbol que nos unió.

Me apresuré a vestirme, me puse un pantalón de mezclilla negro, una playera azul fuerte y encima una sudadera gris que encontré entre mi ropa y no recordaba de su existencia en mi armario y salí de ahí yendo hacía el árbol, necesitaba saber si era ella.

Subí cuidadosamente y me paré del otro lado del árbol, si era Emma, estaba dibujando algo, pero no alcancé a ver que era, la luz que se veía, era una linterna.

- ¡Emma!- grité.

Ella se sobresaltó y puso una mano en su corazón con la respiración agitada.

- Tonto, me asustaste- dijo.

- Acepto que me digas tonto, porque me lo merecía, pero fue gracioso verte espantada.

- Ya no me hables- se enfurruñó.

- Ay, estrellita fugaz, no te enojes- hice un ademán para abrazarla y me apartó- vamos, era un juego.

- No me gustan tus juegos- dijo aún enojada.

- A ver, me perdonas- me hinqué.

- No- puso mala cara.

- ¡Por favor!- supliqué.

Suspiró.

- Hash, está bien, nada más porque te amo con todo mi corazoncito de pollo.

Me lancé a besarla, sabía que ella hacia berrinches por casi todo y me encantaba, me daba oportunidades de decirle muchas cosas que no le había dicho.

- Vámonos- le dije levantándome.

Ya era tarde, más tarde que de costumbre, era hora de que fuera a su casa y ella lo sabía.

- Hmm...- pensó- siempre tuve curiosidad de algo.

- ¿De qué?- indagué.

- De como estabas arriba del árbol cuando nos conocimos.

Reí.

- Es algo muy loco...- expliqué.

- Lo quiero intentar.

Ya estaba muy oscuro, no se veía con claridad, la luz de la luna no es muy intensa que digamos. Me agaché y tomé su lámpara.

Cuando me giré, me encontré a Emma trepando el árbol.

- Emma, bájate de ahí- advertí.

Se acomodó en una rama, solo que ella estaba muy arriba. Me ignoró por completo y miró el cielo desde donde estaba.

Negué con la cabeza riendo.

Levanté cuidadosamente sus cosas que dejo desparramadas en el pasto. Me alejé de donde estaba porque unos de sus colores estaban muy lejos.

- ¡Thiago!- escuché que gritó y a la vez se escuchó un crujido.

Me giré y todo parecía ir en cámara lenta, corrí lo más rápido que pude, pero parecía que no avanzaba. La rama en la que se sentó era lo bastante delgada que no soportó su peso y se rompió. Me aventé para atraparla en el vuelo, pero no llegué a tiempo.

Emma calló al suelo golpeando primero su cabeza al suelo y recordé el día que la dieron de alta en el hospital

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- ¿Thiago Funes?- me preguntó la doctora.

- Si, para servirle.

- Eres el único que vino a ver a Emma hoy y... tenemos una noticia...

Abrí la boca, ¿noticia?, oh, no, ¿qué pasó?

- Claro, dígame.

- Aquí no, vamos adentro...

La seguí dentro del hospital.

- Seré breve, tenemos dos noticias. La primera, a Emma la daremos de alta pronto y la segunda... Cuando calló, por desgracia calló primero su cabeza y se dio muy fuerte que se le rompió parte del cráneo y se le enterró en el cerebro, el problema es que no se lo podemos quitar, ya que si lo hacemos, podría perder la vida.

- ¿Y qué se puede hacer?- me preocupé.

- Dejárselo, pero cuidarla exageradamente, que no se lastime la cabeza, va a tener dolores, pero estará bien en cuanto la cuiden mucho.

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Levanté a Emma, estaba en mis brazos, dormida...

Por favor, que este dormida.

- Emma...- dije con esperanza de que fuera una broma o algo parecido.

No se movió para nada.

- Emma...- repetí moviendo su cabeza.

No se movía, no despertaba.

No, por favor, Emma, no me hagas esto.

- Emma... responde...- dije con un nudo en la garganta.

- Estrellita fugaz... por favor.

Era en vano, no se movía.

Una estrella fugaz pasó entre el cielo, apenas y logré verla, por lo que me asusté con mayor razón.

La cargué y la llevé al hospital a como pude, necesitaba saber que pasaba, quizá solo estaba inconsciente- por favor que así sea...-.

Por favor, estrellita fugaz, no me dejes, no ahora, ¡no!, no te dejaré...

La Estrella Que Nunca Se Apagó- TERMINADA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora