Capítulo 18- El Deseo De Thiago

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Capítulo 18.

<☆><☆><☆>Thiago<☆><☆><☆>

No pude dormir en toda la noche, ese dibujo de mi madre hecho por Emma, no puedo creer lo bien que sabe dibujar y lo hermosa que era mi madre, ya estaba empezando a olvidar su cara y su melodiosa voz.

Apenas eran las 5:00am y Emma seguía profundamente dormida, se veía demasiado tierna y adorable, me daban ganas de despertarla con un beso...

Aprovechando que estamos aquí, se preguntarán ¿por qué te enamoraste tan rápido? Y he aquí su respuesta: No necesite que me impresionara ni nada, desde el momento en que la conocí supe que ella era la indicada, claro, no pensé que tuviera novio y menos que se llamara 'Alexander', suena muy ridículo, en cambio 'Thiago', suena muy digno de ella, sé que no la merezco pero quiero hacer lo posible hasta que me del SI, pero primero quiero que ella esté en confianza, quiero conocerla a mucha profundidad y que ella me conozca a mí, la amo y demasiado, desde que la conozco ha sido muy linda conmigo y cada vez me da más motivos para no dejarla, para quedarme a su lado toda la vida, o al menos hasta que estemos viejos y arrugados.

Ojalá pudiera expresarme así delante de ella, pero bueno, con el tiempo lo haré. Empezó a moverse, pues estaba lentamente despertando, parecía un loco, pero no podía dejar de verla dormir.

- Thiago...- escuché que susurró

Le iba a responder, pero noté que se dio la vuelta, como para dormir en otra postura.

- Thiago, no tengo novio...- volvió a susurrar.

Me incliné un poco para escuchar mejor, ¿acaso dijo que no tiene novio?, su padre dijo todo lo contrario.

- No conozco a Alexander, lo conocí hace menos de una semana...- siguió susurrando.

- ¿Qué...?- no sabía que más decir.

Ella se giró lentamente a mí con los ojos muy abiertos, era claro que ya estaba despierta y no lo dijo durmiendo.

- ¿Qué acabas de decir?- indagué.

- Que no conozco a Alexander, no sé porque mi papá te dijo eso, pero no deberías creerle, confía en mí.

Fruncí el ceño.

- Pero...- no se ni que decir- Amm... tengo que salir a tomar aire, en un momento vuelvo.

Le dediqué una última sonrisa y salí casi corriendo del interior del hospital.

Mi respiración era un poco agitada, no podía creerlo, más bien, quería escuchar que dijera que no era nadie en su vida, pero...

Escuché la puerta abrirse y junto estaba la doctora Giselle, parecía preocupada.

- ¿Thiago Funes?- me preguntó.

- Si, para servirle.

- Eres el único que vino a ver a Emma hoy y... tenemos una noticia...

Abrí la boca, ¿noticia?, oh, no, ¿qué pasó?

- Claro, dígame.

- Aquí no, vamos adentro...

La seguí dentro del hospital.

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Cerré la puerta tras mi espalda, al fin había regresado con Emma a la habitación.

La doctora me dio dos noticias, una era que ya en unas horas la darían de alta, al parecer ya estaba en condiciones de poder irse a su casa. No quise llamar a sus padres, porque sé que están trabajando y no creí que Emma quiera verlos, o al menos a su papá.

- Al fin llegas- me dijo.

- La doctora Giselle me detuvo por un largo rato- le dediqué una sonrisa.

- ¿Qué te dijo?

- Que ya te van a dar de alta.

- ¿En serio?- dijo feliz.

Asentí con la cabeza.

- Yo te llevo- dije.

- Estamos lejos de mi casa, ¿vamos a caminar?

- No, pedí prestada la camioneta de mi padre.

- ¿Sabes manejar?- preguntó.

- Bueno, bueno, mucha pregunta Jaja.

Estuvimos un rato hablando de sus dibujos- sin mencionar al de mi madre-, hasta que llego la doctora Giselle.

- Hola, chicos, vengo a decirles que Emma ya está dada de alta y puede irse a su casa.

- Muchas gracias, doc.- dije finalmente.

Emma se levantó corriendo que casi se cae si no la hubiese detenido antes.

- Súbete- dije ofreciéndole mi espalda.

- ¿Me aguantas, como para hacerme caballito?

- Por supuesto, anda, sube.

Se subió a mi espalda, tomamos sus cosas, fuimos por sus papeles y su medicamento y finalmente salimos de ahí; la bajé y la metí a la camioneta, era una Sportage, marca Kia gris.

Acababa de arrancar, todavía ni nos movíamos, cuando Emma habló:

- No quiero ir a mi casa- soltó.

Me giré a verla.

- ¿A dónde quieres ir, entonces?- pregunté.

- Al árbol.

Sabía de a dónde hablaba, así que le sonreí y fuimos directo a donde ella quiso.

Ella puso música de la radio y tatareó durante todo el camino felizmente, no me molestaba escucharla, al contrario, era casi un premio para mí.

Llegamos, la ayudé a bajar y fuimos a ese árbol donde comenzó todo.

- Ven, siéntate- me dijo.

La obedecí y me senté a su lado, era tal y como la vez que nos conocimos.

- ¿Quieres hablar lo de Alexander?- me preguntó.

- Si tú no quieres, no.

Me dedicó una sonrisa, sabía que ella no quería hablarlo y lo respetaba.

- Te puedo contar algo- me dijo un poco dudosa.

La miré.

- Mientras estés segura, dime.

- Cuando me caí... todo se volvió oscuro y yo...yo vi a mi hermano, lo abracé, hablamos y me dijo que aún no era momento de que fuera con él... ¡lo extraño!

Me sorprendí, vio a su hermano, en carne y hueso, casi.

- Wow, no creí...- pensé lo que iba a decir- sabes... creo que te lo mereces.

Frunció el ceño en confusión.

- Te diré cual fue ese deseo- expliqué y ella asintió con la cabeza- cuando yo tenía 8 años, vi mi primera estrella fugaz, mi mamá me había dicho que escogiera sabiamente mi deseo, porque no sabía cuándo volvería a ver otra estrella fugaz, entonces lo pensé y no duré mucho, sabía lo que quería para un lindo futuro, deseé tener a una persona que me hiciera feliz, que me hiciera creer que todo es distinto, ¡que puedo seguir adelante!, quería a una simple persona que fuera mi...

No terminé de decir, Emma estaba totalmente roja, por lo que solté una carcajada.

- Bien, vamos a tu casa- le dije aun riendo.

Ella me siguió, la llevé a su casa y se acostó, al parecer quería dormir todavía, la dejé y yo me dirigí a la casa de mi padre, le prometí que mañana iría a verla nuevamente para ayudarla con sus medicamentos y pasar el rato, estoy feliz de saber que ella está bien.

La Estrella Que Nunca Se Apagó- TERMINADA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora