Capítulo 3- La Constelación

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Capítulo 3.

- ¿Cómo te llamas?- me preguntó.

- ¿Perdón?- devolví.

- Te pregunté cuál es tu nombre.

- Lo siento, pero ni siquiera nos conocemos.

- Lo sé, por eso la pregunta,- se giró a verme directo a los ojos- para conocernos, créeme, no soy una mala persona, o por lo menos no que yo sepa.

Dudé por un eterno corto tiempo y lo miré directo a los ojos.

- Emma- extendí mi mano para que la estrechara.

- Thiago- correspondió el estrecho de manos.

Ambos nos quedamos viendo el uno al otro, como si detalláramos cada parte de nuestras caras y si, noté que tenía un lunar a un costado de su barbilla y uno en la punta de su ceja izquierda, él parpadeó varias veces como si volviera a la realidad y con sus dos manos tomó el telescopio. Yo por mi parte entrelacé mis dedos en mi regazo y mantuve mi vista en ellas.

- ¿Estudias?- dijo rompiendo el silencio.

- Sí.

- ¿En La Principal de la cuidad?

¿Qué es esto, un interrogatorio?

Así se llama mi escuela 'La Principal', está en el centro de la cuidad.

- Sí.

- ¿Por qué nunca te había visto?, yo también voy en esa.

- Quizá seamos de grupos distintos.

- Puede ser, sí, o quizá vas en el matutino.

Solté una pequeña carcajada.

- ¿Tú, no?

- No, yo voy en el vespertino.

Bueno, eso explicaba ciertas cosas, pero a fin de cuentas, cuando yo salgo de la escuela, no lo veo entrar.

<☆><☆><☆>Thiago<☆><☆><☆>

Unas horas antes.

Estoy a la mitad de una larga discusión con mi padre acerca del porque baje un punto en la calificación de Matemáticas. ¡Solo es un punto!, a mi punto de vista es tonto ponerse a pelear por sacar un 7, pero parecía que a él le pagaban por hacerlo.

- ¡NO PUEDO!- le grité a la cara a mi padre.

Por un instante, él pareció sorprendido y después me dio una bofetada. Ya estaba acostumbrado a esto, desde que mi madre murió, él se ha puesto muy agresivo conmigo, no es que no me afecte la muerte de mi madre, sino todo lo contrario, ¡la extraño!, pero sé que ella está en un lugar mejor; ella era la única que podía calmar a mi padre y ahora que no está, es difícil, tanto para él como para mí, a veces quisiera irme de la casa y nunca volver, pero no puedo irme. Antes de que ella muriera le hice una promesa y tenía que cumplirla.

- ¡No me grites!- contraatacó.

- ¡Me voy!- Terminé.

- ¡¿A dónde vas?!, ¡regresa aquí, ahora mismo, Thiago!

Fue lo último que escuché antes de ir a la puerta principal y salir casi corriendo de mi casa. Llevaba un suéter negro encima de mi playera gris y un pantalón de mezclilla, revisé mis bolsas y encontré lo que buscaba, mi telescopio, ese telescopio era algo importante para mí, fue un regalo de mi madre en mi cumpleaños No.13, ella era la única que realmente me prestaba atención.

Caminé sin destino alguno, después de al menos unas 2 horas, miré el cielo y me di cuenta de que empezaba a oscurecer, pero no quería volver a casa, todavía no. Me detuve un momento y miré a mi alrededor, hasta que vi una montañita con 5 árboles alineados como las 3 estrellas que suelen decir que podrían ser los reyes magos, sí, es una historia graciosa, mi madre solía contármela para dormir, era mi historia favorita, a lo que quiero llegar, es que estaban igual de alineados.

Caminé hasta llegar a la cima, trepé el tercer árbol, hasta llegar a una rama bastante ancha para soportar mi peso, me senté en esta y me quité mi suéter dejándolo a un costado mío. Esperé a que empezaran a salir las primeras estrellas.

Desde donde yo estaba, ya había al menos unas 10 estrellas, tomé mi telescopio y lo puse sobre mi ojo izquierdo. No pude ver a través de el por mucho tiempo, pues alguien llegó, bajé la vista y una chica estaba acomodando sus cosas a un lado de ella, tenía una tez bastante morena, un cabello lacio- probablemente café oscuro, ya era demasiado tarde, como para ver con claridad-, vestía con una sudadera del mismo color que el cielo a medio día y un pantalón tipo mezclilla negro. Sacó un cuaderno y una lapicera. De repente empezó a dibujar algo, su mano derecha hacía con el lápiz unos trazos muy suaves y seguros sobre el cuaderno, giraba continuamente su cabeza, como si dudara lo que hacía, me incliné un poco hacia adelante para encontrarle forma a su dibujo, cuando resbale de la rama y caí, cayendo primero mi espalda contra el suave pasto. Me sobé mi espalda y luego mi nuca.

- Ay, duele mucho- dije al aire.

Mantuve mis ojos cerrados por el dolor, hasta que escuché un suave ruido.

Cierto, que aquí también hay una chica.

- ¿Hola?- intenté disimular que no la había visto ya.

Me levanté tan rápido como pude y me paré justo frente a ella recargado en el tronco. Ella se levantó y se colgó su mochila, cuando me vio y abrió los ojos como platos.

- Lo siento, ya me iba- dijo e hizo un ademán para esquivarme.

- ¿Qué...?, no te estoy corriendo de aquí- intenté detenerla.

¿Por qué hacía eso?, ni siquiera la conozco.

Ahora que la tenía justo en frente me di cuenta de que tenía unos hermosos ojos color café oscuro.

- Lo siento.

- No te había visto nunca, ¿apenas te mudaste?- pregunté

- No, vivo en esta ciudad desde hace unos años- parecía insegura de contestar.

Me incorporé y me senté justo donde ella antes estaba antes de mi caída- que por cierto, aún me dolía la espalda- y le hice un ademán para que sentara a mi lado, ella me miró y negó con la cabeza. Sabía que no se acercaría así como así, por lo que le hice una mueca de decepción, suspiró y se sentó a mi lado.

Después de eso, yo le empecé a hacer varias preguntas para conocerla más, como que cuál era su nombre- me gustaba mucho su nombre, Emma- ,no conocía a nadie llamada así. Luego hablamos por un rato más, era como un interrogatorio, yo le hacía preguntas y ella las respondía.

Pude notar que ella era bastante insegura, como si conocer a alguien le afectara a nivel personal, no me atreví a preguntarle de eso, simplemente hablamos de la escuela, me dijo que iba en 4to semestre de Bachillerato y estudiaba en 'La Principal' igual que yo, solo que ella en el turno matutino y yo en el vespertino- se me hacía raro, porque no recuerdo haberla visto en su salida- pero bueno, quizá ella se va temprano y yo llego después, no lo sé. Solo sé que después de eso ella parecía apurada y sin despedirse ni nada, se fue y me dejó solo sentado bajo ese árbol.

La Estrella Que Nunca Se Apagó- TERMINADA ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora