Capítulo 8 : La noticia

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Jenny

El sonido de un móvil me despierta. Abro los ojos paulatinamente y siento un dolor de cabeza infernal. La habitación me da vueltas y, con la claridad del sol que entra por la ventana, me cuesta un poco terminar de abrir los ojos. El fuerte olor a menta y a productos de limpieza me entra por la nariz, agudizando mi dolor.

“Un momento, espera. Olor a menta, productos de limpieza… No estoy en mi habitación”, reacciono al fin. Me siento en la cama, tratando de averiguar dónde estoy y, de pronto, encuentro que el lugar me resulta familiar y que estoy desnuda.

Interrumpiendo mis pensamientos, entra Dani en la habitación. Acaba de salir del baño, está envuelto en una toalla de la cintura hacia abajo, con el pecho al descubierto, dejando ver lo jodidamente delicioso que está. Los tatuajes que adornan su brazo continúan hasta su pecho y su espalda. Trae el pelo mojado, dándole un aspecto aún más sexy. “Madre mía, en qué dulcería hicieron semejante bombón”.

—Perdona si te desperté —me comenta con una sonrisa que me hace morderme el labio inferior. Él, al ver mi reacción, ríe con más ganas.
—Eh, yo… tú… —respondo, sin poder formar una oración completa. Él me interrumpe y agrega.
—Si quieres me visto para que te puedas concentrar —y vuelve a sonreír.
Dios, esa maldita sonrisa me vuelve loca. Es como si él estuviera completamente seguro de que está jodidamente bueno y cada gesto y acción es para asegurarse de que todos a su alrededor lo sepan. 
—¿Cómo carajos llegué yo aquí? —pregunto para dejar de pensar en su cuerpo.
—Te traje yo.
—Por supuesto —digo en tono irónico—. Eso lo sé, capullo. Pero cómo me encontraste, cuándo, por qué me trajiste aquí y… lo más importante —agrego, mirando debajo de la sabana que me cubría—. ¿Por qué coño estoy desnuda?
Él me mira y me explica.
—Fui a buscarte a la pista de carreras, luego te vi en un bar borracha y, como no querías ir a tu casa, te traje a la mía —y, en tono divertido, agrega—, y en cuanto a tu ropa…, deberías tratar de recordar.

De pronto, como un flashback, los recuerdos del día de ayer comenzaron a llegar. La increíble noche con Dani, la vergüenza de que nos encontrara su madre, que Aitana fuera su hermana, el desayuno, que mi hermana nos pillara, descubrir a Josy y a Eli en la cama, la carrera, el bar, el desconocido con el que me confesé… Espera un momento. El desconocido. Intenté hacer un poco más de memoria y enfocar la cara del chico y las palabras se escaparon de mi boca.
—¡Eras tú! El chico en el bar.
Y, de pronto, otros recuerdos llegaron a mi cabeza. Yo le había confesado todo a aquel desconocido, así que eso quería decir que le había confesado todo a Dani. Yo me había desahogado con aquel supuesto desconocido, le había abierto mi alma y resulta ser que estaba hablando con el causante de todos mis pesares.
Comencé a golpear mi cabeza, una y otra vez, por estúpida.

—Parece que comienzas a recordar —me dice, mientras se quita la toalla para ponerse un calzoncillo. Yo, por instinto, giro la cara y él sonríe—. No es como si no me hubieras visto antes —dice en tono malicioso—. Ayer intentaste violarme cuando llegamos al cuarto y hoy no quieres verme sin ropa. Voy a comenzar a creer que eres bipolar.

Sus palabras me obligaron a recordar. Cuando llegamos, yo estaba dormida, pero mientras él me acomodaba en la cama yo me desperté y, al tenerlo sobre mí, un deseo salvaje de hacerlo mío se apoderó y, unido al alcohol, me volví incontrolable. Él intentaba calmarme y rechazaba con delicadeza mis ataques de deseo, argumentando que estaba borracha y que no quería aprovecharse de mí. Y, en el último intento, me quité la ropa y me subí encima de él, pero me apartó y yo, enfurecida, le di la espalda y me quedé profundamente dormida.
Todos aquellos recuerdos despertaban en mí un gran número de emociones que no sabía cómo expresar. Tenía un nudo en mi garganta que no me permitía hablar. Quería gritarle por haber aprovechado que estaba borracha para saber todo lo que sentía, quería agradecerle por haberme ayudado y traerme a su casa en el estado en el que me encontraba, y me sentía avergonzada por mi comportamiento. Él se acercó a mí (aún en calzoncillos), como si supiera todo lo que yo estaba pensando, y con una voz muy dulce me dijo:
—No te preocupes por nada. Olvida todo lo que pasó ayer. Siento mucho la forma en la que me enteré de cómo te sientes. No lamento lo que hice, porque de esta forma pude saber que tú sientes lo mismo que yo con respecto a lo que pasó la otra noche. Fui a buscarte porque quería saber cómo te sentías y, al encontrarte borracha, vi una oportunidad y la tomé.
Sus palabras me hicieron estremecer. Sentía lo mismo que yo, no era solo sexo para él. Un deseo incontrolable se apoderó de mí nuevamente, como el de la noche anterior, solo que esta vez no estaba borracha y el deseo estaba ligado a un sentimiento, uno que aún no podía descifrar.

Me lancé sobre sus labios y lo besé con todas mis ganas. Me senté a horcajadas en sus piernas (aún estaba desnuda) y comencé a mover mis caderas lentamente sobre él. Sentí cómo su polla pasaba de estar flácida a estar bien dura y erecta. Él puso sus manos sobre mis muslos y me cargó en el aire. Mientras nos besábamos, caminó hacia la puerta y le pasó el seguro.

—No queremos que nos sorprendan de nuevo —me susurró al oído, como si fuera un secreto.
Seguimos besándonos apasionadamente, mientras él aún me sostenía en sus brazos. Me pegó contra la pared. Con una mano me sujetaba y con la otra se sacó su polla dura y la incrustó en mí. Alcancé a ver las estrellas, amaba cómo me hacía sentir.

—Te deseo, Jenny —dijo con un hilo de voz.

Sus movimientos cada vez eran más rápidos. Yo trataba de ahogar mis gemidos para que nadie nos escuchara. Su piel estaba resplandeciente por el sudor, era como si tuviera miles de estrellas incrustadas. Yo solo podía gemir y disfrutar.

—Dani, más, más. Quiero ser tuya —eran todas las palabras que salían de mi boca.
—Joder, Jenny. Me encantas. Quiero que seas mía, solo mía —me respondió mirándome a los ojos, mientras los dos estallábamos de placer y nuestros cuerpos se fundían en un solo ser mediante un abrazo eterno.

Dani nos llevó a la cama, donde estuvimos abrazados sin decir palabra durante los siguientes quince minutos. Sus últimas palabras rondaban mi cabeza. “Quiero que seas mía, solo mía”. ¿A qué se refiere? ¿Solo suya? Mientras intentaba descifrar sus palabras, él detuvo el inquietante silencio, aclarando mis ideas.
—Jenny —me levanté de su pecho y lo miré a los ojos—. Lo que te dije hace un momento era cierto. No fue por el calor del momento, me gusta esto.
—¿El sexo? —lo interrumpí con ojos curiosos.
—No… bueno sí —calló un momento, como si aclarara sus ideas, y luego prosiguió—, pero no solo eso. Me gustas tú, me gusta cómo me haces sentir y quiero más de esto, quiero más de nosotros. Quiero conocer todo de ti, tu música preferida, la comida que más te gusta, lo que te hace reír… Quiero compartir momentos contigo y no solo en la cama. No quiero ser solo sexo para ti. Nunca he tenido una relación y no pensé en tenerla. Ni siquiera sé si así se llama lo que te estoy pidiendo, pero siento la necesidad de tenerte cerca.
Sus ojos revelaban un brillo encantador mientras hablaba. Mi corazón se aceleraba con cada palabra. Mis ojos se llenaron de lágrimas y ni siquiera entiendo por qué. Su confesión me dejó sin palabras, no sabía qué decir, mis emociones estaban revueltas. No sabía si reír o llorar. Él, al ver mi silencio, agregó.
—Si tú no sientes lo mismo, yo lo puedo entender. Sé que esto es complicado… —pero, antes de que siguiera hablando, lo detuve. Puse un dedo en sus suaves labios, los besé con cariño y le expliqué.
—Yo también quiero compartir todo eso contigo. Deseo que pasemos tiempo juntos y poder conocernos mejor, solo que me asusta un poco todo eso. Tal y como dijiste, es complicado. Yo, al igual que tú, nunca tuve una pareja, ni tuve que preocuparme por cómo tener que actuar al respecto… así que no sé cómo puede salir esto, sin contar que tuviste algo con mi hermana y no sé cómo ella y mi madre van a reaccionar.
Al oír hablar de mi hermana su rostro se oscureció un poco.
Luego, me miró con dulzura y declaró:
—Lo de tu hermana no fue nada serio y ella lo sabía. Además, no significó nada para mí y, en cuanto a lo demás, solo vamos a seguir siendo nosotros mismos y el resto lo resolveremos en el camino.

Nos quedamos en aquella posición un rato, disfrutando del silencio, mientras solo se escuchaba el latido de nuestros corazones y nuestra respiración. Era sorprendente la paz que reinaba en aquella habitación, lejos del mundo y sus problemas. Allí solo importábamos él y yo. Era como estar en una burbuja alejados del resto.

Después de un rato le pedí un cargador, ya que mi móvil no tenía batería. Lo encendí y una gran cantidad de mensajes y llamadas comenzaron a aparecer. La mayoría eran de Josy y Eli, diciendo que necesitaban hablar conmigo, y un par de mensajes de mi madre, preocupada porque no había llegado ayer a casa.

Me sentí un poco mal por preocupar a mi madre, pero cuando estaba a punto de llamarla para darle una explicación vi un mensaje de Isy diciendo que mi madre la había llamado y ella le había dicho que mi móvil se había quedado sin carga y que me iba a quedar en su casa.

“Mis amigas son las mejores, siempre me cubren”, pensé. Y luego vinieron a mi mente todas las veces que Josy y Eli me habían ayudado y lo mal que habían quedado las cosas ayer y decidí llamarlas. Quedamos en encontrarnos dentro de dos horas en casa de Josy.
Le pedí a Dani que me llevara, ya que mi moto se había quedado en el bar, y el aceptó. Al parar el coche frente a la casa, me dio un beso bastante largo, parecía que no quería que me fuera. Al terminar, me miró con cariño y me dijo:

—Si necesitas que pase a recogerte puedes llamarme o si no lo necesitas, igual llámame.
Está bien.
Le di un último beso en la mejilla y me bajé del coche. Antes de entrar en la casa volví a mirarlo y aún no se había marchado. Lo miré, sonreí y, en tono divertido, le dije:
—Ya que quieres saber, te diré. Amo la música en general, no tengo cantante preferido. Todo depende de mi estado de ánimo. Me gusta Maroon 5, Rihanna, Dua Lipa, Billie Eilish, J Balvin, Anuel, Ricardo Arjona, Aventura y muchos más. Mi comida favorita es la pasta y me hace reír ver tu cara cuando te llamo capullo.

Di media vuelta y me adentré en la casa. Sentadas en la sala me estaban esperando Josy y Eli tomadas de la mano. Al verme, se soltaron. Me acerqué a ellas y me senté.
—No tenéis por qué soltaros.
—No queremos hacerte sentir incómoda. Entendemos si esto puede ser un poco difícil de procesar para ti —me dice Eli sin alzar la vista para mirarme a los ojos.
—No, no puedo entender —les dije con voz fuerte. Casi comenzaban a llorar antes de que agregara—. No puedo entender que mis amigas me oculten algo así. Se supone que sois mis amigas, ¿no? Se supone que me conocéis mejor que nadie. ¿Cómo pudisteis pensar que yo os iba a juzgar o algo por el estilo? Vosotras sois mi familia, os guste quien os guste. A mí nada de eso me tiene por qué molestar. Vosotras elegís a quién amar. Solo me duele que no me tuvierais la suficiente confianza para contármelo.

Pude ver cómo suspiraban aliviadas y cómo sus rostros recobraban su color normal.

—No es que no te tuviéramos confianza. Simplemente sucedió y queríamos estar seguras de lo que estábamos sintiendo antes de informaros a Isy y a ti, solo eso. ¿Puedes perdonarnos? —me preguntó Josy con carita de cachorro abandonado.
—Claro que puedo —las abracé y sonreí—, pero sin más secretos, ¿de acuerdo?
—Y hablando de secretos. Creo que tienes algunas cosas que contar… —me dijo Eli con sonrisa de picardía y, en un tono coqueto, agregué.
—Oh, no me contasteis porque no queréis hacer un trío conmigo —llevé mi mano al corazón, fingiendo dolor—. Me rompe el corazón que me excluyáis de vuestras fantasías.

Todas empezamos a reír. Esperé a que estuviéramos todas juntas y les conté lo que había sucedido. Los siguientes días fueron como un sueño. Hablaba con Dani todo el tiempo, si no era por llamada, chateábamos, salíamos en grupo, su amigo Leo ya se había vuelto uno de nosotros y se veía cierta química con Isy, que en cualquier momento estaba a punto de explotar.

Cada día pasábamos más tiempo juntos. Al igual que mi relación con Dani, crecía también la mía con Aitana.
Conversábamos a diario, nos reíamos de su hermano y su complejo narcisista, a su madre y su padre apenas los veía porque siempre estaban trabajando.
En fin, casi todo era perfecto. Y con el casi me refiero a mi hermana, que al notar mi relación con Dani me hacía la vida imposible. Me molestaba cada vez que podía sacando a relucir lo bien que se veía Dani sin camisa y que entendía por qué yo estaba tan loca por él, ya que ella sabía lo bueno que era en la cama. Más de una vez estuve a punto de cogerla por los pelos, pero me tranquilizaba, diciéndome que solo eran celos de ella. Hasta que al final, un día, después de una semana de estar con Dani, se me acercó en la cocina y, con una fingida tristeza me dijo:
Siento mucho que estés pasando esto, hermanita. La verdad, yo no quería que las cosas fueran así.
—¿De qué hablas? —pregunté—. ¿Te has acabado de volver loca?
Ella me miró muy calmada y me dijo.
—Estoy embarazada —y, como si yo no la hubiera escuchado, repitió—. Estoy embarazada de Dani.
—¿¡QUÉ!?





Hola mis amores como les prometí aquí tienen otro capítulo

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Hola mis amores como les prometí aquí tienen otro capítulo.  Espero les guste y me regalen su voto. Un besote.

 Un besote

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