Capítulo 16: La propuesta

109 12 0
                                    

Jenny

La recogí en su casa y fuimos al centro comercial. Entramos a varias tiendas, reímos y nos divertimos como si nunca nos hubiéramos separado. Eso es lo que sucede con los verdaderos amigos, ni el tiempo sin verse ni la distancia que los separe puede cambiar que, una vez se reencuentran, todo será igual. Nos sentamos a comer algo en el McDonald’s.

—En serio, creo que deberíamos parar. No podemos con tantas bolsas —me dice mientras come una hamburguesa.
—Una última parada y nos vamos.
—¿Qué más quieres comprar?
—Un libro. Ha pasado un tiempo desde la última vez que leí uno. Creo que luego de separarme de Dani también me separé de la literatura y lo extraño.
—¿A los libros o a Dani?
—A los libros.

“Sí, claro. Sigue mintiéndote”, susurra mi corazón. Hubo un silencio durante unos minutos y las dos comprendimos que no estábamos hablando solo de los libros.

—Y tú, Isy, ¿qué pasó con Leo?
—Leo —suspira—. Teníamos algo lindo, una química increíble y el sexo uf, para que te cuento. Comenzó a trabajar en un nuevo proyecto con Dani y empezó a alejarse, pasaba todo el tiempo trabajando, apenas nos veíamos y yo lo entendí y le di su espacio para que pudiera triunfar. Pero luego Dani se cansó de esperarte y se metió en las drogas, el alcohol y las mujeres. Leo tuvo que cargar con todo el trabajo solo y también cambió, se volvió distante, frío y comenzó a guardarte rencor. Te culpaba por la situación de su amigo, te odiaba por estar bien mientras su amigo caía en un pozo sin fondo, así que le molestaba que me llamaras, que yo supiera de ti. Y llegó un punto que no lo aguanté más, su ausencia, su mal carácter, todo junto fue demasiado para mí. Hace casi tres años que no sé nada de él, excepto rumores.

—Lo siento, Isy. Todo por mi culpa —bajo la cabeza avergonzada, no sabía que tantas personas iban a sufrir por mi decisión.
—No te preocupes, no fue por ti. Él debería saber distanciar una cosa de la otra. Nuestra relación no tenía nada que ver con la tuya y Dani. Además, no fue solo eso, nunca estaba presente, mucho misterio con su trabajo, llegaba borracho y muchísimas cosas más. En fin, que ya lo nuestro no dio más y se acabó. Vamos a por tu libro y luego al salón de belleza.
—Ok, perfecto.
Fuimos directas a comprar un libro y, como el destino no se cansa de sorprenderme, mientras escojo el libro tocan mi espalda. Me doy la vuelta.
—Jenny.
—Aitana.
—¿Cuándo regresaste?
—Hace dos días.
Me da un fuerte abrazo que parece eterno.
—Te extrañé mucho, Jenny. ¿Cómo pudiste abandonarme así? —una lágrima rueda por su mejilla—. Nunca me escribiste en todo este tiempo, estuve muy preocupada.
—Lo siento mucho, mi niña, pero no podía hacerlo. Hablar contigo es como hablar con tu hermano y quería alejarme de él. Tampoco fue fácil para mí no saber de ti. Perdón por hacerte daño, pero ya estoy aquí y te prometo que no me alejaré de ti de nuevo.
Conversamos un rato, nos pusimos al día y nos despedimos. Isy me acompaña a la peluquería. Cuando vamos a salir, encuentro a otra conocida.
—Pero qué tenemos aquí, si la perra alfa regresó y ya trae a uno de sus cachorros de vuelta.
—Guau, en serio, los años no te han dado nada de imaginación. Tus insultos son los mismos de hace seis años. Anda, aparta del camino, que no estoy de humor para ti.
—Por supuesto que me voy a quitar, no quiero tener nada que ver contigo. Pero escúchame bien, zorra. Te quiero lejos de mi prometido.
—Perdona, ¿cómo me llamaste? Y además, ¿quién es tu prometido?
—No te hagas la que no sabes si ayer apareciste en nuestra fiesta de compromiso.
—¿Dani? ¿Tu prometido es Dani?
—Claro que es él, así que mantente alejada.

Nos da la espalda y se va. Isy y yo nos miramos y las dos estamos igual de asombradas. Daniel y Sally, no puedo creerlo.

La noche llega más rápido de lo esperado, estoy en mi departamento esperando a Joel, primero vamos a cenar y luego a encontrarnos con las chicas. Estoy revisando mi Instagram cuando tocan a la puerta. 

—Adelante —espero a que entre—. En serio, Joel, te sabes la clave, ¿por qué no entras y ya?
—Porque eso sería invadir tu privacidad. Además, uno nunca sabe lo que se puede encontrar aquí. Capaz que te estés montando una orgía —puse mala cara y lo miré—. Bueno, cambiando de tema, ¿nos vamos a cenar?
—Sí, vamos, que tenemos mucho que hacer.

Fuimos directos al restaurante y, luego de la cena, le conté a Joel que mis amigas querían conocerlo y él aceptó encantado. Cuando llegamos al bar-discoteca de Dylan, las chicas ya estaban esperándonos en el VIP. Bailamos y conversamos un rato, mis amigas y Joel terminaron por hacer buenas migas y estaban de lo más a gusto.

—¿Quieres ir un rato abajo a bailar? —susurró Joel en mi oído en tono seductor.
—Sí —acepté mirando esos profundos ojos grises.
Joel tomó mi mano y me guio al primer piso. Cuando llegamos al centro de la pista me dio un casto beso en la mejilla y me miró a los ojos.
—Hay algo que llevo mucho tiempo queriendo decirte y creo que este es el momento indicado.
Sin esperar respuesta, me dejó sola en medio de la pista y se alejó. Me quedé confundida sin saber qué hacer, comencé a buscarlo con la mirada en el local, hasta que lo encontré hablando con el DJ. Tomó un micrófono.

—Hola, buenas noches —yo no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Comencé a hacerle señas para que bajara del escenario donde se había subido—. Perdonen que tome unos minutos de su tiempo, esta noche hay alguien entre ustedes a quien quiero dedicar una canción. Espero que no les moleste. 
Hizo una seña al DJ y comenzó a sonar la canción de Sebastián Yatra, Quiero decirte.


Tú te acostumbraste a que te quieran
Cómo quererte diferente
Cómo decirte a mi manera
Si a ti te quiere tanta gente
Cómo creer en lo imposible
Yo te esperé la vida entera
Voy a mostrarte lo invisible
Y es que hoy
Quiero aceptar
No tuve nada y me lograste completar
Desde hoy
Voy a jurar
Lo que no puedo con palabras explicar
Quiero decirte que te quiero
Aunque no seré el primero
Quiero decirte que te amo
Y que este amor es verdadero
Quiero decirte tantas cosas
Y al final no diré nada
Lo que yo quiero estará escrito en mi mirada
Te amo más que a nada…


Mientras cantaba, su mirada no se alejaba de mí. Las mujeres comenzaron a gritar eufóricas y a desvestir a Joel con la mirada. Cuando terminó su canción, se acercó a mí bajo la mirada de todos en el local.

—Entonces, Jenny. ¿Me darás una oportunidad? ¿Aceptas ser mi novia?


Amor Sobre Ruedas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora