Capítulo 24: El plan

96 9 0
                                    

Jenny

Dónde quedó lo de no llorar, lo de que eso no era para mí. Se fue por el tragante cuando Daniel apareció frente a mí con su impecable traje Armani. ¿Le has rezado alguna vez a Dios pidiendo una solución o que alguien te escuche? Pues mi respuesta llegó en forma de ángel de ojos zafiros y, cuando lo vi, noté la necesidad de abrazarlo y de llorar como bebé que perdió su teta. Fui tan fuerte como pude y aguanté hasta que decidí desahogarme y contarle todo. ¿Por qué a él? No lo sé.

“Yo creo que sí. Admítelo, no seas cobarde”.
Bueno, tienes razón conciencia, claro que sí lo sé. De qué me sirve mentirme a mí misma, claro que lo sé. Porque era Daniel, mi Dani, porque con él siento confianza, porque con él me siento en paz, porque en su hombro sintiendo su olor me sentí como en casa. Él es mi hogar y por más que quiera creo que ya no puedo seguir ignorándolo, no puedo engañarme, nunca lo superé y no creo que nunca lo llegue a superar. No importa cuántos hombres pasen por mi cama, siempre fue, es y será el amor de mi vida.

“Bien, ya lo admitiste. Diste el primer paso. ¿Ahora qué vas a hacer? Recuerda que se nos casa con la rubia oxigenada”.

Creo que lo siguiente sería hablar con Joel, tampoco puedo mentirle a él, no puedo quererlo y hacer que siga esperando por mí, cuando nunca voy a poder quererlo de la forma en la que él me quiere a mí. Entonces, como orden del día, tengo que hablar con Joel y separar a la rubia oxigenada de Dani para reconquistarlo.

“¿Te parece si antes de eso acabas de despertar de una maldita vez y dejas de perder el tiempo?”.

Haciendo caso a mi querido subconsciente abrí los ojos, despertando en la cama que no era la mía y con un característico aroma, el de Dani. Me tomó unos minutos ubicarme y busqué al dueño del aroma, pero la decepción no tardó en llegar cuando me di cuenta de que estaba en el apartamento de Isy y el olor provenía de la chaqueta a la que estaba aferrada, sosteniéndola como si fuera mi mayor tesoro.

—Despertó la bella durmiente o, en este caso, mejor dicho Gollum, porque esa chaqueta se convirtió en tu tesoro como el anillo.
—Ahora viene la parte en la que suplico que me digas que no cometí ninguna estupidez.
—No cometiste ninguna estupidez, al menos no alguna que yo sepa. Cuando te trajeron estabas ya dormida. Y ahora viene la parte en la que yo pregunto, ¿qué hacías tú con Dani, tu ex?
—Esa es una historia muy larga que te contaré cuando estemos las cuatro juntas, así no hablo doble. Pero antes de eso necesito hablar con Joel.
—¿Vas a dejarlo?
—He tomado una decisión y tengo que ser sincera con él. Llama a las chicas y diles que las espero esta noche en mi casa, tenemos mucho de qué hablar, así que será una noche de chicas. —Perfecto, hoy toca pijamada.

Luego de tomar algo para la resaca y darme un baño, salí del apartamento de mi amiga y me encontré con mi Porsche estacionado en la calle. Si Dani me trajo y vinimos en mi auto, quiere decir que se fue en taxi. Esos pequeños detalles de él son los que me conmueven. Dejó su auto abandonado y me trajo en el mío, para que cuando despertara no necesitara un taxi. Él siempre preocupado por todos.

Llamé a Joel y le dije que lo esperaba en mi casa. Una hora después, ya estaba llegando. Creo que él ya sabía de qué quería hablar, porque su rostro demostraba los nervios que tenía.
—Hola, nena —saludó depositando un casto beso en mi frente.
—Hola —respiré profundo y me armé de valor para continuar—. Joel, yo…
—Ya lo sé, nena. No tienes que decirlo, lo presentí en tu voz cuando llamaste.
—Lo siento, sé que me pediste una oportunidad, pero no quiero engañarte, a ti no quiero mentirte, no puedo corresponderte.
—Es por él, ¿verdad?

Agaché la cabeza avergonzada y miré al suelo, dudé si responderle, pero recordé que no quería mentiras con él.

—Sí, es por él. Creí haberlo superado, pero al estar tan cerca me di cuenta de que no es así, no lo he olvidado y no creo poder. —Pero él está comprometido, se va a casar, Jenny.
—No puedo rendirme sin intentarlo, Joel. Saber que si no funciona al menos yo traté y di todo de mí. Espero que me entiendas y me perdonas.
—Créeme que te entiendo y, si eso es lo que quieres, yo respeto tu decisión. Solo recuerda que, si las cosas no salen como las planeas, aquí me tienes. Como amigo, claro, no pienses que yo voy a estar esperando por tu flaco culo.
—Oye —le di un suave golpe en el hombro—. Gracias por entenderme.
Conversamos un rato haciendo bromas y luego hablamos de trabajo. Él se fue y me preparé para ver a las chicas. A las ocho de la noche llegaron Eli y Josy, media hora después llegó Isy y comenzamos nuestra reunión. Les conté todo lo que ocurrió el día anterior, lo que pasó con mi madre y Dylan, hasta Dani y la decisión de reconquistarlo.

—No creo que necesites mucho esfuerzo para que vuelva a caer a tus pies —bromeó Josy.
—Estoy de acuerdo —la apoyó Isy—. Se ve que sigue por ti.
—Pero me parece que estáis olvidando un dato importante —intervino Eli—. Él está comprometido y se va a casar.
—Y con Sally —les recordé—. Y, si no recordáis, esa chica me odia desde el instituto, así que no creo que me lo ponga fácil. —En eso estoy de acuerdo —volvió a hablar Eli.
—Tenemos que hacer un plan para que podáis pasar tiempo solos.
—No lo veo fácil, Isy. Esa rubia oxigenada es como un chicle, no se le despega.

Nos quedamos en silencio un rato analizando ideas, hasta que Josy habló.

—Lo tengo. En unos días es tu cumpleaños, ¿no? Podemos organizar una fiesta, invitar a Dani, pero no a ella.
—Que sea en un lugar privado, donde no pueda entrar cualquiera —siguió Eli.
—Um, no sé, ni siquiera me acordaba de mi cumpleaños y con los recientes sucesos no tengo muchas ganas de celebrarlo.
—Vamos, Jenny, tienes que considerarlo rápido. La boda es en tres semanas, tenemos poco tiempo.
—Está bien, acepto.

Y así comenzaron los preparativos de mi cumpleaños y el plan para reconquistar a Daniel. El reloj jugaba en nuestra contra, así que debía aprovechar todas las ocasiones que tuviera junto a él, porque de lo que estaba segura era de que no me iba a rendir sin luchar e iba a hacer lo que fuera necesario para tener lo que quería, y en este caso era el amor de Daniel.

Amor Sobre Ruedas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora