Capítulo 28: Regalo

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Jenny

—Sí, dame mi regalo —intenté sonreír para que no viera la desilusión que me había causado su silencio.
—Ahora vuelvo, no te vayas de aquí.
Se levantó de la cama, se puso el pantalón vaquero y salió de la habitación. Algunos minutos después regresó.
—¿Una guitarra, Dani? ¿Me vas a regalar una guitarra? Tú eres consciente de que no tengo la menor idea de música, ¿verdad?
—No es la guitarra —se sonrojó antes de continuar—. Te escribí algo, no sé si te gustará, pero te lo quería enseñar.
Él se sentó en un sillón que había cerca de la ventana y yo tomé asiento en el suelo frente a él, sentada en la alfombra.
—Por favor, no te vayas a reír de mí y, si no te gusta, al menos finge que sí.
Me reí y él enarcó una ceja.
—Me río ahora para no tener que hacerlo después, por si acaso… Era broma, estoy segura de que me va a encantar.

Él suspiró y se concentró. Comenzó a tocar las cuerdas y la música fue llenando el lugar, la luz de la ventana iluminaba su rostro y yo no podía hacer otra cosa que no fuera mirarlo.


Desde el primer momento que te vi
Mis sensores indicaron peligro
La tormenta que se formaba a tu alrededor
Me alertaba el riesgo
Pero el caprichoso destino
Se empeñó en que nos debíamos conocer
Maldito destino
Que solo me quería joder
Todo empezó con un juego
Un juego de dos en el que ninguno quería perder
Llegaste a mi vida como tsunami
Arrastrando y destruyendo mi poca cordura
Nuestra relación siempre fue una locura
Como no amarte
Si cuando llegas iluminas mi mundo oscuro

En el verde de tus ojos me perdí
Verte sonreír se convirtió en mi adicción
De pronto todo mi mundo giraba a tu alrededor
Y terminaste siendo mi perdición
Amarte tanto me ha convertido en tu bufón
Pero quién le dice no a mi corazón
En el verde de tus ojos me perdí
Y después de tanto sigo detrás de ti
Eres la razón de mi existir
Mi enana, te quiero solo para mí
En el tiempo que pasé junto a ti
Me hiciste el hombre más feliz
Pero todo fue una ilusión
Tu objetivo solo era la destrucción
Catastrófica fue tu partida
Dejaste mi vida patas arriba
Con la misma intensidad que llegaste, te marchaste
Y después de tantos años no pude ser feliz
Como olvidarte si formabas parte de mí
Como olvidarte si todo me recordaba a ti
Como olvidarte si te marchaste y te llevaste la luz
Dejando mi mundo a oscuras
Sin saber cómo sobrevivir

En el verde de tus ojos me perdí
Verte sonreír se convirtió en mi adicción
De pronto todo mi mundo giraba a tu alrededor
Y terminaste siendo mi perdición
Amarte tanto me ha convertido en tu bufón
Pero quién le dice no a mi corazón
En el verde de tus ojos me perdí
Y después de tanto sigo detrás de ti
Eres la razón de mi existir
Enana, te quiero solo para mí
Después de haber pasado por tantas pruebas
Este amor aún me quema
Sigues siendo la luna llena
Que ilumina mi noche oscura
Por más que lo intento, no me puedo alejar de tu locura
Eres el tsunami que me inunda de emociones
En tus olas estoy atrapado
Y no sé si quiero escapar
Eres tormenta, mi tormenta de amor

En el verde de tus ojos me perdí
Verte sonreír se convirtió en mi adicción
De pronto todo mi mundo giraba a tu alrededor
Y terminaste siendo mi perdición
Amarte tanto me ha convertido en tu bufón
Pero quién le dice no a mi corazón
En el verde de tus ojos me perdí
Y después de tanto sigo detrás de ti
Eres la razón de mi existir
Mi enana, te quiero solo para mí
Vuelve conmigo y dale razón a mi existir
Vuelve a mí, querida tormenta
Que necesito tus olas para sobrevivir


Alzó la vista después de tocar la última nota y nuestras miradas se cruzaron. El nudo en mi garganta me impedía hablar.

—¿Tan mal fue que no dices nada?
—Dani, yo… no sé qué decir.
—No digas nada, ya sabía que no te iba a gustar.
Pasó la mano por su cabello y lo despeinó mientras se mordía el labio.
—No, Daniel, no me gustó, me encantó.
Sus ojos brillaron y, al ver su alegría, mis traicioneras lágrimas escaparon rodando por mis mejillas. Me levanté del suelo y lo abracé.
—Me encantó —repetí.
—¿De verdad? ¿No lo dices para hacerme sentir mejor, cierto?
—No, la amé. Fue hermosa. ¿De verdad te sientes así?
—Yo también te amo, enana, pero cuando te fuiste mi mundo se volcó patas arriba y sucedieron cosas de las que no quiero hablar y Sally me ayudó a salir adelante y estuvo a mi lado. Por eso no es fácil para mí tomar una decisión.
—Lo siento. Por irme, por no luchar por nuestro amor, por dejarte. En ese momento creí que era lo mejor. Yo voy a respetar la decisión que tomes, pero ahora no vamos a pensar en eso, vamos a disfrutar este día.

Me estrechó entre sus brazos y besó mi cuello, provocando que se erizara mi piel.

—Ya sabía yo que tenías alma de artista —bromeé.

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