Jenny
Hay personas que cuando son jóvenes, en su infancia o adolescencia, no fueron la mejor versión de ellos mismos, pero que al crecer maduran y forjan un carácter diferente; y luego hay otras personas, como la futura señora Fernández, que en vez de mejorar ese carácter de mierda, solo cambian a peor.
No sé qué pecado cometí en mi vida anterior para que me castigue poniendo a esa mujer otra vez en mi vida.
“¿Sería considerado homicidio si la mato? Creo que le estaría haciendo un bien a la sociedad deshaciéndome de esa mujer”. Creo que por primera vez, querido subconsciente, tienes una buena idea, aunque me pueden llevar a la cárcel.
“Por librarnos de ella creo que vale la pena intentarlo”. Ya basta, no me des esas ideas, me estás volviendo loca.
“¿Yo? Tú eres la que está hablando sola”. Tienes razón, mejor no me hables. Piérdete.
Decido distraerme y doy un par de vueltas en la pista, ya que es lo único capaz de desentenderme de cualquier problema. La batalla contrarreloj mientras estoy en la pista, sentir las gomas sobre el asfalto y la velocidad siempre serán mi mejor calmante.
Termino mi entrenamiento diario y me dirijo a mi apartamento. Al cruzar la puerta, me sorprende la vista. Desde la entrada hasta la sala hay un camino de rosas rojas y velas aromáticas y, justo en el medio del salón, se encuentra Joel con una botella de vino a la luz de las velas.
Está vestido con un traje de tres piezas negro. Se ve tan sexy, como un modelo de Calvin Klein. Destapa la botella con una agilidad sorprendente, vierte el líquido rojo en la copa y me alcanza en la entrada de la sala, donde me he quedado parada ante el escenario, sin saber qué hacer.
—Sé que no estás acostumbrada a este tipo de gestos románticos —comienza—. Tal vez lo consideres demasiado cursi para tu gusto, pero me encantaría que abrieras un poquito tu mente y me permitas mostrarte lo que se disfruta del romance.
Necesito algunos segundos para analizar la respuesta que le debo dar. Mentiría al decir que no me gustan estos gestos románticos, porque a pesar de no demostrarlo nunca, soy una chica que le encanta el romance, es solo que…
“Es solo que no es él con quien te gustaría hacer este tipo de cosas”. Y, una vez más, mi insoportable conciencia tiene la razón y un par de ojos color zafiro vienen a mi cabeza. Me obligo a hacer esos pensamientos a un lado y centrarme en el guapo chico que tengo enfrente, ofreciéndome una copa de vino.
—Gracias, Joel. Esto es hermoso, de verdad me has sorprendido, no esperaba esta nueva personalidad tuya.
—Y todavía te falta mucho más por conocer. Ven, vamos a la mesa, el almuerzo está servido. Estoy seguro de que no debes haber comido nada en todo el día —toma mi mano y me dirige hacia la mesa.
La comida estaba deliciosa y transcurrió sin problemas. Joel se mostró súper atento, cortando mi carne, rellenando mi vaso, hasta se ofreció para lavar los platos, pero no se lo permití, ya había hecho suficiente por mí ese día.Decidimos sentarnos a seguir tomando otra copa de vino en la sala. Ambos tomamos asiento en el sofá.
—Gracias por la comida, estaba deliciosa —hablé, interrumpiendo el incómodo silencio.
—Fue un placer —hizo una pausa, pasó sus manos por su rostro y me miró a los ojos directamente—. No sé por qué, pero siento que esto fue una mala idea y que no te gustó mi detalle.
—No es eso, Joel. Es solo que no estoy acostumbrada.
—Lo sé, Jenny, pero necesito que me des una oportunidad real, no solo decirlo —puso la copa sobre la mesita que tenía a su derecha y se acercó a mí—. Necesito que me des la posibilidad de amarte, solo déjate querer y verás lo bien que se siente. Sé que al final terminarás enamorándote de mí, pero tienes que poner de tu parte —puso su mano sobre mi mejilla izquierda y se inclinó un poco, nuestras narices se estaban rozando y podía sentir su respiración en mi rostro—. Solo quiero hacerte feliz —concluyó impactando sus labios contra los míos en un profundo beso.
Sus labios eran suaves, delicados, cargados de cariño. “Tal vez demasiado cariñoso”. Ignoro a mi conciencia y trato de concentrarme. Tal vez no sé cómo reaccionar ante el romance, pero en esto sí. Vamos Jenny, que el sexo es lo tuyo.
Enredo mi mano en sus rubios cabellos para profundizar el beso y tomo yo el control. Mi beso es sexual, arrasador, cargado de deseo. Poco a poco voy inclinándome sobre él, mientras nuestras lenguas danzan en una perfecta sintonía. Termino sentada sobre su regazo a horcajadas, moviendo mis caderas al ritmo del beso. Nos separamos un segundo para llenar nuestros pulmones de aire y aprovecho la situación para quitarme la blusa.
Vuelvo a asaltar su boca mientras la fricción de nuestros cuerpos va poniendo duro su miembro y yo termino mojada. Joel separa nuestros labios hinchados de deseo, las respiraciones son erráticas. Desliza sus labios por mi cuello, sentir su cálido aliento sobre mi piel eriza cada vello de mi cuerpo y mi entrepierna palpita. Muerde el lóbulo de mi oreja y continúa dejando húmedos besos por todo mi cuello hasta mi hombro, corriendo la tira del sostén mientras me besa. Incliné mi cabeza hacia la izquierda, para darle mejor acceso.
Cada beso se siente eléctrico y mis caderas no paran de moverse sobre su erección. Con una mano, saca mi pecho izquierdo del sostén, deposita un delicado beso sobre mi pezón erecto y duro, para luego devorarlo con deseo. Pequeños jadeos escapan de mi boca, mientras su otra mano se aferra a mi culo y lo aprieta con fuerza. Estoy muy mojada y quiero más.
—Dios, Jenny, eres hermosa —musita sobre mi pecho mientras lo devora.
—Quiero sentirte dentro de mí ya —murmuro tocando su duro miembro.
Pero nuestro ardiente momento es interrumpido por el timbre del apartamento. Bufo frustrada, colocando mi frente sobre el hombro de Joel. Él pasa su mano por mi cabeza, besa por última vez mi hombro y sube la tira del sostén.
—No pasa nada, nena, tenemos tiempo para esto.
Me levanto de sus piernas, pongo la blusa y me dirijo a la puerta, lista para mandar a la mierda a quien osó frustrar mis deseos sexuales. Mi motivación desaparece cuando abro la puerta y me encuentro con Eli, tiene la nariz y los ojos rojos. Es evidente que ha estado llorando y en su mano izquierda arrastra una maleta.
—Se acabó, Jenny —susurra con un hilo de voz—. Josy me dejó.
Rompe en llanto, soltando la maleta y abrazándome.
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Amor Sobre Ruedas
RomanceSinopsis: Jenny es una chica libre, que disfruta de las aventuras y la vida.Prefiere el sexo casual y no las ataduras; hasta que la vida pone a Dany en su camino, un chico sexy, atrevido y como diría el subconsciente de Jenny (jodidamente riquísimo)...