Capítulo 32 :Consejo

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Jenny


-Todo es verdad -me confirma Dylan.


-Pensé que lo conocía -me dejé caer frustrada sobre un viejo asiento en la oficina de Dylan.


-Deberías saber, Jenny, que nunca llegamos a conocer completamente a alguien. Nunca vas a estar seguro de lo que siente o piensa, ni de cuál es su verdadera cara. Nosotros solo vemos lo que los demás quieren que veamos. Así que nunca vas a conocer a alguien por completo.


-Gracias por escucharme y ahora me voy, que tengo una cita con las chicas.


Me levanté del asiento y me dispuse a salir.


-Jenny -carraspeó nervioso-, ¿nosotros estamos bien?


-Estamos bien, pero no esperes que te llame papá.


-Gracias.


-Hasta pronto, Dylan.


Salí de la oficina y bajé las escaleras, pero antes de salir del bar Dylan me volvió a llamar.


-Jenny, ven, tienes que ver esto.


Regresé y su semblante había cambiado, estaba completamente pálido y me asusté por un momento.


-¿Estás bien? ¿Pasó algo?


-Lo siento, nena -me tendió su móvil para que viera.


Era una invitación, la invitación de boda de Daniel, para mañana. ¿Cómo podía ser posible? Dani se casaba al final y no solo eso, habían adelantado la fecha.


-No puedo creerlo, yo creí que todo estaba bien -hablé casi sollozando-. El fin de semana él... -no aguanté más y rompí en llanto.


-Calma, nena, todo estará bien.


Dylan me abrazó y me dejó llorar. Su cálido abrazo se sintió bien y, por primera vez, lo sentí como un padre. Me preparó una taza de té para calmar mis nervios y se sentó frente a mí a esperar a que la bebiera.


-Mira, nena, conozco a Daniel desde hace mucho tiempo y estoy seguro de que ese chico te ama, y si se está casando es porque se siente en deuda con esa chica. Puedo darte dos consejos, pero son totalmente opuestos, tú dirás el que escoges para seguir.


-¿Cuáles son esos consejos?


-El primero es como padre, como alguien que te quiere y no te quiere ver sufrir. Te digo que lo mejor es que lo dejes marchar, que pases página y lo olvides. Eres hermosa, exitosa, puedes tener al hombre que desees, no tienes por qué sufrir por él.


-¿Y el segundo?


-El segundo es como hombre, como ser humano viejo y experimentado. Dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo. No te rindas, lucha por lo que quieres, aférrate y da lo mejor de ti. No descartes ninguna posibilidad para que no te queden remordimientos.


-Creo que voy a optar por la segunda -renovada por el consejo, me puse de pie, sequé mis lágrimas y me preparé para la batalla-. Gracias, Dylan, ahora me voy. Nos vemos luego.


Salí del bar, monté en mi coche y fui a la empresa, entré directa a la oficina de Daniel sin hacer caso a lo que decía la secretaria que venía detrás de mí.


-Señorita, le digo que no puede entrar.


Abrí la puerta ignorándola y me encontré a Daniel sentado frente a su oficina con Sally sobre sus piernas.


-Lo siento, señor. No puede detenerla -se disculpó la pobre chica.


-Está bien, Estela, puedes retirarte.


-Dani, ¿podrías explicarme qué es eso de que adelantas la boda? ¿Te vas a casar?


-Veo que te enteraste -comentó Sally mientras abrazaba a Daniel-. A pesar de que no te enviamos invitación.


-No estoy hablando contigo, ¿puedes callarte?


-Creo que la invitación contesta a tu pregunta. Nos vamos a casar mañana y tú no estás invitada -volvió a hablar Sally.


-Que te calles de una maldita vez, zorra -grité perdiendo los estribos-. Quiero escucharlo de su boca.


-Creo que lo mejor es que te vayas, Jenny -habló Daniel por primera vez.


-Estás cometiendo una estupidez, aún estás a tiempo de reconsiderar todo y hacer las cosas bien.


-Jenny, me voy a casar mañana, lo siento.


-Ahora vete antes de que llame a seguridad.


-No hace falta, parece que aquí ya no queda nada para mí. Adiós, Daniel, buena suerte.


Salí con la cabeza en alto, luchando contra cada deseo de mi cuerpo de abrazarlo. Salí sin derramar una lágrima, pero cuando estaba en el ascensor las piernas me fallaron y me permití el tiempo en el que llegaba al primer piso ser débil. A la salida del edificio me encontré con Isy, Josy y Eli.


-Fuimos a buscarte al bar y Dylan nos dijo que estabas aquí -aclaró Eli al ver mi cara de sorpresa.


-Vi la invitación de boda de Leo, ¿qué pasó?


Suspiré, llené mis pulmones de aire, miré al edificio y luego a Isy.


-Me dijo que se va a casar y que lo siente.


-Ay, cariño. No tienes por qué ser fuerte con nosotras. Puedes llorar, para eso estamos aquí, para consolarte y hacerte sentir mejor.


-No, Josy. No hay tiempo para llorar, tengo un plan y voy a necesitar de vuestra ayuda. No pienso volver a perder a Daniel, así que esa boda no puede suceder.




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