Capítulo 12: Chamán

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Su presencia dentro de aquel pequeño pueblo no había pasado inadvertida, contando con un recibimiento particular que auguraba esperanza en el rostro de cada uno de los pobladores, transformándose velozmente en amargura y resignación cuando la información recibida por parte de ellos no fue la esperada, sin embargo, algo que ninguno de los tres espero recibir fue el trato solidario de los presentes.

Un pequeño pueblo, escondido y ajeno, de acuerdo a las palabras descriptivas del agotado elfo, cuyos habitantes, notoriamente no preparados para enfrentar una guerra, los acogieron sin mayor impedimento

Recibimos cartas de otros pueblos, contando lo que sucedió, así que dispersamos a nuestros usuarios de magia para protegerlos —Reveló la anciana figura de una mujer guerra lobo, explicando ser la pareja del verdadero líder del pueblo, quien, por ser también practicante del control de la magia, fuera obligado a guiar al resto de usuarios de magia a un refugio.

¿Cómo aseguran que su decisión fue correcta y no fueron capturados ya? —Inquirió, con tono suspicaz, la cazadora a la figura de autoridad, reconociendo en aquel rostro de avanzada edad el aun ferviente espíritu de un combatiente preparado para tomar las armas y desatar una guerra.

Cada tercer día viene un chamán que nos permite comunicarnos con ellos e intercambiar la información que obtenemos de otros viajeros o cartas —Su mirar, sereno y firme, paseaba de la mujer que la interrogaba a los dos hombres que la acompañaban— Si deciden esperar, podrán solicitarle atención para sus heridas —Señaló con firmeza la pierna aun herida de la mujer y a los dos varones.

Esperaremos —Finalizó, de forma tajante y directa, Kia, comenzando su avanzar cojo hasta el elfo que no dudo en apoyarla en su andar, siendo seguidos por el extrañamente silencioso Vipmon.

Su plan inicial, si bien apresurado y poco organizado, había conllevado a tomar los dos caballos, que habían logrado conseguir para su escape, y regresar a la ciudadela en búsqueda de los dos infantes, no descartando la búsqueda de algún otro sobreviviente que hubiera logrado presenciar el verdadero final de todo.

La pareja, guiando un caballo de veloz trote, fue seguida de cerca por el varón solitario que se aferraba con fuerza a las riendas de su propio caballo, dominado por sus propios pensamientos de confusión, temor y preocupación.

Cerca de lo que alguna vez fue uno de los arcos de ingreso, notoriamente dañado por la catástrofe dentro de la ciudadela, los caballos relincharon con agresividad, mostrándose inquietos y desesperados, similar al estado de alerta que el elfo había adoptado advirtiendo de conservar un silencio para apreciar con mayor detenimiento los bajos sonidos del entorno.

Son lamentos —Anunció, con voz cautelosa, el elfo, bajando del caballo aun inquieto, luchando por encontrar el origen del sonido.

Los ojos de Vipmon se abrieron con fuerza al reconocer aquellos sonidos, idénticos a los que habían perforado dentro de su mente al momento del ataque en contra de la gran barrera de protección que había ayudado a crear.

Inconsciente de sus propios actos, bajó con rapidez de su propio caballo, causando el relinchar asustado del animal que emprendió veloz escape en dirección del arco de piedra.

Géraki fue sorprendido por el abrupto bloqueo de su boca por parte de las manos del otro varón, notando el intentó de Kia por recriminar aquel acto espontaneo hasta caer en silencio también, mostrando una expresión de sorpresa e incomodidad ante el desagradable chillido de dolor del caballo que había escapado antes, permitiendo a los tres divisar como el animal era tomado por un par de criaturas de brea para ser silenciado y destazado.

El caballo restante, alterado, había intentado relinchar ante el miedo, siendo velozmente silenciado por su jinete, quien continuará apreciando la desagradable escena con un incómodo sentido de familiaridad.

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