Onirkos

Capítulo 30: Arxesville

- Entonces eres un elfo -La animada voz de Lusyé se encargaba de quebrar el ocasional silencio que se instauraba dentro del grupo.

Con el pasar de los días, el distanciamiento fue disipándose, permitiendo a los integrantes del grupo animar un nuevo ambiente de acompañamiento donde las amenazas de muerte y daño se mantenían solo lo necesario, en conjunto a debates de decisión y la demoledora autoridad de Kia para ser la voz de control y mando.

El estado de Géraki había mejorado considerablemente, permitiéndole ya no depender de un apoyo para avanzar, siendo su estabilidad mental la que se encontrará ahora en duelo ante las provocaciones constantes de la Banshee, quien no dudara en tomar a su favor el sutil indicador de pesar dentro de la mente del elfo para provocarle y obtener dulce alimento, una tarea que demostró complicación ante el fuerte entrenamiento del hombre; doblegarle no resultaba tarea sencilla.

- Tener las orejas puntiagudas no es rasgo único de la raza élfica -Se defendió el aludido, buscando la manera de cubrir sus orejas con su cabellera, encontrando incomodidad en la abrupta excesiva confianza de la pequeña para invadir su espacio personal, así como en dirigirle la palabra cuando hace tan solo un par de días no detenía sus miradas de disgusto.

- No eres tan alto para considerarte un orco, ni grande o de piel verde para ser un ogro, mucho menos un duende, es deducción básica -Señaló el segundo infante, quien se encontrase también invadido por la curiosidad, no demorando en continuar el inesperado interrogatorio para obtener cualquier información que les fuera de utilidad.

Tal como lo dictaba el lema de su madre, conocer todo cuanto sea posible de enemigos y aliados, nunca descartando el riesgo en el cambio de roles entre ambos.

- Comprensible que busquen comparativa con lo que conocen -Fue complicado reconocer y aceptar que aquel par de pequeños eran considerablemente más astutos en comparativa a su edad y apariencia- Sin embargo, aún con las similitudes, es incorrecto catalogarme dentro de una de esas clasificaciones.

La expresión de confusión en el rostro de los hermanos fue indisimulable.
Suhail era casi tan alto como su padre, tenía las orejas puntiagudas y la piel clara y una figura esbelta, fácilmente podría confundirsele con un humano de no ser por sus orejas.

- ¿Eres un mestizo? -Lusyé retomo la palabra, considerando la posibilidad de que el hombre tuviera padres de diferente raza, tal y como ellos que compartían mayores rasgos humanos pero con los sentidos incrementados similar a los elfos.

- Soy un Arzival, no pertenezco a la clasificación de razas que ustedes conocen -Sus palabras, que lograron emocionar a la de coletas e intrigar a su hermano, no demoraron en atraer la atención de la mujer que lideraba el camino.

- ¿Y eso qué se supone que significa? -Su tono descontento y cansado fue notorio, lo primero por escuchar la facilidad de aparente habla que tenía con sus pequeños mientras que, con ella y sus "sesiones amigables de conversación", terminaba por vomitar y desfallecer. Lo segundo, sería solo el resultado de ya agobiante largo trayecto de viaje que llevaban, enfrentando el brusco cambio de temperatura mientras más se aproximaban a su destino.

- En estás tierras, se reconocen por su parentesco a los primarios, los Arzival nos reconocemos como hijos de Drexim, no permitiendo que los rasgos físicos sean impedimento para la vida en unión.

- Entonces si eres un elfo -Concluyo Ridtcher, conteniendo la risa ante el gesto de indignación de Suhail.

- Un elfo revolucionario, suena más interesante que decir la región -Se mofó la pequeña, actuando con inocencia ante el gesto de desapruebo de Géraki.

- Un elfo más al grupo -Murmuró Kia, regresando su atención al camino delante suya, encontrando ánimos para continuar al lograr divisar en la lejanía su destino.