Capítulo 19: Agur

13 3 0
                                    

Para descontento de algunos, debieron tomar la obligación de emprender viaje a temprana hora de la mañana, mostrando rostros y actitudes somnolientas que se encargaban de opacar por completo la emoción demostrado en la noche anterior; su único consuelo fue otorgar la posibilidad de extensión para el sueño y descanso a los dos pequeños que dormitaron con goce y plenitud sobre la espalda de la criatura abisal durante las ultimas horas hasta la aparición total de la luz del sol.

— Es extrañamente cómodo y reconfortante —Declaró, luego de un bostezo mal contenido, el pequeño Rydtcher mientras continuaba el tramo de viaje andando sobre sus propios pies, atento a la actitud extrañamente tranquila de su hermana.

— "Son de los pocos tripulantes que he tenido que no son complicados de mantener en su sitio" —El ya acostumbrado sonido de rasgadura de papel mostraría las crecidas habilidades de Zirisé para escribir sus pensamientos a través de fragmentos de papel que cortaba del pergamino que mantenía enrollado en su nuevo cinturón de cuero; una ventaja para mantener la comunicación cuando la Banshee se negaba a traducir sus signos.

— Debió ser extraño abandonar un lugar donde todo era hielo y agua para estar ahora cerca de una montaña de clima seco —Lamentó Arkan, rememorando las dificultades que Vipmon observo de la anterior abisal antes de la gran catástrofe.

— "Todo es extraño y aterrador, pero también interesante" —Un nuevo fragmento de papel llegó a manos de varón de apariencia adulta, quien observará la mirada apacible de la mujer de aletas.

— ¿Volverás pronto a tu pueblo? —La pregunta, de intensiones ocultas, expuesta por Rydtcher fue capaz de perturbar el ambiente de tranquilidad que habían logrado mantener, atrayendo finalmente la atención de la pequeña de coletas así como de los ojos blanquecinos que se mantenían ocultos en la sombra de la mujer más alta.

No negaría el hecho de haberse acostumbrado ya a aquel peculiar nuevo estilo de vida, viajando, conociendo y aprendiendo tantas cosas diferentes, agradables y tenebrosas, que la obligaron, incluso, a asimilar con mejores ojos el permanecer en su aspecto menos intimidante, resultando en el desarrollo de una nueva estrategia de combate en la que se valía de su fuerza y resistencia para manejar aquella sobresaliente hacha de doble mano que portaba con orgullo sobre su espalda.

Su mayor anhelo y motivante se mantenían en lograr recuperar aquella luz que le fue arrebatada, el primer ser en mostrarle compasión y determinación para explicarle los pilares del entendimiento de ese nuevo mundo, el iniciante que diera claridad a la mayoría de dudas que aquejaban su mente y aquellas de las que los suyos no lograron otorgar una respuesta satisfactoria.

Pensar sobre los suyos le permitía sorprenderse sobre todo el tiempo que había transcurrido ya desde la ultima oportunidad que tuvo de reunirse con ellos, la emoción por compartir con ellos lo que había aprendido resultaba incluso estimulante para continuar por un tiempo más, convertirse en las respuestas que la colmena tuviera era uno de sus nuevos objetivos.

— "Tal vez" —Una respuesta ambigua que reflejaba su sentir indeciso, ahora que había aprendido a sobrevivir a lo desconocido, el ser ella misma quien recuperará al Acracel resultaba mejor que solo esperar a su regreso.

— ¿Eso puede ser después de que conozcas a nuestros padres? —Intervino finalmente la pequeña de coletas, escapando de su propia tormenta mental— No van a creernos de que conocimos a una abismal, ¡Tienen que verte!

— Abisal —Corrigió Arkan, mostrando una pequeña sonrisa de gracia ante el gesto de molestia de la mujer de aletas ante el error, su tolerancia era considerable para realizar la aclaración, sin embargo, la pequeña había encontrado el placer de llamarla de aquellas formas que la molestaban.

OnirkosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora