Capítulo 42: Cenizas

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— ¿Qué fue lo que descubrió de tu futuro? —La mirada atenta y ansiosa del joven de cabellos cobalto era incontenible, su cuerpo tenso, cautivo de la expectación a lo que fuera escapar de los labios de la rubia que descendía con tranquilidad por las escaleras de marfil— ¡Tienes que contarnos!

La pequeña rubia, de rostro sonrosado mantenía la mirada baja, ocultando entre sus cortinas doradas su expresión, y con ello, toda posible revelación de lo que acongojaba su mente.

— No la agobies, no todos pueden asimilar con rapidez las palabras del gran Sabik —recriminó el de cabellera oscura conteniendo su propia ansia por conocer lo que la pequeña les pudiera revelar

— No puedes decir eso cuando tú también quieres saber, eres un hipócrita Suhail —se burló de nuevo el de cabellera cobalto, palmeando la espalda del aludido, regresando finalmente su atención a la rubia que se acercaba a ellos.

— Hola —murmuró la más baja tan pronto llegar, aún ocultando su rostro de los dos pequeños.

— No tienes que explicar nada Narfy, recuerda que las predicciones del Sabik son íntimas para cada persona, Shirko suele olvidar ese importante detalle —El pelinegro deducía que el actuar cabizbajo de la mujer era un augurio a malas noticias, creyéndose acertado en su deducción cuando el rostro lágrimante de la rubia los encaró

— El Sabik predice que seré quién traerá a Drexim a la nueva luz guía —Su rostro sonrojado por el llanto fue decorado con una brillante sonrisa y brillo de emoción en sus ojos— ¡Seré la guardiana del siguiente Sabik!

Ambos pequeños la miraron con gran asombro, siendo Shirko el primero en tomarla en brazos y levantarla con gran alegría en muestra de celebración; el ser más sabio la había destinado con la misión más noble e importante.

— ¡Significa que seremos amigos de la gran guardiana de Sabik! —vitoreó con misma emoción mientras hacía girar a su amiga, siendo ambos ignorantes de la expresión temerosa el pelinegro que les acompañaba.

*

— Por última vez, déjame estudiar con tranquilidad —Recriminó con gran hastío una joven adulta de cabellera rubia y brillantes ojos verdes en dirección al varón que continuaba distrayendole en sus ejercicios— Por los primarios, eres desesperante cuando Suhail no está cerca.

— Está en su predicción con el Sabik, además, pocas veces puedo estar contigo sin él sermoneandome —Explico el aludido cruzándose de brazos.

Desde pequeños, el trio se había mostrado como inseparables, siendo el tiempo el encargado de fortalecer esa unión y despertando en uno de ellos los sentimientos más dulces, íntimos y especiales para con la rubia, quien, no ajena a ellos, le había declarado ya no ser recíproca en el sentir.

La situación llevaba al único restante a mediar y evitar las incomodidades, siendo su presencia ahora una exigencia para evitar situaciones como la que enfrentaban.

La posible fuerte discusión entre ambos amigos fue interrumpida cuando la presencia del tercer integrante fue percibida, despertando la pesadez en los dos espectadores ante la indescifrable expresión del pelinegro.

— ¿Suhail? —llamó con preocupación la rubia, siendo ignorada por el mencionado, quien continuó su andar, alejándose de los dos jóvenes.

*

— Te lo digo, no puedo expresar como me encuentro ante todo esto —Shirko se mantenía caminando en círculos, jugueteando con sus manos ante la impaciencia, sus nervios no le permitían tomar un momento de calma para controlarse— Muero por derribar esa puerta y está ahí con ella.

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